Ésto es muy fuerte para mí, todo me recuerda a él. Todo se parece a él. ¿Por qué tuvo que ser él? Mi padre era el mejor de todos, ¿cómo pudo a verle pasado algo tan terrible?
Aún me cuesta aceptar la realidad, él ya no esta conmigo. ¡Ya no lo esta!
Me enfurece que yo sea la única que lo recuerde, mi hermano y mi madre siguen estando como si nada hubiese pasado. ¿Cómo pueden estar tan tranquilos?
Me encuentro en mi habitación, desde la muerte de mi padre no salgo de ella. Cada mañana salia con él a dar una vuelta, ¿pero ahora? Sólo me conservo en mi soledad. Han pasado cinco meses, pero para mí es como si hubiese sido ayer la última vez que lo vi.
"¿Vamos tienes que salir?" me repito.
—No puedo estar aquí encerrada, a mi papá no le hubiese gustado —como puedo me levanto y camino hacia el baño. Lavo mi cara y la seco con una pequeña toalla—. No quiero salir, no, nunca más quiero hacerlo —grito en voz baja, pero logra ser mas un susurro—. Papá te extraño... —y vuelvo a lo de siempre. A llorar.
La puerta se abre dejando a la vista la cabeza de mi hermano. Me mira y rápidamente se acerca a mí.
— ¿Otra vez llorando Lia? —Pregunta con voz entrecortada.
—No puedo evitarlo, Humberto no puedo hacerlo —me reprocho.
—Tarde o temprano podrás, tienes que salir adelante, tenemos que hacerlo. Estamos juntos en todo —me acaricia mi cabello rubio—. Mamá dijo que en la noche vendrá alguien... —dijo después de unos largos segundos.
— ¿Qué, quién? —Pregunto sorprendida.
—No lo sé, sólo me dijo eso, qué por cierto también nos dará una noticia... —frunzo el ceño—. No tengo ni la menor idea de que trate, Thalia.
Asiento y hago una mueca. ¿Qué podría ser? Solo ruego que no salga con cosas de que se irá de viaje. Odio cuando lo hace, papá también viajaba pero no se tardaba más de una semana en regresar, en cambio mi mamá llega dos semanas después, como si estuviese de vacaciones ella sola.
Abrazo a mi hermano y me aferro a él, Humberto es mayor que yo por cuatro años, él tiene 24 y yo 19 casi 20. Desde toda la vida él me ha cuidado y protegido. Siempre que papá y mamá salían de viaje juntos él se encargaba de cuidarme y darme todo para estar mejor. ¿Qué más podía pedir? Sí tengo al mejor hermano mayor de todos.
— ¿Quieres salir? ¿Ir por un helado? Vamos, no quiero que estés aquí siempre encerrada ahogándote en el dolor...
Pienso bien en que decirle, en cierta parte tiene razón, yo misma me he estado ahogando en mi dolor y eso hace que me quede sólo con la soledad... Que me acompaña.
Le sonrío para después decirle: Esta bien, esta bien. Sólo me ducho y vamos bro —le digo aun con la sonrisa en mi rosto.
Quizá salir con mi hermano pueda distraerme un momento, pasar tiempo con él es cool. Aunque de vez en cuando tenemos peleas por sus tontos celos sin sentido nos llevamos de maravilla, y es lo cuál también agradezco.
—Esta bien, estaré abajo esperándote hermana guapa —me guiña el ojo.
—Jaja, eres un tonto —le aviento un cojín.
