T r e i n t a y d o s

6.2K 971 107
                                    

No supe describir toda la rabia que sentí cuando me di cuenta de su condición

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No supe describir toda la rabia que sentí cuando me di cuenta de su condición. De inmediato lo levanté en brazos y me di cuenta de lo delgado que estaba debajo de toda aquella ropa de invierno. Un nudo se formó en mi garganta y me dirigí a la salida del lugar rumbo a su casa.

—¿Qué crees que haces, idiota? —me gritó mi jefe que venía desde donde siempre miraba el televisor.

—¡Qué no ve que está herido! —exclamé cuando me di vuelta para enfrentarlo. Sus ojos se posaron en Ariel que estaba inconsciente.

—Deja a ese maldito marica en su casa y ven de nuevo, tal vez el vejete que lo mantiene le propinó una buena paliza de nuevo.

—¿De qué mierda estás hablando? —le pregunté confuso e irritado por su actitud.

—¿En qué mundo vives? Todo el barrio sabe que le vende el culo a aquel viejo a cambio de que lo mantenga. Asqueroso. Se merece todo lo que le pase.

No pude creer lo que me estaba diciendo, ¿todo el mundo sabía que aquel hombre lo maltrataba y nadie hizo nada? Solo estuve aquí hace unos meses por eso no estaba enterado, pero no hubiera dejado las cosas así, independientemente de la relación que tenga con aquel sujeto.

—Me importa poco o nada lo que digas. No lo dejaré solo.

Ante los gritos y amenazadas de mi jefe, salí rápidamente hasta la casa de Ariel.

Tú, un grito silenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora