Me terminé el cómic en un abrir y cerrar de ojos el día anterior, me sorprendió lo que Ariel hizo por mí, debió haber notado lo aburrido que era estar todos los días atrás del mostrador en un lugar que casi no venía nadie. O a lo mejor lo hizo por la culpa de haberme ignorado la vez pasada. De todos modos, eso demostraba que no era tan insensible como pensaba. Pero había algo que me tenía inquieto el día de hoy.
El hombre mayor vino a visitarlo y aún no había salido.
Lo había visto venir en un coche ni tan viejo ni tan nuevo. Lucía un traje impecable y subió junto al chico. Sabía que vino a verlo porque, bueno, siempre está con él. Y también porque lo había visto en el balcón de su departamento más tarde y no estaba de buen humor que digamos, es más, parecía que estaba gritando algo que no llegué a oír debido a la distancia.
Ahora, fijé mi vista nuevamente hacia el edificio, movido por la curiosidad. El hombre salió por el portón principal en la calle, fue rumbo a su auto y salió disparado del lugar.
En todo este tiempo no vi a Ariel.
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Tú, un grito silencioso
Short StoryLo veía venir siempre con los hombros hundidos, la cabeza agachada y con vestimenta excesiva para el clima caluroso. Sin embargo, había algo que llamaba aún más mi atención y era aquella mirada gélida que parecía gritar auxilio. ¿Qué podría esconder...