Schizophrenic Obsession © (Trilogía Obsession #1)

The Pieces of the Game Change

"Pero bajo los pesados túmulos de pisoteada arcilla

yacen cuerpos de vampiros pletóricos de sangre;

sus mortajas están ensangrentadas y sus labios, húmedos."

W.B. Yeats, Aceite y sangre.

Lo miro de soslayo, pensando en lo estúpida que había sido por aceptar.

Ariana. Cuidado, ten mucho cuidado. Ariana.

Susurraban todas lo mismo. Una y otra vez, ametrallándome los sentidos auditivos. Hago fuerza para escuchar las palabras del estúpido psicólogo, que habla como si fuera más importante que yo, moviendo la fina hendidura que tiene como labios.

-Bueno, primera afirmación: -se acerca en el asiento y me mira entrecerrando los ojos, como si se concentrara-. Eres atea -dice sonriendo, como si hubiera ganado.

Le sonrío de lado y muestro mi colmillo derecho.

-Falso.

El hombre me mira con sorpresa, como pensando en qué se habría equivocado. Lo entiendo. Una metalera, casi satánica, no podría jamás tener una religión, excepto el ateísmo, que es prácticamente una religión.

-Bueno, me has dejado un poco extraño. Te toca preguntar, ya que me he equivocado.

- ¿Fuiste modelo? -pregunto sin siquiera pensar en lo que mis labios soltaban.

-Sí, lo fui. Era muy popular entre mis compañeros y por eso decidí serlo. Aunque, tuve que irme de aquel ámbito... -La voz se le va apagando y siento que hay algo detrás de su huida del "espectáculo" que realmente me interesaría saber.

Haz que se equivoque. Confunde su mente.

Asiento levemente, sólo para que ellas comprendan que las escuché y que haría lo que ellas me mandaban, como siempre.

-Bueno... Supongo que no me dirás de qué religión eres. -Le niego y él asiente, suspirando. Jamás le diría que soy budista, es algo que yo me guardo para mí misma, como a ellas-. Te gustan los chicos -dice sonriendo, pensando que sería lo más obvio.

Le niego con la cabeza. Ser bisexual no es solamente que te gusten los hombres, por lo que se ha equivocado.

He confundido su inestable mente y ahora me mira con miedo y desconcierto. Su jueguito no funcionará conmigo mucho más tiempo. Sonrío de lado.

Sigue así, Ariana. Sigue confundiendo su mente. Sigue matándolo de a poco.

-Su ida del espectáculo... ha tenido algo que ver con su presente oficio, ¿cierto? -pregunto con la vista clavada en sus ojos claros.

Se remueve en el asiento y mira la hora con la vista perdida, casi queriendo que no me dé cuenta lo perdido que estaba y lo nervioso que se encontraba ante tales palabras.

-Algo -es lo único que se limita a responder.

-Cuénteme, creo que merezco saber. Usted está al tanto de todo en mi vida creo -le digo mientras me acomodo en el sofá que estoy sentada.

Mira nervioso de un lado a otro, sin poder ocultar realmente los sentimientos y pensamientos que invaden de terror su rostro y expresiones del cuerpo.

Mueve las manos y juguetea con ellas.

Mira de un lado hacia otro.

Le suda el cuello.

Se inclina hacia delante en busca de ayuda.