Schizophrenic Obsession © (Trilogía Obsession #1)

Sequestration

"Arrójame profundo en mi sentimiento,

Apaga mis sentidos, déjame sorda y ciega,

Arrastrada por la tempestad de tu amor

Soy una hoja en la premura del viento."

Sarah Teasdale, No soy Tuya.

Ya estábamos dentro, luego de que un enorme hombre calvo con cara de pocos amigos nos tomara las entradas y nos dejara entrar. Yo entré junto a Derek, luego de que Jamie se adelantara ya que había encontrado a un amigo de su padre y se había terminado yendo con él, luego de realizar un amago de besarme, que corrí el rostro. Él estaba allí ya que la banda de su padre sería una banda "invitada". Yo creo que lo hacían más que nada para llenar los lugares vacíos, para que el estadio con techo se llene, ya que la banda del padre de Jamie era mucho más famosa que la que íbamos a ver.

Jennifer y Mandy se encontraban adelante nuestro, muy juntas. Cuando estábamos haciendo la fila, muchas veces se miraban, se acomodaban entre ellas el cabello o una acomodaba el sostén de la otra. Esos simples hechos de deficiencia humana hacían que mi mente saliera de sus casillas, queriéndoles arrancar la yugular con mis uñas. Pero me tranquilicé, pensando en cómo torturarlas, imaginando en mi mente sus cuerpos magullados, sus rostros golpeados y ensangrentados, pidiéndome por favor que las matara.

Observaba a Derek por el rabillo del ojo, él me escrutaba con la mirada. Quisiera haber podido revisarle la mente para ver en qué estaba pensando cuando me observaba de esa manera, seguro estaba pensando en Jamie.

Estábamos acomodándonos en el lugar donde nos tocaba, justo en la segunda fila. En la primera se encontraba Jamie y las hermanastras feas de Cenicienta, que estaban rodeándolo con sus uñas de gato afiladas. Fui hacia él, con Derek pisándome los talones, encaminándome para salvarlo, aunque no me interesase, realmente quería tener una excusa para golpear en el rostro a las damas. Pero, justo cuando estaba por llegar de entre la gente hacia ellos, alguien me tomó del brazo. Al darme vuelta, vi a Derek, mirándome con los ojos iluminados solamente con las luces del escenario, en el que aún no se encontraba nadie.

–Ar, ¿Qué tienes con ése? –preguntó mientras señalaba a Jamie con el mentón.

Lo miré a Jamie, que estaba rodeado por las dos maltrechas, luego lo miré a él. Abrí la boca para decir algo, mientras la gente se colocaba entre nosotros y nos separaban, allí no había respeto por nada, menos que en un concierto de verdad. Shredded Humans hizo su presentación al escenario, por lo que la gente se amontonaba al frente cada vez más, empujándome contra las cadenas enormes que cortaban el paso. La gente gritaba en mis oídos, las voces estaban desesperadas, no soportaban mucho ruido y menos a la acumulación de gente. Las personas me golpeaban contra la cadena, que bailaba hipnóticamente de un lado hacia otro, golpeándome en las costillas con fuerza.

Ariana, debes salir de aquí. No te hace bien. No te hace bien. No te hace bien.

Seguían repitiendo eso, una y otra vez. Mi cabeza estaba a punto de partirse y no sabía qué hacer. La gente me empujaba, las cadenas me apretaban y me estaba doliendo demasiado. La música me tranquilizaba pero las voces de la gente me aturdían y me mareaban.

Tenía que irme de allí.

Miré a mi alrededor, no encontraba a Derek, con  quien había entrado y tendría que salir, ya que debería llevarlo hacia donde vivía. No se iba a ir caminando desde la otra punta de la ciudad.

Un hombre enorme con una barba grasienta se colocó a mis espaldas, me tomó del brazo derecho con fuerza, yo me quedé congelada en el lugar, no sabía qué estaba haciendo el hombre. Reaccioné justo en el momento en el que él me arrastraba hacia atrás, a la gente no le importó, era mejor para ellos... un lugar más cerca en el cual adorar a la banda. Con un fuerte y ágil movimiento de mi mano izquierda, lo golpeé en la nariz, haciéndola sangrar. La gente me amontonaba contra sus cuerpos, transpirados por el pogo que se estaba generando cada vez con mayor precisión y coordinación. El hombre de la barba grasienta se había ocultado hacia bastante entre la gente, al menos no volvería por mí. Pero, aun yo seguía perdida y debía encontrar a alguien.