Recital of love?

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"Decídnos, pues los oráculos aún deben ascender

Por aquellos que se agitan en sus tumbas,

Decídnos en dónde se encuentran las bellezas,

Y cuáles son sus intenciones;

Decídnos aquello que nuestra pena calla

Y nuestra esperanza alivia."

Edward Herbert of Cherbury, Elegía sobre la Tumba.

Me desperté un poco cansada, por suerte no había entrado nadie a mi habitación ya que me encontraba adolorida por haberme desmayado en el suelo, hundida en problemas que incluso sabía que estaban matándome en vida. No quise preocuparme por ese comportamiento físico, prefería omitirlo como todo en la vida. Me llamaron a gritos desde el piso de abajo, seguramente mi hermosa y delicada madrastra que la delataba su voz nasal de colegiala barata. Contesté que pronto bajaría, antes debía cambiarme y lavarme el rostro de dormida. Me coloqué una playera holgada y musculosa de color negro y unos jeans y unas convers del mismo color. Antes de colocarme la parte de abajo, pasé a mi cuarto de baño privado para ver qué tan mal estaba. Las ojeras ocupaban las tres cuartas partes de mi rostro, el agotamiento y la falta de buen suelo estaba afectándome.

Bajé las escaleras sin ánimo, luego de limpiar el desastre de mi habitación. Allí estaba Gwen sosteniendo entre las manos una falda de aproximadamente 5 cm. con una enorme sonrisa, donde mostraba sus afilados dientes de víbora.

– ¡Mira lo que te hice! –gritó feliz.

– ¿Una tanga? –pregunté al ver más de cerca lo diminuta que era la prenda.

–No, es tu uniforme. Lo remodelé –dijo eufórica.

Me quedé con los ojos muy abiertos, tratando de pensar en algo positivo.

Se van a ver, Ariana. Tienes que ocultarlas, tienes que hacer que no los vean. Porque si lo hacen, pronto estaremos todas encerradas en un hospital, te creerán demente. Pero tú eres la que siempre tienes razón, no debes permanecer allí, tienes que ocultarlos... tienes que ocultarlos...

– ¿Qué mierda les has hecho a mi uniforme? –grité desesperada mientras le arrancaba la pequeña prenda de las garras.

–Ya te dije linda, me arruinaste la noche ayer –dijo, agarrándome con sus uñas postizas el mentón, mientras me las clavaba–. Todos ayer estuvieron prestándote más atención a ti que a mí.

–Yo no tenía la culpa –dije amenazadora.

–Sí mi vida, la tenías y la tienes. Por eso el castigo. Ahora quiero que todos te vean de arriba abajo, nena –contestó riéndose como una bruja mientras salía del comedor y se dirigía hacia la cocina moviendo las caderas.

–Juro que mataré a esa perra –prometí en voz baja. Todas mis voces asintieron y vitorearon mi decisión.

El día, luego de ese suceso bastante "hermoso", pasó bastante rápido. Me encerré en mi habitación para leer "Inferno" de Dan Brown, jamás hubiera sabido que terminaría así. Justo cuando terminé las últimas líneas del libro, llamaron a mi pieza. Salté de la cama, ya que había algunas manchas en el piso, que casi no se veían, que aún no había podido sacar ya que la sangre se había secado y endurecido. Abrí la puerta rápidamente y me encontré con los ojos de Jamie mirándome fijamente.

–Hola... –dijo susurrando. Estaba vestido con la misma remera que la última vez que lo vi, pero tenía unos zapatos bastante altos y con tachas.

Schizophrenic Obsession © (Trilogía Obsession #1)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang