18. Maldita pregunta

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Ya en el autobús le envío un mensaje a James "Ya estoy en el autobús, en 20 min estoy allí", me responde con un "ok" y me guardo el móvil en el bolsillo. Miro por la ventanilla y veo la ciudad pasar, inmediatamente me acuerdo de cuando monté en moto con James, la sensación de felicidad que sentí es indescriptible.

Cuando me doy cuenta ya he llegado a mi parada y me bajo rápidamente antes de que se cierren las puertas. Camino en dirección a la casa de James ensimismada en mis pensamientos, en las mismas dudas, ¿Cómo puede ser que hace poco más de una semana mi mayor preocupación fuera un examen de sociales?

Suspiro y miro mis pies mientras le doy patadas a una piedrecilla de la acera cuando noto que me agarran la cintura por detrás y me levantan del suelo. Grito e intento pegarle puñetazos a mi atracador/secuestrador/violador para librarme de el.

- Ann, Ann, para que soy yo- oigo que dice mi atacante y paro de la sorpresa ¿Cómo sabe mi nombre?

El asaltador me baja y me doy la vuelta (todavía en guardia) para verlo. Pero es James, ya decía que me sonaba su voz... Le veo sobándose la espinilla (donde le he dado una patada) con cara dolorida y le pego un puñetazo en el hombro.

- Auch- se queja- ¿Y eso a qué viene?- me pregunta confundido.

- Viene a que aprendas a no pegarme sustos por la calle, cuando está oscureciendo y apenas hay nadie- le reprocho enfadada- pensaba que eras un asesino o algo- me defiendo por los (muchos) golpes que le he dado.

- Vale, lo siento- me dice suspirando.

- Disculpas aceptadas- le respondo con una sonrisa- Iba para tu casa, ¿Por qué has venido a buscarme?

- Pues, porque al final mis padres no han salido y si llegas te bombardearán a preguntas y no llegaremos a tiempo al ensayo- dice sin dejar de sobarse la espinilla, a lo mejor me he pasado un poco.

- Ah, vale- le respondo- Hey, ¿Estás bien?- le pregunto sintiéndome culpable.

- Si, si- finge una sonrisa y se levanta- venga vamos.

Me coge de la mano y tira de mi (qué manía tienen con hacer eso, se andar solita ¿sabéis?). Vamos hacia la moto de James y se pone a desencadenarla.

- Oh no- le digo negando con la cabeza- no tienes carnet, esta vez no me subo de nuevo.

Él sólo rueda los ojos y termina de guardar la cadena y sacar los dos cascos.

- No no va a pasar nada- me asegura, pero no cuela.

- No, es una máquina mortal de dos ruedas y tu ni siquiera tienes edad para conducirla.

- Venga, no quedan ni tres semanas para mi cumpleaños, vamos Ann- me dice haciendo un puchero- prometo conducir con mucho cuidado- me asegura.

Suspiro, de todas maneras va a acabar convenciéndome tarde o temprano. Y la otra vez condujo bastante bien y no hubo problema, así me decido por encerrar al lado responsable de mi cabeza en una caja y cojo el casco que me ofrece con cara de pocos amigos (no voy a actuar tampoco como una simpatizante de la muerte, aunque suene exagerado).

- Genial- se acerca y me da un beso en la mejilla para depués ponerse el casco y subir.

Con las mejillas rojas me pongo rápidamente el casco para ocultarlas me subo detrás de él abrazándolo por la espalda fuertemente.

Arranca la moto y volamos por la ciudad, haciendo caso omiso a su promesa de conducir con cuidado. Pero, al igual que la vez anterior todo deja de importarme y sólo puedo centrarme en las luces de la ciudad, en nosotros atravesando la brisa de la noche y el calor corporal de James al que me aferro abrazándolo fuertemente.

Imposible olvidarte ©Onde histórias criam vida. Descubra agora