4. Dame un beso

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Durante estos dos años (bueno más de dos años ya que estábamos casi a final de curso) no había podido olvidarme de él. Estaba en mi cabeza, y no había semana que no pensara en él. Nuestros padres no volvieron a quedar, ¿las razones? ni idea. Y mira que yo más de una vez le mandé indirectas, bastante directas de volver a quedar. Pero nada, sin resultado.

Y ahora estaba aquí, enfrente mía. Riendo. Estaba muy cambiado. Más alto, más en forma, más guapo... Pero con los mismos rulos y los mismos ojos, esos ojos que no me quitaron la vista de encima hasta que el coche giró. Estaba aquí, estaba aquí... ¡Estaba aquí! Llevaba tanto tiempo esperando este día... Pero no sabía que decirle, ni siquiera sabía si acercarme, es decir, lo más probable es que me haya olvidado después de dos años. Creo que si existiera un medidor de indecisión ya habría explotado por mi culpa, pues no sabía que hacer.

Entonces como por arte de magia (o porque llevaba como 5 minutos mirándolo fijamente, decidiendo que hacer) se dió la vuelta y fijó su mirada en mí, me miró de arriba a abajo y abrió los ojos con una mirada de ¿reconocimiento? No, no creo. Rápidamente se dió la vuelta le dijo algo a los que supuse que eran sus amigos, se levantó y caminó hacia donde estaba yo. Espera un momento, ¿¡venía hacia aquí!? Mierda, y encima a todo esto yo llevaba todo el rato de pie, quieta sin mover ni un músculo y sin quitarle los ojos de encima.

Se estaba acercando, cada vez más, y más. Santa mierda ¿que hago? Entonces como soy imbécil y cuando me entra pánico no uso el cerebro, me di la vuelta y empecé a andar rápido. Vale, si, soy tonta. Es decir, el destino (en el que no creo, por cierto) hace que me encuentre con el chico que no puedo sacar de mi cabeza, no se por qué y ¿qué hago yo? Darme la vuelta y huir. De verdad deberían darme un premio a la reacción más imbécil del año.

Mientras pensaba todo esto, no paraba de andar deseando que no me siguiera, porque ya había quedado bastante mal como para encima tener que hablar con él y explicarle por qué estaba mirándolo fijamente y por qué he huido cuando se ha levantado.

Pero como parece que el destino (en el que sigo sin creer) me odia, ¡Yo también te odio destino! (vale, a lo mejor si que creo un poco en el destino) noté que me tocaron el hombro, me di la vuelta deseando que fuera Matt con sus tonterías y me encontré con esos ojos, que parecían poder ver dentro de mí. Me quedé estática en el sitio mirándolo, seguro que piensa que soy imbécil.

- Hola- me dijo con la voz un poco rara, espera, ¡estaba borracho!

- Ho-hola- dije tartamudeando un poco.

- Ann, ¿eres tu?- me preguntó.

Abrí los ojos como si no pudiera creer lo que escuchaba, se acordaba de mi, ¡se acordaba de mi! Triple salto mortal en mi mente.

- Si, soy yo- le respondí.

Entonces si todo esto no estaba siendo lo suficientemente raro, me abrazó. Me quedé un poco indecisa durante unos segundos, pero al final me decidí por abrazarlo yo también.

- Te he estado esperando- me susurró muy cerca del oído, provocando un revuelo de mariposas en mi estómago.

- Y yo a ti Derek- le dije.

Nos quedamos así un rato hasta que me dí cuenta de que debía volver a casa o mis padres se preocuparían.

- Derek, ¿quién te ha traído?- le pregunté.

- H-he, venido en aut-to-buss- me contestó, estaba muy borracho, tanto que seguro que mañana ni se acordaba de todo esto.

- Ven, te llevaré a la parada- le dije, no podía dejarlo sólo a su suerte.

Cruzamos el puente y nos dirigimos, más bien le dirigí, hacia las paradas de los autobuses que pasan por los pueblos. Busqué en el cartel de la parada los recorridos hasta que encontré el que le llevaría a su pueblo y me senté con él a esperar al autobús.

- ¿Has traído bonobus?- le pregunté.

- Si, mira, es rojo- me dijo enseñándomelo.

- Bien- le contesté- una vez que llegues, ¿podrás llegar a tu casa tu solo?- le pregunté.

- Supongo- me contesto- tiene forma de casa, seguro que la encuentro.

No muy conforme con su respuesta le cogí el móvil y busqué entre sus contactos hasta que encontré el nombre de su hermano. Tras dos bips, me contestó, le conté lo que pasaba y me dijo que él lo esperaría en la parada. Antes de dejarle el móvil en el bolsillo aproveche y le dejé mi numero y me mandé un mensaje a mi misma, así mañana podría comprobar si llegó bien.

- Derek, ¡Derek no te puedes quedar dormido!- le dije mientras lo zarandeaba al ver que cerraba los ojos.

- Ann, dame un beso- me contestó, a lo que no sabía muy bien que decirle.

Miré sus labios, tan suaves y sonrosados, no, aparté rápidamente la mirada de sus labios y lo miré a los ojos.

- Derek si te beso, mañana ni siquiera lo recordarás- le dije.

- Te prometo que me acordaré- dijo tambaleándose un poco- me es imposible olvidarte- a mi también, pensé.

Entonces, no sé si fueron sus palabras o que en verdad me moría por besarlo o que estaba segura de que mañana no se acordaría de nada, pero me acerqué a el y lo besé. Sus labios , tan suaves y cálidos me devolvieron el beso. Y entonces me olvidé de todo, sólo podía centrarme en sus labios sobre los míos, en las mil mariposas que cobraban vida en mi estómago y en esa corriente eléctrica que sentía por mis venas.

No se cuanto tiempo estuvimos así hasta que tuvimos que separarnos para tomar aire, ya que sentía que mis pulmones no aguantarían más. Entonces me fijé en el autobús que venía a lo lejos. Lo ayudé a levantarse y esperamos a que llegara. Se subió y me miró a los ojos. Y esta vez fui yo la que no le quitó la vista de encima al autobús hasta que giró.

~

Y esto es todo. ¿Creeis que Derek se acordará al día siguiente? ¿Si o no? Comenten y voten por favor. Mil besos aplastantes,

Ana.

Imposible olvidarte ©Where stories live. Discover now