-Todo estará bien, lo prometo- me aparté para poder mirarla-. Prometo llamar todos los días e ir a visitarlos de vez en cuando.

Me acaricio suavemente el hombro y sonrió.

-Con un mensaje es suficiente, tesoro, pero con un llamada me pondrás muy contenta.

-Entonces si voy a tener que llamarte todos los días, tía.

-Solo lo digo para no sonar muy problemática.

Por primera vez las dos pudimos reír de felicidad. Sentir eso fue en parte reconfortante, un ambiente de tristeza termina por ser agotador. Si tengo que llamar a mi tía mañana, tarde y noche para ponerla contenta, o para darle fuerzas, incluso cuando yo también estaba en malas condiciones y necesitaba de lo mismo, iba a hacerlo.

-Cariño, hazme un favor- dijo una vez que nos separamos- ¿podrías buscarme una caja vacía? Queda algo de ropa y ya llené la tenía.

-Seguro.

Al lado de la puerta de entrada había una. Cuando me agaché a recogerla mi vista se posó en la venta. En la casa de los Summers había un hombre barriendo la vereda pero noté que había estado mirando hacia aquí. Moví mi cabeza en dirección a la esquina de la calle y vi un viejo Fiat 147 sorpasso de color gris. Aunque estaba lejos podía ver a un hombre dentro de él y por la posición en la que estaba parecía que dormía. Ya había visto a estos sujetos y a ese auto, me han estado siguiendo para todas partes desde el funeral. Su trabajo parece ser vigilarme porque si quisieran hacerme algo ya habrían actuado.

Vi hacia el sujeto frente a mí y volví a descubrirlo observándome. Antes de que pudiera esquivarme como antes levanté el dedo medio de mi mano con una sonrisa sarcástica en mi rostro. El hombre se mostró molesto e indignado pero se movió del sitio y no me molesté en seguirlo con la mirada.

Sacudí la cabeza levantando la caja del suelo. Si la vieja bruja, histérica, que tengo de vecina pretende mantenerme vigilada al menos pudo haber contratado a alguien que no fuera tan inútil como ellos dos.

...

Mi tía se fue la mañana siguiente y se llevó consigo la ropa de mis padres. Yo iba a irme al otro día, todavía tenía que terminar de empacar algunas cosas y saludar a mis amigas antes de marchar.

Kida regresaba a la Universidad esa tarde así que decidimos almorzar en una pizzería. Fue gracioso verla disfrutando de la comida, según ella no había comido un manjar tan exquisito desde que se marchó. Se devoró dos pizzas sin sentir vergüenza mientras que las demás y yo compartimos otra.

Aún no estoy recuperada del accidente de mis padres pero, como Kida dijo, llorar solo iba a traerme más angustia y sé que después de hoy voy a pasar por situaciones difíciles. Así que este momento con ellas me sirve para traer algo de felicidad.

Al final de la comida mi bbf  y yo nos quedamos conversando. Ya tenía conocimiento de cual eran mis planes igual que mis otras dos amigas pero necesitaba contarle otras cosas. Si confió en las otras chicas, pero esto es algo que solo le puedo pedir a ella siendo la más cercana a mí. Mientras hablaba estuve a punto de quebrarme y llorar pero me obligué a permanecer fuerte. Antes de dejarla decir algo, apoyé una cajita cuadrada envuelta en papel de regalo y la deslicé sobre la mesa para ponerla en sus manos.

-¿Y esto?- preguntó con curiosidad.

-Ábrelo.

Lentamente hizo lo que le dije y se encontró con unas llaves unidas al llavero de una estrella color negra.

-Sé que esto es mucho para ti pero...voy a necesitar tu ayuda.

Ella suspiró prolongadamente y se quedó examinando las llaves mientras se movían entre sus dedos.

Tu amor, mi dolor (CAMREN ADAPTACIÓN)Where stories live. Discover now