Capítulo 30 (EDITADO)

10.1K 485 25
                                    

Patrick.

Dinamarca nos ha hospedado increíblemente bien. Y después de un mes, estabamos de regreso a casa. Hace tres días habíamos llegado.
Copehnague era hermoso e increíble. También podía decir lo mismo sobre el trabajo. Todos en la compañía me trataban bien, incluso a veces, debía llevar a Garret, ya que no tenía con quien dejarlo y lo consienten tanto. Siempre lleno de regalos. Es un niño muy querido.

Garret es un bebé demasiado alegre. Nunca había visto a un bebé sonriendo a todas horas; riendose a carcajadas.

Era 30 de Abril. El primer cumpleaños de mi nene.

Estaba emocionado. Quería hacerle una gran fiesta, pero por obvias razones, no se pudo. Así que, su abuelo se encargó de ciertas cosas ya que quería consentir a su nieto.

Durante estos meses he visto cambios en Garret los cuales me hacen sentir muy orgulloso. Por ejemplo, ya sabe caminar. Justo hace dos días dio sus primeros pasos. Me emocioné mucho al igual que su abuelo.

*Flashback*

—¿Qué tal si agarro su mano y cuando tome confianza lo suelto?

—Intentemoslo. —Dijo mi suegro.

Y eso hice.

Agarré la mano de Garret y empezó a caminar riendo. De igual manera reía al ver cómo está  creciendo mi pequeñín. De repente, dejé de agarrarlo y él continúo caminando, ni siquiera se dio cuenta de que lo había soltado. Segundos después lo notó y su rostro pasó de estar feliz a angustiado. Fui hacia él.

Empezó a llorar.

—Garret. —Lo levanté en el aire con mis brazos poniendo mi rostro en mi pancita, provocando cosquillas. Rápidamente las carcajadas regresaron. —¡Ya sabes caminar! Ese es mi campeón —Le hice cosquillas en su pequeño cuello. Continuó riendo. —Estoy muy orgulloso de ti. ¿Cuándo aprenderás a hablar?

Nuevamente río. Amaba verlo reír. Era una de las maravillas que había en mi mundo. Él era mi mundo y lo seguiría siendo por el resto de mi vida.

—¿Este niño nunca se cansa de reír? —Mi suegro sonrío.

—No lo creo.

*Fin del Flashback*

Sus dientes han salido cada vez más. También está más pesado y grande. Su cabello empieza a notarse poco a poco. Y sus ojos, bueno, siguen siendo espectaculares; ahora son más grises.

Estaba emocionado. No me cansaré de repetirlo. Nada ni nadie podría hacerme cambiar de parecer.

Debo admitir que pensé que Amy estaría en casa de su padre, pero no fue así. Ni siquiera señales de vida ha dado. Cuando nos fuimos dijo que le mandaría cartas a Garret cada día. Hasta la fecha no he recibido ni la primera. Es triste ver que no hay hechos y sólo son palabras. No cumple sus promesas.

Fui a bañarlo. Por cierto, a Garret le encanta el agua. Es de esos pocos bebés que aman bañarse. Estoy cien por ciento seguro que si por él fuera, dormiría ahí mismo; en su bañera. Podría crear una especie de ciudad ahí dentro.

Después de cambiarlo lo dejé en la cama jugando con su león de peluche mientras yo arreglaba un poco las cosas que había sacado de la maleta. Terminé y vi que estaba boca abajo golpeando su cabeza contra la cama repetitivamente.

—¡Garret! ¿Cómo te giraste? —Dije sonriendo. —Mi pequeño, lograste girarte. Ahora sabes hacer otra cosa más. —Lo cargué. —Ay no puede ser. —Volví a dejarlo en la cama y saque nuevamente todo para cambiar su pañal. Se había hecho del baño. Por suerte, nunca he manchado las sábanas con sus desechos. Supongo que mi suegro fue de mucha ayuda. —Te acabo de bañar. ¿Por qué te hiciste del baño tan rápido? —Garret me miró y sonrío. Se veía tan tierno. Lo alcé y fuimos al comedor, en donde se encontraba su abuelo.

El pequeño GarretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora