Capítulo 27 (Maratón 3/3) (EDITADO)

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—Volver a casa siempre será una de las mejores sensaciones, ¿no crees? —Dijo mi suegro mientras caminábamos por las calles en pleno otoño. Las hojas eran completamente rojas y una que otro naranja o café. Me gustaba esta estación.

—En realidad, creo que no del todo. Si la ciudad te trae buenos recuerdos, será bueno regresar, pero si te trae malos recuerdos sentirás cierta incomodidad estando ahí.

—¿Y tú? ¿cómo te sientes?

Miré a Garret, quien iba en silencio en mis brazos. —De las dos maneras. Me trae buenos recuerdos, pero a la vez malos.

—¿Por qué?

—No es necesario recordarlos en lo absoluto, al menos han quedado en el pasado y lo que importa ahora es el presente.

—Así te quería escuchar hablar. —Sonreí.

Nos detuvimos en una banca a admirar el bello atardecer. Me gustaban los atardeceres. Tenían esa chispa que le daba color a todo en ese instante.

—¿Se molestaría si regresa a casa solo? Debo hacer unas cosas antes de marcharnos.

—Por supuesto que no, ve. ¿Quieres que me lleve al niño?

—No. Lo cuidaré yo. Váyase tranquilo.

—De acuerdo. Nos vemos allá entonces.

—Está bien.

Después de ver que mi suegro se alejaba empezamos a caminar hasta mi antigua casa. Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta prendiendo la luz de la sala. Garret empezó a aplaudir. Creo que le gustaba el lugar. Me dirigí a la que era mi habitación. Todo estaba intacto tal y como la última vez que estuve aquí, cada cosa en su lugar.

Agarré mi maleta grande y toda mi ropa la metí en ella, incluyendo ropa que le había comprado a Garret hace ya algo de tiempo, pero que jamás se había puesto. Espero que aún le quede.

Mi celular sonó. Era Alejandra.

—Hola Ale. —Contesté dejando a Garret en la cama junto a un juguete.

—¡Patrick! Que alegría escuchar nuevamente tu voz. ¿Cómo está todo por allá?

—Todo es bueno. Es como si nada hubiera cambiado.

—Me alegra escuchar eso. —Su voz sonó angustiada.

—¿Te encuentras bien? ¿Pasa algo?

—Mmm, pasa algo.

—Dime.

—Te lo digo mañana, esto no se puede decir por teléfono.

—Dímelo Ale, no podré dormir, por favor.

—Es sobre Amelie.

—¿Le pasó algo? ¿está bien? —Dije preocupándome un poco.

—Esta perfecta, pero ocurrió un percance. —Se quedó en silencio un momento. —¿Recuerdas que una vez me preguntaste por el padre de Amelie? Pues, él apareció ayer. Patrick, Jack quiere quitarme la custodia de mi hija.

—¿Jack? —Fruncí el ceño.

—Sí, él es de dónde tú eres. —Suspiró. Lograba escuchar su respiración agitada. —Hace cinco años tuvimos una relación, pero en una fiesta se emborrachó y abusó de mí. —Su voz se entrecortó. —Meses después supe que estaba embarazada. Él pudo rehacer su vida junto a otra chica, incluso se comprometieron, pero terminaron por una razón que desconozco y tiempo después nuevamente estuvieron comprometidos. Ahora están casados. No quiero que me quite a mi hija.

El pequeño GarretWhere stories live. Discover now