Capítulo 25 (Maratón 1/3) (EDITADO)

11.5K 544 3
                                    

Hoy era domingo. Mi día de descanso.
Mi suegro se quedó en casa con Garret ya que yo tengo algo importante que hacer.

Estacioné el coche y bajé.

Caminé hasta llegar a la puerta de la casa que tenía que visitar. Toqué la puerta y segundos después la abrieron.

—Hola Patrick, ¿cómo estás? Pasa, pasa.

—Muchas gracias. —Sonreí cerrando la puerta.

—Alejandra no está, tuvo que salir al trabajo. Sólo me dejó con Amelie. ¿Venías a buscarla?

—En realidad no. Vengo a hablar con usted.

—¿Conmigo? —Me miró sorprendida. Asentí. —¿En qué te puedo ayudar?

—Bueno... —Miré mis manos. —Necesito un consejo.

—Amo dar consejos. Dicen que soy buena en eso. —Rió sentándose en el sofá. Amelie estaba en el piso jugando con dos pelotas. —Espero que el que te vaya a dar te sirva. Pero haber, cuéntame, ¿qué es lo que pasa?

—Su pregunta me dejó pensando. Ale dijo que yo no quería venir aquí ayer. Pero en realidad era porque...—La miré. —porque no quiero salir lastimado nuevamente, ¿entiende? Alejandra es una persona muy linda y generosa. Es una dama con toda la extención de la palabra. Pero, no creo que sea un buen momento para empezar a verla con otros ojos.

—Bien. Dices que no te quieres comprometer a amar a alguien más porque tienes miedo. Eso es simple, hijo. Mira. —Me miró. —No te obligaré a que ames a mi hija porque nadie puede mandar ahí, en tu corazón. Ni siquiera tú. Pero si puedes diferenciar lo que te hace bien y lo que te hace mal. Quizás aún amas a Amy. Perfecto. Nadie puede olvidarse de alguien que fue especial en tu vida. Tú mismo lo has dicho. Pero si podemos dejarlo a un lado y seguir con nuestra vida. No podemos dejar de correr hacia la meta, ¿no crees? Entonces no lo hagas. No te estanques. Puedes empezar desde cero. Pero todo a su tiempo. Hazlo cuando te sientas listo, preparado. No te asfixies por una persona que no lo vale.

—Pero, es muy difícil.

—¿Y quién te dijo que era fácil?

Hice una mueca asimilando todo. —Tiene razón. Todo lo que dijo es verdad. —Miré a Amelie. Sonreí. —Tu abuela te podrá ayudar en cosas del amor, Amelie. Es muy buena dando consejos.

La señora río. —Sigue adelante hijo. Todo estará bien. Sólo debes aprender a tomar buenas desiciones.

—Muchas gracias, en verdad.

—No me agradezcas nada hijo. ¿Gustas algo de tomar?

—No. Ya me tengo que ir. —Me levanté. —Pero muchas gracias por todo.

—Eres bienvenido aquí. Así que regresa cuando quieras.

—Por supuesto. Gracias. Nos vemos. —Abrí la puerta encontrándome con Alejandra.

—Adiós. —Gritó la mamá de Ale.

—¿Patrick?

—Hola Ale. —Le sonreí.

—¿Qué haces aquí?

—Vine a dejarle a Amelie un juguete que Garret se llevó ayer. —Le sonreí.

—Oh. No lo noté.

—Sí, yo tampoco, hasta ayer. Debo irme, adiós.

—A-adiós. —Dijo frunciendo su ceño.

[...]

—Patrick, creo que deberíamos regresar.

—¿Para qué suegro? Nos haríamos daño, solamente. —Agaché mi rostro.

El pequeño GarretWhere stories live. Discover now