Capítulo 9

6.2K 698 24
                                    

Dedicaciones: PaolaGarza3 chinni28
kriiiss02 prince_btr Pastelito_2402


ψψψ

Mi corazón no deja de latir fuertemente, y temo que en algún momento se salga de mi caja torácica. Estoy congelada en mi lugar sin haber procesado aún lo que Carol acaba de preguntarme, todo en este instante parece que se ha detenido, que incluso había olvidado que mis padres están presentes escuchando nuestra conversación.

«¡Maldición, ella me vio

—La viste haciendo, ¿qué? —cuestiona la voz de Sebastián, con tono severo.

Cierro mis ojos con fuerza. Lo que me faltaba.

Un silencio tenso y pesado se instala en el ambiente. Yo no puedo moverme, no puedo decir nada e, incluso puedo casi jurar que tampoco respiro como se debe.

Estoy atrapada en un muro que poco a poco se va cerrando y va a asfixiarme. Una punzada se hace presente en mi cabeza y es entonces cuando me doy cuenta que estaba apretando mi mandíbula fuertemente que incluso el dolor llego a mi cabeza.

El silencio sigue incomodandome. ¿Acaso nadie hablará?

—¿Qué paso hace una semana? —es mamá la que rompe el silencio, toda la sangre deja de fluir en mi sistema y se drena en mis pies.

Alguien clava sus dedos en mi brazo izquierdo para luego jalar de el.

—Disculpanos, mamá. Pero hay algo que Elizabeth y yo tenemos que hablar —dicho eso, Carol hace que me levante de la silla y yo no pongo ninguna resistencia.

Comienza a guiarme escaleras arriba sin decir palabra alguna. No sé de que quiere hablar conmigo, y lo que más curiosidad me da; es si me vio saliendo de la casa o cuando llegue en el auto de Evan.

Quizás ambas, pero, de ser así, ¿Por qué no me ayudo cuando estuve a punto de ser violada? Eso hace que el enojo se esparza por todo mi sistema y, a la vez hace que quiera hecharme a llorar.

Entramos a un lugar porque la escucho abrir una puerta— para luego sentarme en una superficie blanda y acolchonada.

—¿Por qué saliste ese día a altas horas de la noche? —pregunta Carol de repente, y por un momento su pregunta me saca de balance.

—Me viste... —no es una pregunta, es una afirmación.

—¡Por supuesto que te vi, Elizabeth!

—¡Y si lo hiciste, ¿Por qué no me ayudaste?! —el indeseado nudo amenaza con aparecer en mi garganta.

—¿Ayudarte? —su voz es un susurro de desconcierto—. ¿Ayudarte a qué? —pregunta está vez con cautela.

Y, eso me hace cuestionarme si me vio saliendo o entrando a la casa. Guardo silencio mientras trato de acomodar los pensamientos y palabras en mi cabeza.

—¿Me viste saliendo o entrando? —pregunto, de repente.

—Escuche el motor de un auto estacionarse cerca de nuestra casa, entonces salí a ver y te vi a ti —dice—. Luego vi que Evan te ayudo a bajar del auto, pero no entendía nada hasta que te escuche decir: gracias por salvarme. Y, me di cuenta que algo había pasado —hace una pausa—. Así que quiero que me digas qué pasó y por qué saliste a esa hora.

Aunque no te pueda ver ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora