Capitulo 24

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*BABE ESTO VA PARA TI* YA TU SABE!!! 


Ha pasado una semana desde que Pablo se apareció en mi casa. No se como dio con mi nuevo numero, pero me ha estado llamando. La primera vez que llamo, conteste al numero sin registro, inmediatamente escuche su voz y corte la llamada. Estoy guardando mi material, cuando escucho que me llaman

—Dayana—es Coraline, sonriendo.

—Hola, muñeca—

—¿Quieres ir a casa a ver peliculas?—pregunta, sonrió. 

—Por supuesto, siempre y cuando tu Papá este de acuerdo—digo, tocando con mi dedo su nariz, y ella suelta una risita. La tomo de la mano y nos encaminamos a la salida del colegio. Sonrío, Cristian ya nos espera.

—Hola, señoritas— nos dice Cristian. Coraline y yo nos volteamos a ver y sonreímos.

—Papi, ¿Podemos ver peliculas hoy?, invite a Dayana, ¿ puede venir, verdad?—

—Claro que si— responde, sin soltar a Coraline, nos encaminamos al coche de Cristian y nos vamos. 

Al llegar a casa de Cristian, ayudo a Coraline con sus deberes, vemos películas y después de un rato, Coraline se queda dormida en mi regaso, la tomo en mi brazos y la llevo a su cama. Le doy un beso en la frente y salgo. 

—Creo que llamaré a un taxi—digo llegando a Cristian. Se acerca a mi.

—Puedes llevarte el coche, y lo recogeré en el colegio, no hay problema—

—Yo, no...—agacho la mirada—No he manejado un coche desde que paso el accidente—Cristian posa su mano en mi mejilla, y lo miro a los ojos.

—¿Hablaste ya con la psicóloga sobre eso?—

—No, aún no. No siento que esté lista aun, solo de pensar me dan nervios, no creo poder—

—Yo quiero ayudarte en eso, por favor, promete que hablarás con tu psicóloga sobre el tema—asiento. Me besa, se separa un poco de mi y sonreímos. Cristian llama al taxi por mi, el cual cinco minutos después llega. Nos besamos de nuevo para despedirnos, y subo al taxi. Entro a casa y voy directo a mi recamara, cambio mi ropa por una pijama, y me dejo caer en la cama. Tan solo pensar en mi manejando de nuevo, me da terror, ese es un día que jamás se borrara de mi memoria. 

Toda la semana, la psicóloga estuvo animándome a aceptar la ayuda de Cristian, me había negado pero ante la insistencia finalmente acepté. 

—Christian, de verdad, no creo que esto sea una buena idea —miro el auto con recelo, siento que mi cuerpo tiembla de pies a cabeza, mis pulmones se están cerrando y mi corazón late de manera desbocada.

—Dijiste que lo habías hablado con tu psicóloga.

—Lo hice, dijo que era una buena idea que lo intentara pero..., tengo miedo —me envuelve en sus brazos y dejo que lo haga, estos días me he dado cuenta de lo protegida que me siento en los brazos de Christian y esa sensación de paz hace que me sienta muy bien.

—Solo una vuelta, lo prometo —se aleja un poco para mirarme a los ojos y me sonríe—. Si lo logras te daré un premio —no puedo evitar reírme y asiento.

Suelto un suspiro pesado cuando se aleja y abre la puerta del conductor para mi. Hace más de dos años que no conduzco, desde el accidente donde perdí a Lili. Estar detrás del volante me aterra, no sé si voy a ser capaz de hacer esto pero Christian y mi Psicóloga dicen que ya debería intentarlo, hasta Yuli estuvo de acuerdo cuando se lo comenté. Pero tengo miedo.

Las piernas me tiemblan cuando camino hasta el auto y con el corazón a mil revoluciones por minuto me siento tras el volante, Christian cierra la puerta y se inclina en la ventana.

No soy la únicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora