Capitulo 16

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POV PABLO

Camino por la casa y en la sala me encuentro los tacones de Clarissa  y su chaqueta sobre el sofá, -suspiro- y camino hasta la cocina, el lavaplatos está hasta el borde de platos sucios, salgo de la cocina y camino hacia la recamara, donde encuentro a Clarissa, concentrada con su laptop y el celular.

—¿Dónde esta, teresa?—le pregunto.

—Le di el día libre—dice sin siquiera voltear a mirarme.

—¿Por qué?, ¿has visto el desastre que hay en la cocina?, de nuevo dejaste tus tacones y ropa regados por la casa— bufa.

—En un momento los levanto, Pablo— 

—Has dicho eso ya antes, y termine por levantar todo yo— digo desvistiéndome.

—Pablo, por favor, no empieces de nuevo—rueda los ojos.— por cierto, ¿ qué haces aquí tan temprano?.—

—Pensé que podríamos ir a cenar,  y después no se, a divertirnos un poco—digo acercándome a ella, tratando de besarla.

—Lo siento, tengo planes—dice, moviéndose al otro lado de la cama, se levanta y sale de la recamara. Me tumbo en la cama, y tapo mi cara con mis brazos. 

Después del divorcio, me enfoque en mi trabajo y mi relación con Clarissa, hace unos meses vino a vivir conmigo, al principio, todo iba perfectamente, pasábamos mucho tiempo juntos, teníamos sexo cada que nos venia en gana, salíamos a comer, íbamos de fiesta. Hace casi un mes que cambio todo, casi no esta en casa, se pasa el tiempo con sus amigas, incluso algunas veces llega tomada, e hizo que contratará a alguien para la limpieza. 

Clarissa se fue hace casi una hora, se fue diciendo solo que después regresaba, esto me esta cansando. Me levanto, y voy directo a tomar una ducha. Buscando en mi cajón de mi ropa interior, me topo con un pequeño estuche aterciopelado negro, lo tomo y lo abro. Un collar, con un dije de cristal azul en forma de corazón. Recuerdo que lo había comprado para Dayana. Siempre regresaba con algún obsequio, para que no sospechara nada. 

Dayana, es una mujer que le gusta tener todo en orden y reluciente, siempre tenia la comida hecha, siempre tratando de que yo tuviera todo a la mano, la casa aseada, todo en su lugar. cierro los ojos y lo cierro, lo guardo de nuevo en su lugar,  me dispongo a ponerme mi pijama y me voy a la cama.  

Siento que alguien esta tocándome el cuello, y abro los ojos con pereza, enfoco la vista. Clarissa pone su cara frente a la mia.

—Hola, flojito—dice besando mi cuello, y bajando a mi pecho. Sonrió.

—Regresaste pronto—digo. pasando mi mano por su cabello..

—Te necesito ahora mismo— dice jalando el pantalón de mi pijama. 

Se sube a sobre mi, y me besa de manera desesperada, sus labios saben a alcohol pero está más sobria que otras veces, tomo la orilla de su vestido y lo saco de un tirón sobre su cabeza, no lleva sujetador así que tomo sus pechos con mis manos, y ella jadea. Bajo mi mano acariciando su abdomen mientras meto mi lengua en su boca.

—me encantas —susurro pegado a sus labios antes de bajar por su barbilla y volver a sus labios.

Esta mujer me encanta, desde la primera vez, y aunque se que no debería hacerlo no puedo evitar compararla con Dayana, mis últimas veces con ella eran solo rutinarias un desahogo que no me complacía pero Clarissa es toda pasión. Nos giro y quedo sobre ella, de inmediato sus piernas rodean mi cintura, dejo besos por todo su cuello bajando hasta sus pechos, ella menea sus caderas para frotarse contra mi, el calor sube de inmediato, no hay mucho que pueda hacer ante su cuerpo, toda molestia queda olvidada cuando su mano me toca y da un ligero apretón, succiono sus pechos y mi mano baja hasta sus bragas las que deslizo por sus piernas. Solo unos minutos después me pierdo en ella, entro y salgo con lentitud.

—más... más rápido —sus uñas se clavan en mi espalda y comienzo a moverme más rápido, llenando mis oídos con sus gemidos.

Todo desaparece, solo somos ella y yo en el mundo. Hay muchas cosas de la convivencia que no están siendo fáciles de llevar pero no importa, en este momento nada de eso importa. Aumento el ritmo y siento que estoy a punto, ella también lo está, puedo sentirlo en como se cierra a mi alrededor, la beso con desesperación y ella gime derramando su esencia sobre mi, solo unos segundos después termino dentro de ella y me desplomo tratando de encontrar mi respiración.

Estaba descansando plácidamente viendo televisión, cuando escucho la puerta abrirse, me pongo de pie extrañado, Clarissa me dijo que iría a comer con sus amigas, y regresaría por la tarde. Antes de llegar a la entrada, veo a Yuli.

—¿Cómo diablos entraste?—pregunto frunciendo las cejas.

—Como crees, tarado, con la llave que me dio Dayana,— dice rodando los ojos.

—y, ¿qué quieres?, ya te llevaste todas las cosas que faltaban— digo cruzándome de brazos.

—Bueno, hermanito, ¿recuerdas que estabas insistiendo tanto en que conociera a tu linda noviesita?—la miro extrañado. 

—Si, pero como siempre, te niegas— 

—Bueno, pues ya no hace falta, por que, ¿adivina que?— pasando a mi lado.—Da la casualidad, que es la hija de mi jefe,— frunzo el ceño ante la revelación. —Yo de estúpida acepte ir a comer con ella, sin la mas mínima idea de que tu te metes con ella, lo peor de todo es que había quedado también con Dayana—dice con tono molesto.

—Bueno, eso debió de ser  incomodo— digo volteando a mirarla— ve el lado bueno, ya conoces a Clarissa, algún día ibas a conocerla—digo encogiéndome de hombros, y me fulmina con la mirada.

—Casi pierdo mi amistad con Dayana, pensó que le había tendido algún tipo de trampa—ruedo los ojos.

—Y,¿ pasaron linda tarde?—

—Eres un cabrón, ¡es mi mejor amiga!—grita.

—Y yo soy tu hermano, tienen que aceptarlo de una vez, Yuli. Clarissa  ya vive conmigo, vas a tener que decidir de que lado vas a estar.— 

—No voy a decidir entre mi mejor amiga y mi hermano, ¿por qué mierda hiciste esta estupidez?,-cierra los ojos- sabes que no me lo digas, ya no puedo hacer nada para evitar relacionarme con Clarissa, es la hija de mi jefe, y tiene pensado meterla en la empresa— abre los ojos y levanta la cabeza para mirar el techo— Dios, que hice para estar en este lió— baja la cabeza para mirarme—se que algún día te vas a arrepentir— 

—Ten por seguro que no—digo sonriendo. Se da  vuelta, y sale.

 Pasé la tarde viendo televisión, esperando que Clarissa regresara, a las 11 de la noche, me rendí a la espera, y me fui a acostar.

Estaba plácidamente dormido cuando escucho, voces, y el golpe de algo. Me levanto rápidamente, pensando que algún ladrón pudo haber entrado.Pero me quedo pasmado al ver, que no se trata de eso si no de Clarissa, y otra persona. 

 

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