Capitulo 18

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Estoy en la caminadora, observando a los chicos ejercitándose, con la esperanza de que alguno de ellos sea Abascal, pero para mi mala suerte no esta entre ellos, lo he visto varias veces pero el a mi no, y la verdad es que, me es imposible no hacerlo,ver esos brazos tensarse cada vez que levantas las pesas. Dios, es un Dios. Siento que alguien toca mi hombro, paro la caminadora, volteo , y casi me caigo al ver quien es.

—Hola,Señorita Duarte, ¿Cierto?— me quedo muda, «Recuerda mi apellido». Dios se ve tan guapo con ropa deportiva.—

—Yo..eh,...si,así es— digo sonriendo como boba.—Usted es él Lic. Abascal—Sonríe. 

—Cristian, llámame, Cristian—dice extendiendo su mano hacia mi.

—Entonces usted llámeme, Dayana — tomo su mano. Observo su barba, bajo la mirada a sus brazos, esos tatuajes me matan.

—Y, ¿como va todo?—pregunta, lo miro a los ojos.

—Bien, todo va muy bien—sonrío. 

—Me alegro mucho, se ve muy bien—dice mientras  baja la mirada hacia mis pechos, y después vuelve a mirarme a la cara. . Me sonrojo, y acomodo un mechón de cabello que sale de mi cola de caballo tras mi oreja sin dejar de mirarlo, y sonrío.

—Gracias— su sonrisa es tan linda.

—¿Tómo mi consejo sobre ir con algún psicólogo?—pregunta.

—Si, la verdad me ha ayudado bastante, no tenía mucha fe sobre ello antes, pero la verdad hoy me siento mucho mejor, gracias.— su sonrisa de agranda un poco más.

—Me alegro de verdad, bueno... un gusto volver a verla, Dayana, no estamos viendo— sonríe, y veo que se aleja.Dios, que trasero. De repente se para y mira hacia atrás dándose cuenta que lo estaba mirando, sonríe, y continua caminando. Parpadeo varias veces, y volteo a los lados para cerciorarme de que nadie me vio  babeando al ver a Cristian caminar. 

Después de mi tiempo en la caminadora, dedico a hacer sentadillas, y abdominales, ahora toca hacer pesas. Me acerco para tomar las que usaré, cuando trato de tomarla una mano choca con la mía. Levanto la mirada, y veo a Cristian con una sonrisa en los labios. Toma la pesa y me la ofrece, al tomarla siento el roce de su mano. 

En el momento en que piensa decir algo, alguien lo llama, y el se gira a ver a la persona que lo llama.

—Cristian, si no nos vamos ya, llegaremos tarde— dice una chica, de cabello castaño. La observo detalladamente, es la chica, que se llevo a la pequeña Coraline.«Debe ser su esposa».

—Me cambio de ropa, y nos vamos—dice volteando a verme, sonríe, guiña un ojo, y se va, con la chicas tras de el. Me entra el enojo al darme cuenta que estuvo coqueteando conmigo, a pesar de saber que su esposa estaba por aquí. 

—Todos son iguales— digo para mi misma. Molesta, voy directo a los baños para cambiarme de ropa, e irme. Saliendo del local, marco el numero de Yuli.

—Aquí, tu sexy mejor amiga, ¿en que te puedo ayudar?—río, al escucharla.

—No tienes remedio—le digo aun riendo— ¿vas a cenar hoy a mi casa?—pregunto.

—No, no tengo remedio, lidia con eso,—ríe—y, por supuesto que voy a cenar, ¿ya te había dicho que eres la mejor chef del mundo?—

—Solo por eso vas a visitarme, ¿verdad?, por que yo si se cocinar, y cocino delicioso— digo fingiendo enojo.

—Para que mentirte, la amistad se basa en hablar con la verdad,solo soy sincera—dice, y reímos la dos, pero dejo de reír cuando lo escucho decir mi nombre.

No soy la únicaWhere stories live. Discover now