Epílogo

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/Múnich, residencia particular/
/12 años después/

El mecánico sonido de las teclas de ordenador retumbaban por el salón, ese sonido era producido por nada más y nada menos que los dedos de Carlos, que se deslizaban a gran velocidad por el teclado, todos a dónde cada letra tenía que ir.

El chico estiró las manos, crujiendo algo sus dedos y cogió de su taza de café a medio acabar. La hora en el ordenador marcaba las 12, en total había escrito 30 páginas en la última hora. Si bien no era una cifra pequeña, sabía que tenía que darse más prisa si quería acabar el siguiente libro a final de mes, justo a tiempo para cobrar.

Apto seguido se puso las gafas para leer mejor en la pantalla lo que acababa de escribir.
Chasqueó sus dedos, todo parecía en orden.

El ruido de las llaves abriendo la puerta apareció, y el moreno giró la silla de su rincón, esperando a su esposo.

- Hola, cari. - Danny vino cargado de papeleo que dejó en la mesa principal de su salón, haciendo que la propia mesa retumbase.

- Hey, no me seas burro... - el moreno se levantó y cogió la mitad de los folios, dejándolos en su escritorio. - Aaasí mejor. ¿Son de la adopción?

- Los de los trámites, para ser más exactos. La leche... Esto nos va a llevar un buen rato... - el artista se sentó en el sofá y leyó un papel al azar.

- Quedamos en ir los dos, ¿por qué no me despertaste? - el moreno se sentó a su lado y le rodeó con su fuerte brazo.

- Si te digo la verdad, porque te veías muy mono y me daba cosilla despertarte. Además, siempre eres tú el que vas al centro y me daba corte no presentarme...

Carlos le sonrió y le besó su arqueada nariz.

- Que moni eres...

- ¿Y a tí, cómo te ha ido hoy?

- Bueno, bien, 30 páginas...

- ¡Eso es genial, ya llevas como, 5 capítulos más! Así te organizabas, ¿no?

- Me organizaba, lo has dicho. Ahora creo que voy a tener que aumentar las páginas por capítulos, no me convence para este libro. Además, tengo que acabarlo pronto, a ser posible para antes del mes... - Carlos se refregó la cabeza y suspiró.

- Cari, te estresas demasiado. Te están empezando a salir canas antes por eso... - dijo mientras le acarició la cresta. - Mira, no tienes por qué acabar el libro para final de mes, tómate tu tiempo y asegúrate de que está como tú quieres, como los dos que has escrito ya.

- Pero esto es diferente... Ahora que se supone que vamos a ser tres en casa, ¿de dónde esperas que saquemos dinero? ¿De tus cuadros? - el moreno replicó.

- Mis padres nos pueden dar un poco, ya sabes que no les importa...

- Estoy harto de pedirle dinero a mis suegros Danny, se van a pensar que lo único que hacemos es tocarnos los huevos a jornada completa... Esta casa ha sido nuestra ruina, desde luego... Pero tampoco podemos mudarnos, la vivienda aquí también es carísima, más que en Berlín..

- Siempre tan pesimista... 

Danny suspiró y se hundió más en el sofá, y Carlos trató de desestresarse para hablarle con algo más de tacto.

- No estoy así porque quiera, pero sé que si sigo a este ritmo lo tendré acabado para el 24 de este mes. Y tendremos ya el dinero de la editorial, a tiempo para ir comprándolo todo y prepararnos para la llegada del crío.

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