VI

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/Berlín, casa de Danny/
/Año presente/

Con algo de brusquedad, Carlos se levantó de la cama completamente empapado en sudor. Esto vino seguido de un ruido de queja por su parte. Odiaba despertarse sudado. Fuese lo que fuese que hubiese soñando la noche anterior, había sido algo intenso. Primero miró al reloj, viendo la hora en una fuerte luz de neón. 8:00.

Por desgracia, esto era sinónimo de no haber dormido una mierda. Aunque de nada podía quejarse ahora. Como si de un zombie se tratase, intentó valerse de la linterna de su móvil que estaba en la mesita para hacer su camino al cuarto de baño.
Al llegar, fue sorprendido por una chica que estaba mirándose al espejo con el maquillaje obviamente corrido, lo que provocó un pequeño grito.

- ¡Joder! ¡Cuidado con la puta linterna!

Esa voz ya le resultaba más familiar, era Kati, la desagradable hermana menor de Danny.

- Perdón, ¿por qué estas a oscuras?

- ¿Y a tí que? Dios, el tonto de mi hermano tiene unos colegas aún más tontos...

Kati se inclinó para verle más detenidamente e hizo una mueca de asombro.

- Wow, vaya Adonis que estás hecho... Y esos tatuajes... La madre...

Carlos levantó la ceja un poco.

- Gracias, ¿compensa esto que sea un colega tonto de tu hermano?

- Ugh, supongo... Por dios... - entre su mueca de enfado se ocultaba una de vergüenza.

- Anda, déjame pasar, voy a lavarme la cara.

Kati, con su expresión neutra de enfado se echó a un lado y Carlos dejó a un lado el móvil. Se lavó la cara con ganas y volvió a ver a la chica, que parecía mirarle más detenidamente.

- Oye, Carlos... Eres muy... Guapo.

- Mm, gracias. Estás siendo muy amable.

- Puedo ser amable... Sólo con la gente que me gusta... Como tú... - susurró algo subida de tono.

Carlos rió un poco y le acarició el hombro.

- Cielo, no te hagas ese tipo de ideas conmigo, juego para el otro equipo.

Kati se sonrojó por completo y refunfuñó.

- Joder... Que frustración. ¡Y yo que pensaba que podría sacar algo de mi hermano llevando a sus amigos a casa! ¡UGH, vete ya a dormir otra vez, hostia!

Carlos sonrió torcidamente y volvió al cuarto asignado. Por dios, ¿esta chica iba a dejar de ser tan deslenguada?
¿Cómo podía ser la hermana de alguien tan bueno y agradable como Danny?
Al volver a la cama y tras tumbarse de nuevo en la oscuridad, notó que algo no estaba bien.

Que algo fuera de lugar estaba pasando.
Inmediatamente trató de olvidar esos pensamientos y se inmiscuyó a dormir.

Horas más tarde, se despertó y ya decidió vestirse y bajar al salón.
Ahí le estaba esperando Danny con una taza en mano.

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