T R E C E

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  La ida a Fuerte Terror no había sido para nada difícil, fue más rápida de lo que Skylar pudo haber imaginado, estaban a una hora al castillo. Habían parado por la simple razón de que la Krane debía entregarle sus armas al Bolton, él las escondería, pero justo cuando las iba a entregar fue un problema para ella.

  —¿Estás seguro de que nadie descubrirá que tienes una espada de acero Valyrio? —pregunto por quinta vez. Mark se había irritado cuando lo pregunto por primera vez, y ahora su entrecejo estaba unido, y se veía que estaba frustrado.

  —Te conteste que si, estoy seguro. Si alguien las descubre, diré que es mía y quién la toque será desollado —estiro más la mano—. Ahora dame la espada de una vez.

  —¿Cómo sé que no me la quitaras? —pregunto y le dedico una mirada desconfiada, él la vio incrédula.

  —Porque te pude haber matado mientras dormías muy fácilmente —respondió, y de un movimiento bruscamente le arranco la espada de las manos, la reacción de Skylar fue darle un puñetazo—. ¡Siete infiernos, pegas fuerte! —exclamo poniéndose una mano en la mejilla que fue donde impacto el golpe—. Okay, te juro por los dioses, los nuevos y los antiguos, que no me robare la espada o dejaré que alguien la tomé para él. Lo juro.

  —No creo en dioses más que en mi espada, inteligencia y en mi —dijo insegura, y luego suspiro—, pero ahora me siento un poco más segura de que lo harás —se dio cuenta que en un acto reflejo había tomado la espada, así que se la tendió—. Cuidala, ahora ese pedazo de acero vale lo mismo que tú vida, y si algo le pasa; me lo cobro.

  El Bolton suspiro irritado, y tomo a Fénix Oscuro del pomo, justo arriba de la mano de ella. Skylar soltó la espada dejándosela completamente, se dio la vuelta a su caballo y saco un vestido azul oscuro sencillo.

  —Nadie lo había hecho gritar así, mi señor —comento el escudero haciendo una clara referencia al grito que había pegado. Mark se fijo un rato en él, pero después vio a Skylar, ella lo miraba con una ceja arqueada.

  —Si, ella puede sacar de sus casillas a alguien —contestó con el mismo tono de voz frecuente; la tranquila y baja.

  —Con permiso, me voy a vestir para que si piensen que soy una doncella —les dijo Skylar, aún le disgustaba por lo que se tenía que hacer pasar, pero estaba un poco más  tranquila.

  Sin que los dos chicos dijeran algo, se dio la vuelta y se adentro al bosque, todavía llevaba su daga para que se sintiera más  segura, y estaba confiando plenamente en ellos para que no la vean vestirse. Se vistió lo más rápido que pudo, estando alerta a todas partes del bosque, ya que aunque le habían dicho que las personas no pasaban mucho por allí, no era nada confortable vestirse ahí. Con la daga entre sus labios se termino de poner el vestido, se puso la capa para después esconderse la daga en el muslo bajo los ropajes, y fue otra vez con sus compañeros de viaje.

  Cuando llego no dijo nada, solo se monto en su caballo y se puso los guantes de cuero, dirigió una mirada de resignación suspirando. No había llegado y ya se había arrepentido de aceptar, desde que emprendió el viaje, y ahora sentía algo de nerviosismo, pero eso no impidió que Skylar tomará las riendas y asentir. Mark Bolton espoleó primero su caballo yendo a la cabeza de todos; Skylar lo siguió al igual que Calum. 

  La llegada a Fuerte Terror no le aspiro ni una pisca de confianza, los altos muros de piedra con el estandarte del hombre desollado alzado era simplemente terrorífico. A primera vista, las historias de que el castillo estaba embrujado parecía verdad, y sobre todo, también parecía verdad que aún tenían las pieles de sus enemigos por alguna habitación. Mark Bolton no tuvo que gritar o avisar nada, ya que justamente cuando se detuvieron al frente del puente levadizo se escucharon gritos y enseguida este se empezó a abrir.

  Cuando el puente cayó, Skylar diviso a varios guardias detrás de ellas, y en ella medio había un hombre que se distinguía sobre los demás, pero aún así ella estaba muy lejos para saber su apariencia. El chico Bolton hizo trotar su caballo, así que la chica lo siguió con Calum a sus espaldas. Entonces estuvo más cerca, los hombres de Fuerte Terror daban mala espina por su apariencia, pero se dijo que no debía de sacar conclusiones sin saber. Pudo ver al hombre en el medio mejor, su palidez, el cabello negro y sus ojos claros le daba un cierto parecido a Mark, por eso lo reconoció como; Roose Bolton.

  —Padre —dijo el Bolton bajándose de su semental, ella repitió su acción. Skylar noto que no había no una pisca de felicidad en el rostro de pelinegro, estaba neutro, y su voz volvía a ser baja y pausada.

  —Mark —con el mismo semblante neutro, y el mismo tono de voz respondió el señor de Fuerte Terror—. He leído tu carta, y entonces, ella es la doncella que registe —la mirada de Roose Bolton se fijo en ella, así que dio un paso adelante e hijo una reverencia.

  —Soy Lyssa, para servirle, mi Lord —intento que sonará lo más creíble, y amable posible. También intento recordar todas las clases que le aburrian de como ser una dama, pero en ese momento recordó que se había fugado de todas y al final le pusieron una espada en la mano en vez de aguja e hilo.

  —Lyssa —repitió Lord Bolton mirándola expectante, su ceja se arqueo y luego miro a su hijo—. Te debió de gustar mucho como para que la trajeras.

  —Cuando salve a la chica en el callejón me dio a elegir una doncella solamente para mi —señalo a Sky—, ella fue la elegida.

  El Bolton menor mentía tan fluidamente que a Skylar le dio impresión, en ningún momento tartamudeaba, tampoco movía tanto las manos, y no se veía nada misterioso. Pero lo que más le impresiono fue el Bolton mayor, en sus ojos claros no trasmitía nada, y no sabía si se lo había creído o no, solo se posaban en el rostro de ella sin nada más.

  —Elegiste a la chica más peculiar —dijo, y se dio la vuelta—. Le diré a las mozas que le enseñen sus aposentos. Tu y yo hablaremos.

  —Padre, si no es mucha molestía—le llamo antes de avanzar—, quiero que este en el mismo torreón que yo, cerca de mi.

  Roose se le quedo mirando un corto tiempo, la Krane supuso que era intentando averiguar el por qué.

  —Está bien —acepto sin más, miro a una mujer al lado de él y le susurro algo—. Ahora si, vamos.

  —No te metas en problemas —le susurro Mark antes de irse con su padre.

  Enseguida que se fue una mujer se acerco a Sky,  y le dijo que la siguiera. De dispuso a seguirla en silencio, pasando por las paredes de piedras que eran frías. En ese lugar se sentía una mala vibra, algo que a la Krane no le gustaba, pero sentía la vaina de la daga rozar con su muslo y eso la reconfortaba. No paso mucho cuando llegaron al torreón, Skylar se dio cuenta de como un hombre de la misma apariencia que Mark, pero no eran iguales, a diferencia de Mark este tenía una mirada psicópata. O al menos eso se dio cuenta cuando el hombre se detuvo al frente de ella.

  —Entonces, tu eres el regalo de mi querido hermano —dijo con un tono de voz divertido. La Krane se impresiono por lo que dijo, "hermano"—. Por tu rostro parece que Mark no te ha contado sobre mi, soy Ramsay Snow —en sus ojos pudo apreciar el asco que le tenía a su apellido—. ¿Tu eres?

  —Lyssa —dijo con sumo cuidado y amabilidad.

  El bastardo sonrió mirándola. Ella pudo notar la diversión en sus ojos, pero también noto la locura. Le daba tan mala espina.

  —Lyssa, lindo nombre —le echo una mirada a la mujer, pero esta ni siquiera lo pudo mirar a los ojos—. Podría llamarte; El nuevo juguete de mi hermano, o también el mío. Ya sabes, los hermanos comparten cosas.

  Y dicho eso Ramsay Snow se fue, dejándola con un horrible vacío en el estomago. No le agradaba para nada ese lugar, pero el Snow era lo que menos le agradaba.

PHOENIX ➢ Robb StarkWhere stories live. Discover now