22. Je vois la vie en rose

1.9K 216 63
                                    

"Le prix d'Amour, c'est seulement Amor. Il faut aimer si l'on veut être aimé."—Honoré d'Urfé

"El precio del amor es solamente amor. Uno debe amar si uno desea ser amado."—Honoré d'Urfé

Nuestra semana en París estaba rápidamente llegando a su fin, y yo me encontraba realmente sorprendido de decir que por primera vez disfruté mi estadía aquí, en vez de aborrecerla por razones relacionadas con el trabajo. Era raro que viniera a París por placer, así que podía decir que la última semana aquí con Eren fue definitivamente agradable, a pesar del hecho de que ambos estábamos trabajando.

—No puedo creer que esta sea nuestra última noche en París —Eren suspiró. Estaba desparramado sobre el pequeño sofá de mi suite.

—¿Qué? ¿Un total de siete días en París no fue suficiente para ti?

Eren se incorporó de su lugar, sentándose con un puchero en sus labios. La pequeña mierda estaba siendo adorable otra vez.

—¡Por supuesto que no! ¡Ni siquiera fui capaz de explorar las calles de la cuidad por mi cuenta, o ir en un tour, o visitar algún museo! —lloriqueó.

—Lograste ver bastante de París mientras estábamos trabajando. ¿Eso no es suficiente?

Eren resopló, poniendo los ojos en blanco.

—Sí, claro. Qué emocionante fue ver la Torre Eiffel desde el asiento trasero de un coche mientras mi jefe se quejaba de no querer caminar hasta el café más cercano porque hacía demasiado frío afuera.

—Tch, sabes que el frío y yo no nos llevamos bien.

—Ajá, y al parecer tampoco te llevas bien con la diversión.

Esta vez fue mi turno de rodar los ojos, apartándome de la pared para alejarme de Eren hacia la pequeña área de la cocina.

Bien, tal vez me estaba sintiendo un poco culpable por retener a Eren de hacer turismo, ya que él estaba visitando París por primera vez en su vida, pero no es como si pudiera evitarlo. Yo había estado en esta ciudad tantas veces que ya me encontraba harto de las vistas y luces bonitas y todos los otros clichés que París traía consigo. Sin embargo, no podía negarle a Eren el derecho de estar emocionado y querer ver todas esas cosas cuando era su primera vez aquí.

—¡Buenas noches, mis pequeños tortolitos! —el grito de Hanji resonó fuertemente por mi suite y me encogí ante el sonido.

—¿Cómo mierda haces eso? —pregunté, frotándome desesperadamente las sienes.

—¿Hacer qué? —preguntó Hanji, fingiendo inocencia.

—¿Cómo carajos ha-? ¿Sabes qué? Olvídalo. No quiero saber.

Hanji se carcajeó de esa manera que era demasiado odiosa para mi gusto. Honestamente, cómo he logrado no asesinarla todos estos años, nunca lo sabré. Era de lejos un milagro.

—Entonces, ¿qué están haciendo ustedes dos encerrados en esta habitación? ¡Es nuestra última noche en París! ¡Deberíamos estar fuera de un lado a otro, bebiendo, mezclándonos, celebrando! —cantó ella.

—O podríamos quedarnos en nuestras habitaciones del hotel y oh, no sé... no congelarnos el trasero.

Eren se rio entre dientes.

—Ves, hasta Hanji piensa que deberíamos estar en las calles de París disfrutando nuestra última noche aquí. Deja de ser un gruñón, Levi. Vive un poco.

Me quedé mirándolos a ambos. Hanji con un exagerado puchero en su rostro, Eren con sus enormes ojos turquesa y dorado de cachorro, y ahí caí.

Si hubiera sido solo Hanji rogando, definitivamente habría dicho que no y lo hubiera dejado ahí. Pero ya que tenía debilidad por cierto mocoso de ojos brillantes, me encontré suspirando pesadamente mientras contemplaba una noche en las calles de la ciudad con Eren (y Hanji).

Haute Couture LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora