2. Fame

2.1K 217 123
                                    

"La actitud lo es todo." —Diane von Furstenberg

Me encontraba de pie afuera de las masivas puertas de vidrio de la Compañía Survey Corp Publications. Podía sentir mi corazón corriendo a mil por hora y las palmas de mis manos no paraban de sudar. Mierda, ¿por qué estoy tan nervioso? Debería estar emocionado, saltando de arriba abajo y sonriendo como un idiota, pero en lugar de eso, no podía evitar sentir mi estómago hecho un nudo. Solo esperaba que pudiera quitarme esta sensación de encima antes de conocer a mi jefe.

Mikasa me había ayudado a escoger anoche un atuendo decente para mi primer día de trabajo. No era nada especial o sofisticado, simplemente una camisa blanca normal que Mikasa había planchado para mí esta mañana y un par de jeans oscuros deslavados. Por supuesto, eran jeans muy apretados, pero nadie tenía que saber que estos eran en realidad los pantalones de Mikasa. Nop. Nadie. Respiré profundamente, ajusté mi cola de caballo (no me molesté tratando de domar mi cabello esta mañana, es casi una causa perdida) y di un paso al frente tirando de la puerta de cristal.

Empecé mi camino con confianza, finalmente sintiendo que un poco de mis nervios se convertían en nervios de emoción cuando el ajetreo del edificio comenzó a golpearme. No me había dado cuenta de lo ajetreado era Survey Corp Publications realmente hasta ahora. Había literalmente montones de gente yendo de aquí para allá con velocidad. Traté de permanecer fuera de sus caminos poniéndome a un lado y esquivando, mientras las personas corrían con grandes percheros de ropa y carpetas llenas de papeles, otros con panecillos para el desayuno y café en la mano. Tres minutos en el edificio y mi mañana ya estaba tomando un giro para lo peor.

Lo único que vi fue una cabeza de pelo rubio antes de sentir el ardiente escozor del café caliente derramado en toda mi camisa, escaldando mi brazo. Traté de aguantar mi grito de dolor, mordiéndome el labio inferior, pero creo que probablemente dejé escapar algunos quejidos por si las miradas que estaba recibiendo no eran lo suficientemente extrañas.

—Hijo de- ¡mierda! —siseé mientras sostenía mi brazo quemado cerca de mi pecho como si eso fuera a parar el dolor.

—¡Oh, Dios mío! ¡L-lo siento mucho! —mis ojos buscaron la fuente de la voz y vieron esa familiar cabeza de cabello rubio, pero me sobresalté por los grandes ojos azules que se metieron en mi línea de visión—. No te vi ahí y oh, Dios. ¡Mírate, derramé todo el café sobre ti!

Parpadeé un par de veces a este... ¿chico? Sí, chico. ¿Cómo no me había visto parado justo aquí? No era exactamente difícil de ver. Aun así, decidí que no iba a perder la calma y hacer una escena aquí en medio del vestíbulo principal y además, el chico sonaba realmente apenado. Casi parecía a punto de llorar, incluso.

—Hablando de una llamada de atención —dije, forzando una risa temblorosa mientras hacía una mueca al sentir el café caliente enfriándose en mi camisa. La tela estaba empezando a pegarse a mi piel incómodamente, mientras el azúcar y la crema del café se endurecían. Ugh.

—Oh Dios, oh Dios. Ven conmigo, te conseguiré una camisa nueva para que te pongas mientras envío la tuya abajo para que la limpien —y de pronto el rubio me estaba jalando a algún lugar que no me molesté en prestar atención.

Hablando sobre mi primera mañana trabajando en Survey Corp Publications. Ni siquiera cinco minutos y ya tenía café caliente derramado sobre mí, casi dándome quemaduras de tercer grado. Okay, no había sido tan grave, pero sabía que mi piel probablemente estaría un poco roja por el calor. Tropecé detrás del chico rubio, el cual noté era unos centímetros más bajo que yo, su cabello estaba recortado en un estilo por encima de los hombros. En cierto modo me recordó a un corte de hongo, solo que no tan malo.

Haute Couture LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora