10. Caffe Latte & Black Tea

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"El acto más valiente es pensar por ti mismo. En voz alta." —Coco Chanel

Me desperté a la mañana siguiente con una ligera pulsación en mi cabeza y un dolor en mi espalda. El primer indicio de que había echado un polvo anoche. La segunda señal de que cogí la noche anterior era la extraña cama en la que estaba durmiendo en este momento y obviamente la habitación desconocida en la que me desperté. Okay, tal vez no tan desconocida. Recuerdo claramente el estar mirando el techo mientras estaba de espaldas anoche gimiendo como una puta.

El estridente sonido de mi teléfono fue lo que originalmente me despertó, así que rodé con un quejido, buscando a ciegas por el borde de la gran cama mientras tanteaba por mis pantalones, donde sabía que había dejado mi teléfono en el bolsillo trasero. No me pregunten cómo, pero de alguna manera me las arreglé para llegar a mis arrugados jeans en el suelo cerca de los pies de la cama antes de sentir unos fuertes brazos envolverse alrededor de mi cintura, tirando de mí hacia la cama y directo al pecho masivo de Reiner.

Parpadeé a través de los mechones que estaban tapando mi vista un poco y me encontré con la vista pecaminosa de la cara mañanera de Reiner. Su pelo corto y rubio se veía adorable aplastado en un lado de su rostro mientras el otro lado estaba apuntando en todas direcciones. Abrió uno de sus ojos dorados para mirarme y me dio una sonrisa torcida.

—Buenos días, hermoso —dijo en un tono somnoliento, enviando descargas de excitación directamente hacia mi creciente erección.

Por un segundo, me olvidé de que mi teléfono estaba sonando por completo y me encontré listo para la tercera ronda.

—¿Vas a contestar eso o voy a tener que tirarlo por la ventana? —preguntó, dejándose caer de espaldas y jalándome consigo, así que estaba echado encima de él—. Fui jugador de fútbol americano en la secundaria, estoy seguro de que probablemente podría lanzarlo a una buena distancia si tuviera que hacerlo.

Suspiré, entrecerrando mis ojos ante el nombre del contacto que iluminaba mi pantalla. El sol de la mañana que entraba por la habitación de Reiner era suficiente para hacer que me dolieran los ojos, pero la pantalla LCD casi me dejó ciego. "Pequeño Satanás" estaba llamando; lo que significaba Levi. Miré la hora en la esquina superior derecha de mi pantalla y solté un quejido de nuevo. Solo eran las ocho de la mañana. ¿Por qué demonios Levi me estaba llamando tan temprano un puto sábado?

Deslicé mi pulgar por la pantalla y respiré hondo antes de contestar el teléfono, tratando de sonar lo más despierto y alerta posible y no como si acabara de despertar de una noche de sexo con una ligera resaca.

—¿Sí, Levi? —respondí.

De repente, Reiner nos estaba volteando otra vez, acorralándome contra el colchón con su peso y jadeé, haciendo un ruido vergonzosamente alto mientras sostenía el teléfono contra mi oreja. Los labios de Reiner comenzaron a arrastrarse por todo mi torso desnudo, dejando calientes y prolongados besos en mis clavículas y pezones.

¿Qué carajos fue eso? ¿Mocoso? ¿Estás ahí? —escuché la voz de Levi en el otro extremo de la llamada—. ¿Eren? Contéstame, maldita sea.

Intenté que el teléfono no se me cayera de las manos mientras Reiner se prendía de uno de mis pezones y empezaba a morderlo y chuparlo fuertemente. Cerré los ojos y me mordí el labio tratando de tragar un gemido antes de responderle a Levi.

—¡E-estoy aquí! Solo-solo dejé caer mi... teléfono —mentí débilmente. Le di una mirada molesta a Reiner, quien estaba riéndose entre dientes mientras continuaba besando hasta mi estómago, cosquilleando la piel con su lengua a la vez que descendía debajo de las sábanas.

Haute Couture LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora