O8. » Mía «

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El como había logrado permanecer casi 20 minutos a solas, con ella, envuelta en ese jodidamente provocativo vestido, sin tumbarla contra el asiento y hacerla completamente mía, era un misterio incluso para mi. La batalla de mi mente pervertida contra su tentadora sensualidad era realmente un infierno.

Subimos las escaleras de la entrada principal y sin perder la oportunidad, posé mi mano contra su parte baja de la espalda, casi aferrándome a ella, pude sentir como sus músculos se contraían ante mi tacto y eso me hizo sentir victorioso.

- Bienvenida a casa - Dije casi en su oído al momento que el mayordomo abrió la puerta ante nosotros.

Entramos a mi humilde hogar, mi padre nos esperaba justo en la parte posterior de las escaleras, tan elegante y serio como siempre.

-Buenas noches, señorita Marinette, un placer contar con su precencia esta noche.

Mi papá sonrió levemente y bajo las escaleras hasta unirse a mi chica y a mi.

Si, MI CHICA.

- El placer es todo mío señor, nunca imaginé ser su invitada alguna vez.

Respondió Marinette con cierta timidez, mi padre tomó su mano y la llevó hacia sus labios para besarla, sentí una punzada de celos ante esa acción, Marinette era mía, nadie más que yo podría tocarla y mucho menos, besarla.

- La mesa está lista, pueden pasar, por aquí.

Afortunadamente Nathalie hizo acto de presencia, un poco más y yo habría terminado haciendo una rabieta. Caminamos hacia el inmenso comedor, saqué una de las sillas y la ofrecí a Marinette quien se sentó con una notable timidez, mi padre tomó lugar en el que yo auto denominaba como "Mío", no tuve otra opción mas que sentarme junto a él, justo en frente de Marinette.

Diablos chico, andas muy posesivo, tranquilizate.

- Eh de suponer que mi hijo ya te ah dado algún tipo de introducción acerca de la actividad que tengo destinada para ti.

Dijo mi padre mientras hacía la señal al mesero para que comenzara a servir las entradas y bebidas, Marinette optó por agua, mi padre y yo preferimos champagne.

- S-si... En verdad es un honor para mi que me hayan considerado para esto, confíe en que daré lo mejor de mi.

Me crucé de brazos mientras los observaba conversar, ella se estaba desenvolviendo con total naturalidad y simpatía, mi padre parecía encantado con su precensia, aunque no me sorprendía, cuando se trataba de algo que le beneficiaria, él solía ablandarse en una escala del 0 al 10 un extraordinario 0.05

-Adrien me aseguró que eras hermosa pero para ser sincero, has superado mis espectativas ¿Que diseñador luces el día de hoy?

Sus hermosos ojos se posaron sobre mi ante las palabras de mi progenitor, casi dudando en responder una pregunta tan simple.

-Bueno.. Este vestido lo diseñé y lo confeccioné yo misma...

Bajó la mirada avegozada.

- Te dije que es sumamente talentosa papá.

Di un profundo trago a mi copa, él continuó llenando a Marinette de halagos y explicándole con detalle como funcionaban las campañas publicitarias dentro del mundo de la moda. Hablaron sobre los horarios, las pruebas de vestuario y maquillaje, incluso sobre la paga, Marinette se negó rotundamente a recibir cualquier tipo de beneficio monetario, sin embargo, mi padre insistió tan firmemente que incluso a mi me convenció.

El mesero sirvió el plato fuerte y los 3 cenamos entre una tediosa platica sobre trabajo, trabajo y más trabajo del Agreste mayor. Yo no podía apartar la mirada de Marinette, su sonrisa, sus gestos, la forma en como se acomodaba un mechón de cabello detrás de la oreja... Bajé la mirada hacia sus deliciosos pechos, la idea de que solo esa fina tela me separaba de poder ver de nuevo sus hermosos y rosados pezones me endurecía.

𝗗𝗘𝗧𝗥𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗦𝗖𝗔𝗥𝗔 | Where stories live. Discover now