O4. » Ricochet «

18.2K 1.2K 560
                                    

Llevaba aproximadamente media hora mirando el techo, mis pensamientos divagan sin rumbo alguno, pasaban de la sensualidad y agilidad de mi amada chica moteada a la fragilidad y encanto de mi compañera de clases.

— Mierda ¿Que está pasando conmigo?

Suspiré, necesitaba mi dosis de LadyBug, tenía que verla, dejarle claro lo que siento por ella, independientemente de que chica sea la que esté detrás de esa máscara, existía la posibilidad de poner mis sentimientos en orden si lograba decirle de frente todo lo que ella me hacía sentir.

De pronto una notificación en mi celular interrumpió el caos de mi cabeza. Era Alya, transmitiendo en vivo en su ladyblog, al parecer justo cerca de su casa se había manifestado el ataque de un akumatizado, me levanté de un salto de la cama.

— ¿Plagg? ¡Plagg! Tenemos trabajo que hacer.

El kwami se escabulló debajo de las sábanas mientras tallaba sus ojos con sus manos.

— Quiero dormir, esas clases de chino tuyas me dejan soñoliento.

— Ya tendrás tiempo para eso más tarde, Plagg ¡Transfórmame!

En unos cuantos segundos estaba protegido debajo de mi máscara, abrí la ventana de mi habitación y expandí mi báculo, de un impulso salí disparado aterrizando en el techo de la casa más cercana, estaba ansioso, frenético, un nuevo akuma significaba ver de nuevo a LadyBug.

Fui corriendo y saltando sobre los techos, a toda velocidad, mientras más me acercaba al lugar del ataque, más extrañas se ponían las cosas, una capa blancuzca cubría las casas y sobre los árboles se distinguían diversos bultos de varios tamaños.

— ¿Que demonios es eso?

Obtuve una respuesta apresurada cuando mi báculo quedó atrapado en la extraña tela blanca y yo caía de bruces contra el suelo: Telarañas.

— Oh vaya, miren lo que acaba de caer en mis redes ¡Un tierno gatito!

Levanté el rostro hacia el lugar de donde provenía esa voz, sobre un árbol una joven mujer daba saltos y aplaudía meciéndose en una enorme red de araña, de sus dedos  se extendían varios hilos de seda en todas direcciones. Llevaba un corto vestido negro a juego con unas medias de red del mismo color, su largo cabello color rojizo danzaba con la brisa de la tarde y sobre su pecho colgaba un gran amuleto redondo en el cual se distinguía una pequeña araña en el centro. Apostaba mis bigotes a que allí se ocultaba el akuma. 

— Creo que te adelantaste un poco en festividades ¿No lo crees? Halloween es dentro de un mes, arañita.

Me puse de pie y me estiré simulando la mayor tranquilidad, cruce mis brazos por detrás de la cabeza y la miré fijamente, alrededor de la zona varios hilos de telaraña centelleaban con los escasos rayos solares, estaba rodeado y no tenía la menor idea de que tan peligrosa era esta mujer.

¿Dónde estás boogabu?

— ¿Que pasa gatito? ¿Esperas que la catarina aparezca? Recuerda que a las arañas nos encanta comer insectos.

Hey, cuida lo que dices, el unico que va a comerse a esa catarina soy yo y no lo digo de forma literal.

Salté impulsándome con toda la fuerza de mis piernas para tomar más altura y así poder alcanzar mi báculo el cual extendí al instante para dar el primer ataque a la mujer . Ésta se tambaleó sobre su telaraña en cuanto recibió el impacto justo en el pecho  y dio un gran salto para caer de pie nuevamente sobre su red.

— ¡Gato tonto! ¿Que no sabes que a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa?

— No pudiste decirlo mejor, a las mujeres no, en cambio a las arañas hay que aplastarlas.

𝗗𝗘𝗧𝗥𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗦𝗖𝗔𝗥𝗔 | Where stories live. Discover now