Capítulo 6. El Diario de Enar

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Recorrió la mayor parte de su casa en busca de Augusta. Estando Lena en cama era probable que anduviera por allí. Pero sin embargo, no había señal alguna de ella.

— Ella se fue tempano —respondió Lena que estaba despierta en su habitación. Se veía de buen humor para estar tanto tiempo encerrada con el pie inmóvil, aunque estaba mejor para ese momento— ¿Pasó algo? —preguntó al ver la reacción de Valquiria. Sus ojos se habían oscurecida de la ira que la invadía. Nuevamente el sentimiento de ser engañada la golpeó.

— Nada —respondió intentando esbozar una sonrisa.

Alejándose de la habitación de Lena salió corriendo escaleras abajo para subirse a la camioneta. Necesitaba encontrarla. Puso el motor en marcha y retrocedió bruscamente para ir hacia la casa de su abuela que estaba a pocas cuadras pero que si hacia ese recorrido caminando era tiempo perdido.

Estacionó torpemente frente a una casa sencilla y de arquitectura moderna. Con la rapidez del viento, Valquiria se bajó y subió las escaleras para golpear con fuerza la puerta de la casa, pero no contestaba nadie. Lo intentó una, dos, tres y hasta cuatro veces pero no había nada ni nadie. El enojo comenzaba a volverse más intenso mientras intentaba mantener la calma. Cerró sus ojos y apretaba fuerte con sus dedos sus sienes. Piensa, piensa. Respiró hondo y mantuvo el aire por unos segundos hasta que abrió los ojos. Se acercó a la ventana. Todo se veía estático y silencioso. Posiblemente no habría nadie.

Rodeó la casa a través de un camino de tierra, y llegó a la puerta trasera, que también estaba cerrada. Intentó encontrar alguna llave escondida pero no había ninguna. Mierda. Se volteó para observar los alrededores, donde tampoco había nadie. Eso era perfecto para que nadie sospechara. Sacó de detrás de su espalda su cuchillo, que siempre iba con ella, y con algunas maniobras logró forzar la cerradura para abrir la puerta.

— ¡Augusta! —la llamó un par de veces para estar segura pero nadie respondió.

Todo era demasiado mudo. Entró a la casa, cerrando la puerta con cuidado. Oleadas de sentimientos encontrados la recorrían a medida caminaba y veía fotos familiares. Hacía muchos años que no estaba en esa casa pero seguía tal cual la recordaba. La disposición armónica de los muebles, la sala organizada en torno a la gran mesa, la cocina con su habitual y preciso orden, las habitaciones con el olor a lavanda, todo. Ante la confirmación de que Augusta no se encontraba allí, decidió recorrer todo con mayor precisión.

En la habitación de su abuela notó la falta de algunas prendas de ropa, por lo que se había ido. Camino alrededor de la cama y después se sentó sobre ella. ¿A dónde fue? Miraba con análisis cada cosa que antes no había tomando tan en serio. Frente a ella estaba un enorme espejo de pie contra la pared. Nunca había notado las imágenes talladas, que eran bastantes atemorizantes: ángeles y demonios luchando en distintos de escenarios. Se acercó con curiosidad al espejo. En la parte superior tenía una leyenda en latín: Opus Et Conatu Sunt Columnas De Scientia. Rozó con cuidado el relieve de la inscripción mientras traducía su significado. El trabajo y el esfuerzo son los pilares del conocimiento.

Minutos después se escuchó un sonido rústico inesperado. Valquiria se mantuvo quieta a la espera de cualquier cosa. Sus ojos se agrandaron sobresaltados al ver el cristal del espejo moverse dejando al descubierto un pasadizo iluminado tenuemente. Se asomó unos centímetros dentro para asegurarse que era seguro y sin dudarlo se adentró en el angosto túnel. La iluminación era espantosa pero por lo menos permitía ver el camino. Llegó un punto en que la iluminación era mas fuerte y clara permitiéndole ver el gran salón que se abría frente a ella. Un cuarto de entrenamiento muy parecido al de su casa. Una sonrisa llena de incredulidad se formó en su cara. ¿Cómo había dudado alguna vez que existiera un cuarto de entrenamiento en esa casa? Cada paso que daba retumbaba estruendosamente contra las macizas paredes.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Where stories live. Discover now