Capítulo 3. Atormentada

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Eran horas muy tarde de la noche. Todo estaba oscuro y solo se podía ver cuando la tormenta eléctrica emanaba ráfagas de luz hacia el interior de la casa. Valquiria salió de su cuarto hacia el pasillo con pasos lentos y cautos. Había algo extraño y familiar en todo. Podía oír ruidos que se mezclaban con los provenientes de la tormenta. Un par de voces conversaban calurosamente. ¿Quiénes discutían? Reconoció voces de un hombre y una mujer. ¿Pero dónde estaban? Ella miraba a su alrededor mientras avanzaba internándose en la oscuridad espectral. La recorría una sensación extraña y lejana. Miedo. No podía dejar de pensar el por qué tenía miedo. Ella era grande y un gran soldado, una de las mejores de su generación. Pero allí tenía miedo. La angustia la inundó cuando se acercó a una puerta. Los gritos eran cada vez más fuertes. Lentamente movió su pálida mano hacia la perilla. La sangre debe ser derramada; susurró una siniestra voz en su mente. Retumbaba con rudeza en su inconsciente al mismo tiempo que sentía su mano quemar ante el tacto de la puerta. Un grito desgarrador brotó de su interior, y en medio de ese grito fue como despertó.

Abrió los ojos y fijo su mirada en las estrellas del techo. Estaba agitada y temblorosa. Odiaba tener ese sueño porque no le gustaba recordar todas las noches la muerte de sus padres y mucho menos sentirse débil. Respirando hondo pretendió tranquilizarse. Eran las seis de la mañana, y como sucedía siempre, se despertaba antes que sonara el despertador. Tratando de sacarse el sueño de su cabeza se levantó para comenzar su día. Salió del cuarto de baño con vestimenta deportiva. Su pelo estaba atado en un rodete alto y pequeños mechones salían para caer con ligereza en su cara.

Caminó hacia el ropero y tras mover algunas de las cajas en el interior dejó al descubierto un aparato tecnológico lleno de números. Allí ingresó unos números y se oyó el sonido de algo que se destrababa. Una puerta lateral comenzó a verse, abriéndole paso hacia el sótano de la casona. Valquiria cerró rápidamente el ropero para atravesar el pasillo que desembocaba en una angosta escalera de caracol. A medida que bajaba los sensores de movimiento, colocados en varios lugares de la casa, captaron su presencia y una puerta se abrió permitiéndole la entrada a un gran recinto. Las luces se encendieron automáticamente permitiéndole una mejor visión. Al ser tan espacioso había permitido que se dividiera en ambientes. A un lado había una heladera y una mesada, puesta solamente para no tener que subir continuamente a la casa. Una esquina solitaria estaba ocupada por un escritorio y unos estantes con pocos libros. Ese era uno de los sitios preferidos de Newén, como antes lo había sido del padre de ella. Las demás paredes se encontraban libres. En el piso estaban grabadas las iniciales del apellido, mientras que en el techo había pintado un sol y una luna en un cielo de noche y de día respectivamente. Valquiria se dirigió hacia la heladera y agarró una manzana.

— Señorita Von Engels, buenos días —hizo eco una voz electrónica en todo el ambiente.

— Buen día Violet —murmuró Valquiria caminando lentamente. Toda la casona estaba resguardada por Violet, un sistema tecnológico creado por un ingeniero de la academia.

— ¿Qué quiere hacer el día de hoy? —preguntó.

— Practicar: simulación 6 en preparación —indicó.

— Simulación 6 preparada —advirtió con tono neutral.

— Armamento visible —murmuró Valquiria yendo hacia una de las paredes libres, e instantáneamente se abrió la pared para dejar el descubierto distintos tipos de armas. Sacó solamente un cuchillo y se lo guardó dando la orden de que las armas de volvieran a esconder.

— Simulación 6 activada —murmuró tirando el resto de la manzana en el tacho de residuos.

El sótano cambió completamente, volviéndose una vieja casa en ruinas repleto de diversos tipos de criaturas. Las simulaciones eran tan reales que se podía sentir el olor hediondo del lugar. Sus ojos se dilataron al estar junto a esas cosas que en su mayoría eran demonios. Solo algunos al instante de verla empezaron a correr hacia ella extasiados. Valquiria suspiró disfrutando de la adrenalina que la recorría. Con un simple movimiento de dedos activó la música como inicio para su pelea. Velozmente recorrió los metros que la separaban del primero de sus rivales. En medio de un salto se ubicó sobre él, para sostenerle la cabeza y tirándose hacia atrás logró arrancársela. Valquiria, como los demás de su raza, poseían una fuerza supra humana que les permitía pelear contra bestias como esas. Ella era una de las mejores cazadoras de su generación, sobre todo por su habilidad en la lucha cuerpo a cuerpo. Aterrizando se pie se giró hacia atrás calculando la distancia de los restantes.

Legado I: Herederos de Sangre © [Finalizada]Where stories live. Discover now