15. Terror subacuático I (77)

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 –Tienes dos segundos para levantarte e ir al baño o te...

–Vale –murmuró Nameless adormilada–. Voy... –rezongó y escuchó el chisporroteó eléctrico junto a su oído–. Que sí –bostezó y se incorporó apartando con desgana la mano de Roca.

–No te puedes quejar de que no te haya dado tiempo –señaló su Capitana.

–No. Gracias –bostezó de nuevo, sentándose en la cama–. Voy...

Nameless arrastró los pies fuera de la habitación y se encaminó hacia el baño. Su mente adormilada captó dos cosas extrañas en lo que oía: una era que, precisamente, no oía a ningún perro rondando por allí, y lo segundo fue que le llegaba el ruido de mucha agua corriendo a chorro. ¿Qué hora era? ¿Se habría levantado alguien ya?

Se quedó paralizada un instante al encontrar todos los grifos de los lavabos abiertos a más no poder y el agua había empezado a desbordarse de las pilas atascadas. Su instinto cívico la hizo acercarse a intentar cortar una de las pequeñas cataratas, pero el grifo giró sin encontrar tope alguno.

–Pues vamos apañadas –murmuró caminando de puntillas hasta un cubículo de váter, al menos de allí no salía agua a borbotones–. Menudo gasto –rumió mientras aliviaba la vejiga para que no hubiera fugas cuando Roca la electrocutara.

La verdad era que no le extrañaba que alguien hubiera hecho un poco de gamberrismo, mucho habían tardado. Ni siquiera en la noche lunática se habían efectuado daños graves, y eso que ella misma había estrellado una moto, usado sopletes y armas en la clase de Cacharros y provocado un súper cortocircuito en el Comedor. Tal vez tuvieran un servicio de reparación muy... bueno... ¡La Conserje! Nameless se limpió rápidamente, salió del cubículo sin pisar las baldosas en las que el agua ganaba terreno y se escapó al pasillo con todos los sentidos alerta; no fuera a encontrarla la Conserje allí y la tomara por la culpable. Por suerte, en el pasillo no había nadie, ni siquiera perros, lo que era raro...

–Hoy has vuelto pronto –comentó Roca agarrándola por la pechera para derribarla en la cama–. ¿Eso es que tienes ganas de electricidad? –propuso con cara de maníaca, pegándole el primer chispazo.

Nameless forcejeó, intentó derribar a su capitana como lo había hecho lunática, pero no consiguió ni desestabilizarla y el calambrazo continuado terminó por drenarle la energía. Cuando los espasmos que la sacudían empezaban a no dejarle respirar, Roca apartó el aparatito de las narices.

–Afloja la mandíbula, que te vas a partir los dientes –recomendó su torturadora matutina, enderezándola para que no se escurriera por el estrecho hueco entre la cama y la pared.

–El baño...

–¡Si acabas de ir!

–...se está inundando.

–Ah, ¿y por eso has vuelto tan rápido? –se extrañó Roca.

–Por si aparecía la Conserje... –jadeó Nameless– y se creía que lo había hecho yo.

–Rata cobarde –dijo Eisentblut, como si hasta le pareciera entrañable.

Durante el segundo chispazo, Nameless intentó zafarse, sin éxito; después buscó algún punto débil, también sin éxito, como era de esperar. Los puntos débiles de Roca eran capaces de estrujarle la cabeza sin esfuerzo hasta que ésta hiciera "pop". Finalmente Nameless perdió fuerzas y se quedó sacudiéndose como una trucha fuera del agua.

–Sigues siendo una inútil, pero al menos ya no gimoteas –opinó su Capitana, planteándose si le rentaría seguir cardándole el pelo a base de electrocuciones.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Where stories live. Discover now