10. El informe II (41)

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 –¿Vas a rogarme piedad? –le susurró Roca, asentando bien las manos.

–¿Serviría algo? –preguntó Nameless. Joder, parecía que estaba a punto de echarse a llorar.

–Tal vez –contestó con maldad.

–¿Para que aprietes con más fuerza? –planteó con voz temblorosa. Sería una civil cobarde y desesperante, pero no era tonta y sabía lo que había.

–Seguramente.

–¿Me desmayaría antes?

–Oh, no, me encargaré de que te mantengas consciente –le aseguró perversa, acariciándole la nuca. Nameless se estremeció.

Roca esperó a ver si a su Subcapitana se le ocurría algo más, pero parecía que estaba demasiado asustada como para ser ingeniosa.

–Ven –ordenó, tirando de ella para ponerla en pie y hacerla sentarse en la cama de Nameless, todo sin apartarle las manos del cuello. Era tan excitante sentir la sangre golpeando con fuerza bajo sus dedos...–. Mírame a los ojos.

Haciendo acopio del poco valor que debía de quedarle en su cuerpecito de civil, Nameless levantó la mirada, exponiendo la garganta, lo que deleitó a Roca, y desvelando el ojo azul grisáceo que solía llevar oculto bajo el flequillo.

–¿He... hecho algo que te haya enfadado? –quiso saber Nameless. Sí, tenía los ojos húmedos y la nariz acuosa.

–No especialmente –contestó sincera.

–Ya me... parecía a mí que no estabas enfadada... –murmuró desviando la mirada.

Roca enarcó las cejas. ¿Aquello iba en serio?

–¿Y... es por devolverle a Veda... su congeladora? –probó de nuevo la torturada civil.

–Ya te he dicho que no me he enfadado.

–Ya, pero... –Nameless se esforzó en continuar, pese a que Roca le estuviera arañando suavemente sobre la tráquea con los pulgares– no sé... pue-puede ser otra emoción...

–Sadismo, pequeña y moqueante civil, es simple sadismo –informó acariciándole la nuca. Irónicamente, de no estar tan asustada, podría haber resultado placentero para su víctima.

–¿Y no... podrías... tal vez... buscar a otro para...?

–No, me apetece hacerte sufrir a ti –aseguró Roca y se dispuso a apretar.

–No es que me sienta halagada –soltó Nameless con la mirada huidiza.

Y allí estaba de nuevo, aquello no lo diría una civil, aquello era cosa de ese lado graciosillo e ingenioso que tenía. Y a ese lado no tenía ganas de matarlo, pero igualmente quería torturarlo.

Empezó a apretar, aumentando la presión poco a poco, observando las muecas de Nameless a medida que le ponía más difícil tanto respirar como que le circulara la sangre en la cabeza.

–¿No vas a defenderte? –le preguntó buscando su mirada dolorida–. Vamos, inténtalo. Puede que con el esfuerzo te desmayes contra mi voluntad –sugirió maliciosa.

Aquello fue suficiente aliciente para que Nameless llevara sus manitas finas a las muñecas de Roca y luchara por apartar las manos que la asfixiaban. Pero no tenía nada que hacer, era una flojeras. Igualmente, Roca disfrutó de sus vanos intentos. La empujó sin tener que hacer casi fuerza y Nameless, al darse cuenta de que pretendía tumbarla para tenerla más sometida, pataleó y le clavó las uñas en los antebrazos en un acceso de pánico. Roca torció aún más la sonrisa y terminó de echarla sobre la cama, colocándose ella a horcajadas sobre la cadera de su víctima. Apreció que, pese a tener toda la cara de un rojo purpúreo y los ojos desenfocados, las uñas de Nameless se clavaban buscando los tendones. Aprendía rápido. Lástima para ella que los tendones de Roca fueran de acero y no le estuviera produciendo más que cosquilleos.

Institute of Evil versus Heroes Academy (IEvsHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora