"Tout est Perplexe"

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Rosinante se encontraba saliendo, con mucha cautela, de aquel baño del restaurante a donde le había invitado a cenar Edward Trafalgar.
Las sensaciones de vergüenza y culpa seguían intensificándose...

"¿Ahora qué...? ¿Qué debo hacer? No debería de escapar pero..." pensaba con remordimiento el hombre de cabello rubio mientras se dirigía hacia la salida del establecimiento.

Al llegar a la puerta principal se detuvo al notar a los lejos que Law y su padre seguían en aquella mesa, al parecer Law le estaba dando su excusa por demorar tanto. Afortunadamente, el señor Trafalgar no lucía nada molesto, así que, finalmente Rosinante decidió salir del restaurante.

— ¿Habrá tenido alguna complicación con su pantalón?—pregunto Edward Trafalgar al cabo de unos minutos mientras se acomodaba sus gafas.

— ¿Qué ocurrió?—pregunto Law fingiendo no saber nada mientras adoptaba una pose de indiferencia cruzando sus brazos.

—Ah, Rosinante derramo su bebida sobre sus pantalones—le conto su padre.

— Que torpe... No sé por qué no me sorprende...

Y en ese momento el teléfono celular del señor Trafalgar comenzó a timbrar. El hombre saco el pequeño aparato y notó que un mensaje había llegado.

«Señor Trafalgar, tuve que retirarme por una emergencia, discúlpeme. »

—Vaya... Parece ser que si tuvo más inconvenientes—resoplo el médico mientras volvía a guardar su teléfono—. Bien, será mejor que pague la cuenta y nos vayamos también, se hace tarde...

Rosinante caminaba hacia el estacionamiento en donde había dejado su auto. Observo que había varios restaurantes más, establecimientos de comida rápida, tiendas de autoservicio y un par de cantinas y bares, todos estos iluminados por brillantes letreros de neón.
De pronto una voz exclamo el nombre de Rosinante.
El rubio volteo confundido a sus alrededores buscando el origen de aquella voz que le llamaba.

— ¡Rosinante...! ¡Por aquí...!

Desde la terraza de una cantina, que emitía una enérgica música de su interior, una muchacha rubia le saluda agitando el brazo derecho. Era Velia, la cocinera de la casa Trafalgar.
La chica llevaba una botella de cerveza en su mano izquierda.

— ¡¿Qué hay Rosinante, no te nos unes!?—exclamo la chica invitándolo a entrar a beber con ella y unos cuantos acompañantes más, entre los que figuraba el novio de dicha muchacha, quien había mirado de manera amenazante a Rosinante en aquella vieja ocasión en donde ambos estaban charlando en el pórtico de la casa de la familia Trafalgar.

— ¡Hola, Velia!—respondió el rubio tratando de alzar su voz al máximo debido a la música. Y, como ya era costumbre entre ellos, ambos estaban hablando en español— ¡Lo siento, será en otra ocasión....! ¡No puedo ahora mismo...!

¿¡En serio...!? ¡¿Entonces qué haces por aquí!? —inquirió la chica mirándolo con intriga exagerada debido a su ligero estado de embriaguez— ¡¿Vienes al muelle de noche y no te diviertes!?

— ¡No es eso, es que...!—Rosinante instintivamente volteo a echar una ojeada a su alrededor y, para su mala suerte, divisó a un par de metros a Law junto con su padre. Al parecer ellos también se dirigían hacia el estacionamiento, listos para marcharse.

Sin tener más opción, el rubio se adentró rápidamente en la cantina y decidió estar un rato ahí, hasta que el señor Trafalgar y Law terminaran de cruzar por ahí. El lugar no estaba tan abarrotado de personas como se lo había imaginado, había solo dos pequeños grupos de apenas unas cuatro personas y una banda tocando en vivo música de rock.
Rosinante tomo asiento en un taburete de la barra principal del bar.

Tu corazón es un desastreWhere stories live. Discover now