The Fall of the Pink Phantom

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—Law... Law...—Shachi se encontraba tocando la puerta de la habitación de su amigo, puesto que seguía bajo llave—. Por favor, amigo, responde...

El chico de cabello naranja tenía su oreja derecha contra la puerta, apenas podía percibir algunos tenues ruidos que parecían ser cortes de respiración pesada y algunos sollozos reprimidos.

—Law, estoy aquí, no dudes en decirme si necesitas algo...—dijo el pelirrojo con gran preocupación al ver que no había señal de que Law pudiera salir pronto de aquel cuarto. Había mandado un mensaje a Penguin informándole de esta situación y, si las cosas seguían igual (o peor) para dentro de un par de horas, Shachi le llamaría para que fuera al departamento a auxiliar, a pesar de que entre ellos seguía una extraña tensión.


"Ese sujeto... ¿Qué carajo le dijo a Law que lo dejo en ese estado?" pensó Shachi angustiado sin apartar la vista de la puerta de la habitación de su amigo.

Mientras tanto, Law, apenas estaba recuperando un poco de calma...
Su cuerpo resentía el tremendo impacto de ansiedad y frustración que se causó al enterarse de aquella dolorosa e indignante verdad; sus brazos y piernas dolían un poco al realizar ciertos movimientos, esto debido a los golpes que dejo escapar al desahogar su furia.

Por momentos había querido refugiarse en la negación... ¿Qué tal si todo era una mentira planeada por ese tipo Crocodile solo para hacer que dejase de frecuentar a Doflamingo? Pero las pruebas que aquel hombre del garfio le presento eran reales... Tanta humillación, frustración y dolor le provocaban otro nudo en la garganta y un vértigo terrible que nacía desde su estómago.

Después de tantas amargas lágrimas, furia vertida en golpes y gritos ahogados, Law pudo empezar a razonar con un poco más de complejidad...
En la atormentada mente del muchacho apenas se concretaban un par de pensamientos:
Tenía que volver a verse con Doflamingo, lograr reunirse a solas con él, justo igual que en todas las pasadas ocasiones y, de cualquier manera que pudiese concebir, hacerle pagar por todo, acabando con su vida...
Sabía que una acción como esa no sería fácil, sabía que podría resultar tan peligroso para sí mismo, tal vez Doflamingo reaccionaría a tiempo y alcanzaría a tomar represalia contra él, pero no le importaría, si ese era el precio, estaría dispuesto a pagarlo... Ya había pasado demasiado, esto había sido el límite... No estaba dispuesto a esperar otra clase de justicia...
No ahora...

Pero, después de imaginar aquel devastador escenario, en una lejana habitación en compañía de aquel despreciable hombre de gafas rojas, llegó a su mente el desolador pensamiento de imaginar el condescendiente rostro de Rosinante durante aquellos terribles momentos...
Si acaso sus intenciones contra Doflamingo fallaban de la peor manera y su vida se veía extinta como resultado, sabía que, si llegase a estar en sus últimos momentos, lamentaría no haber podido despedirse y profesar una última vez su amor hacia Rosinante.

Era una decisión fatal...

Después de unos quince minutos, para cuando Law volvió a retomar un poco de calma, se dispuso a buscar su teléfono celular (su mano no pudo evitar temblar ligeramente mientras lo sostenía).
El muchacho busco el número de contacto de Doflamingo y este se reflejó en la pantalla después de unos segundos pero Law no era capaz de llamarle...
Tenía que pensarlo detenidamente, esperar por un poco más de quietud y prepararse con más tenacidad y frialdad.

Decidió salir finalmente de la habitación e ir a tomar un poco de agua.

— ¡Law...! ¡¿Estas bien...!?—se apresuró a preguntar Shachi al verle.

—Estoy bien...

—Pero... ¿Qué te ocurrió?

—No puedo decírtelo. Shachi, tengo que pedirte otro favor...—Law fue a llenar un vaso con agua del cual bebió con un largo sorbo—. Necesito ir a mi casa... A la vieja casa de mi familia.

Tu corazón es un desastreWhere stories live. Discover now