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—¿Qué pasa?, ¿qué haces aquí? —comentó Ronnie asustado al ver el pequeño bulto desnudo sobre su cama, cerró la puerta rápidamente acercándose.

—La maté. Soy una asesina —escuchó en un susurró casi siniestro. Esa voz entrecortada, esa respiración acelerada y el temblor estrepitoso de su cuerpo lo puso de nervios al instante.

—¿Qué hiciste, Amara? —esta se levantó, aún desnuda, despeinada y con sangre seca sobre su pálida piel.

—La maté, Ronald —su rostro había perdido la capacidad de expresión en ese momento. Ronnie pasó saliva, uno de los tragos más difíciles de su vida.

—¿A quién? —gritó sacudiéndola. Ella miraba atentamente a la pared, como si temiera mirarle a los ojos.

—A Melody —lo miró fijamente, sus ojos se tornaron lentamente blancos, haciendo que de la nada, se desvaneciera en los brazos del moreno y comenzó a convulsionarse levemente en el suelo, con un espeso líquido en forma de espuma brotando se sus labios y sangre de su nariz y oídos.

—¡Mierda! —gritó de nuevo colocándola de lado y llamando una ambulancia inmediatamente.


—¿Qué sucedió? —su vista aún se encontraba borrosa, intentando abrir los ojos sólo se encontró con difuminadas manchas de sombra frente a ella.

—¿Amara? —Una figura a su lado se acercó rápidamente. Esta comenzó a ser enfocada por sus ojos entornados.

—¿Dónde estoy? —dirigió la mirada a distintos puntos de la habitación completamente blanca.

—En el hospital —Ronnie tomó su mano presionándola con fuerza—. Si me das otro susto de estos te mataré, idiota —sonrió.

—¿Susto? ¿Qué sucedió? —comentó completamente confundida

—No tienes ni idea de lo que hiciste, ¿verdad? —Amara miró su cuerpo cubierto por la sábana quitándola enseguida, para darse cuenta de que su mano izquierda estaba esposada al poste de la cama.

—Dime que fue lo que hice —susurró ganándose sólo silencio de parte de su amigo—. ¡Dímelo! —gritó roncamente jalando su mano esposada haciendo que Ronnie retrocediera de un salto. Ya había sido testigo de sus capacidades cuando estaba enojada y no quería hacerle daño a un amigo, no de nuevo.

—Melody... —Amara lo miró horrorizada después de observar los rasguños que cubrían su cuerpo— ...Melody está en urgencias, la golpeaste brutalmente. Casi la matas.

—¿Qué? —miró a todos lados pensando en el daño que le había causado a su amiga.

La pelinegra tragó saliva, mientras las lágrimas quemaban todo a su paso, desde sus ojos hasta el final de su barbilla.

Entonces recordó, una niebla profunda impregnada de marihuana, ella sobre Steeven manteniendo relaciones sexuales, Melody entrando a la habitación mirándolos, como la había golpeado y también como se defendió.

Respiró profundamente recordando el rostro de Dylan. Ella deseo que fuera él a quien estuviera debajo de su cuerpo. ¿En verdad lo odiaba tengo como pasa intentar asesinarlo? ¿En verdad era capaz de lastimarlo?

—Estoy perdiendo mi jodida mente —se abrazo de la sábana.

Su cuerpo dolía, los rasguños ardían, sólo golpes de su rostro eran un dolor punzante, sus nudillos estaban en carne viva, pero eso no se comparaba al dolor emocional que la acompañaba tras la noticia.

Su mente era un completo desastre, había voces que le decían que era correcto odiarlo a muerte, pero había otras más fuertes que le gritaba que lo correcto era amarlo con toda el alma, a pesar de que este estuviera por casarse y la hubiera olvidado por completo.

—Hey, escúchame —miró a Ronnie con los ojos cristalizados—. Yo voy a cuidarte. Siempre estaré contigo, Amara. Vamos a salir de esto, juntos —el moreno miro fijamente sus ojos, de una manera que nadie lo había hecho en mucho tiempo y luego bajo a sus labios.

—Es el final —murmuró con un siniestro quejido apartándose de su amigo.

—¿Final? ¿Que maldito final? —entrecerró los ojos con una mezcla de confusión y molestia

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—¿Final? ¿Que maldito final? —entrecerró los ojos con una mezcla de confusión y molestia.

—El mío —susurró mirándolo fijamente—. Estoy completamente loca —carcajeo de una manera siniestra, que incluso logró desconcertar Ronnie.

 Estoy completamente loca —carcajeo de una manera siniestra, que incluso logró desconcertar Ronnie

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—Lo siento, muchacho. Tu novia debe descansar. —La doctor colocó su mano sobre el hombro de Ronnie asustandolo más de lo que ya estaba.

—Está bien —sonrió amargamente y salió de la habitación con pesadez.

—¿Qué tal estás, hija? —comenzó a hacer anotaciones en su libreta mientras miraba el monitor al que Amara estaba conectada.

—Bien. La otra chica, la pelirroja cereza, ¿ella está bien? —la miró con preocupación pura.

—Está en terapia intensiva. Sé que tuvieron una pelea, los policías vinieron a ponerte eso —apuntó con la pluma a las esposas—. Les pedí que no lo hicieran, pero no pude hacer nada.

—¿Qué tan grave está?

—Creaste una fisura en su cráneo y dañaste severamente el lóbulo occipital, puede que quede parcial o completamente ciega. Eso lo veremos después de que despierte, por el momento está en estado crítico.

—Yo la maté —parpadeó rápidamente estupefacta.

Había arruinado su vida, no tendría más la oportunidad de ser actriz o cualquier cosa, por culpa de Amara sus sueños nunca serían realidad y cayó en cuenta de lo que eso significaría para Melody.

—No, pero deberás enfrentar cargos por ello —Amara levantó lentamente la mirada.

No quería, no podía terminar de nuevo en un juzgado, pero quizá ir a la cárcel sería lo mejor para ella ese momento o quizá un centro psiquiátrico. Cualquier de las dos opciones eran terribles, sin embargo, con su condición de no poder tener control de sus acciones lo mejor era estar los más lejos posible de todos ello.

Ya había lastimado suficientes personas como para continuar haciéndolo.

Había comenzado a perder la cabeza, quizá era un brote psicótico causado por el interminable estrés al que estaba expuesta desde hacía tiempo, o el insomnio, o toda la mierda que tenía en su mente.

Come back, Mr. O'Brien (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora