3.24

2.5K 130 31
                                    


(...)
—Hey, Ron...nie —dijo abriendo la puerta del dormitorio de su mejor amigo, encontrándose con una sorpresa.

—¡Amara! Maldición toca la puerta antes de entrar. —Ronnie estaba masturbándose mientras veía pornografía en su computador.

—¿Qué estabas haciendo? —levantó una ceja divertida.

—Desgranando maíz, obviamente —dijo sarcástico—. ¿Que quieres? —aplastó su cigarrillo en el cenicero a su lado sacando la mano de su ropa interior.

—Te iba a invitar a una fiesta, pero estás ocupado —la diversión en su rostro no se disipaba.

—Ya, cállate. Ve a invitar a tu noviecito, James —rodó los ojos con hostilidad.

—No es mi novio.

—¿Cuántas veces te has acostado con él en el último mes? ¿10? ¿15? —Por alguna extraña razón James y Ronnie no se llevaban para nada bien, al contrario siempre discutían hasta casi llegar a los golpes.

—Eso a ti no te importa. ¿Cuántas veces te has acostado con Jade en la última semana? ¿10? ¿15? —Ronnie y Jade tenían una relación, en la cuál sólo se acostaban de vez en cuando, pero no eran pareja.

—Buen punto —rascó su nuca—. Igual no puedo ir, tengo que terminar una escultura antes del Viernes y ni siquiera he comenzado.

—Sí, claro una escultura. Y también bajarte esa erección que te cargas —rió a carcajadas.

El moreno le lanzó una almohada, dando justo en la cara de Amara.

—¡Pedazo de imbécil! —gritó lanzándose sobre él y golpeándolo con otra almohada.

La pelinegra se descuido y termino en el suelo con Ronnie encima. Curiosamente entre ellos dos no había ninguna clase de tensión sexual, posiblemente su actitud era más como de hermanos.

—Estás aplastándome, imbécil.

—No me importa —la atrapó con más fuerza.

—¡Quítate de encima! Tu erección está en mi abdomen, que asco —chilló golpeándolo en la cara.

—Oh, lo siento —comenzaron a reír mientras se abrazaban rodando de un lado al otro de la habitación.

—¡Me pica tu barba, ya déjame! —gritó como una niña.

—Ah, sí —comenzó a frotar su barbilla contra el rostro y cuello de la ojiazul mientras esta intentaba escapar de sus brazos.

—Ama...ra. ¿¡Qué está pasando aquí?! —lucía muy molesto.

—Oh, James. Tranquilo no es lo que piensas —se levantó de inmediato.

—¿Por qué este sujeto tiene una erección y estaba abrazándote? —su pálido rostro estaba rojo y colérico—. ¡Te dije que no te metieras con ella, pedazo de basura! —Ronnie se levantó de inmediato.

—¿¡A quién llamas "basura", idiota!? —comenzaron a empujar uno al otro en repetidas ocasiones. El aire estaba impregnado de testosterona.

—¡Ya, carajo! James, sal de aquí. ¡Ahora! —se colocó en medio de ambos, como típicos machos alfas se miraban intensamente. Aún empujándose incluida a Amara—. Te veo después, Ronnie.

—Cuidado con este idiota, linda —le besó la mejilla con afán de molestarlo aún más.

Amara sacó a empujones a James de la habitación de Ronnie.

—Vine a buscarte porque Melody me dijo que estabas aquí. ¿Qué está pasando entre tú y ese? —cuestionó.

—Deja de gritar, James. No hagas escándalo por cosas que no son. Ronnie y yo somos amigos, simplemente amigos. Además deberías dejar tus estúpidos celos de lado. Ni siquiera eres mi novio.

—No, pero eres mía —la tomó de la nuca besándola con voracidad y esta lo empujó dándole una fuerte bofetada.

—No soy tuya, ni de nadie. No vuelvas a hacer eso nunca más. —Ahora ella misma estaba colérica.

Ya no deseaba pertenecerle a nadie, no podía después de haber sido de Dylan.

—Que me acueste contigo de vez en cuando no te hace mi propietario, así que deja tus estupideces conmigo. —Era completamente irónico, ella le "pertenecía" a Dylan sólo por acostarse con él, pero se negaba a aceptarlo.

James podía ser muy lindo, romántico, mimoso e incluso empalagoso, pero a Amara la asustaba cuando estaba molesto o celoso, no era nada saludable la manera en que este reaccionaba cada vez que ella estaba cerca de Ronnie.

—Yo...lo siento, princesa. No sé que me pasa. No soporto verte cerca de ese —dijo de manera despectiva apuntando a la puerta 17B, que pertenecía a Ronnie y otros 2 chicos con los cuales compartía habitación.

«Parece que lo posesivo viene de familia».

Habían pasado varias semanas, casi dos meses desde que la exposición y Dylan tuvieron lugar en su vida, y por fin había comprendido la idea de que debía continuar su vida tal cual como él lo hizo.

Olvidarlo no era una de tarea sencilla, le había entregado todo de ella y aún así no podía hacer nada para recuperarlo. Perdió una parte de sí misma cuando se alejaron y no la recuperaría mientras estuvieran separados.

Pero a pesar de la ardua batalla que tenía cada mañana al despertar, había podido ocultar lo que sentía realmente. Ese vacío que la estaba consumiendo desde hacía meses era peor que nunca, pero ella ya no lo demostraría más. Nunca más.

En cierta manera estar con James le recordaba aquella sensación de estar con Dylan. Pero jamás sería lo mismo, James por más que fuera su familiar, no era Dylan y nunca lo sería.

Hasta el momento nadie se había preocupado por saber nada sobre ella y lo agradecía demasiado. Ninguno de sus compañeros sabía que había tenido algo con un hombre mayor; el cual casi termina en prisión por esa razón.

No sabía que sentir con respecto a esa parte de su vida. No sentía vergüenza, pero al mismo tiempo no quería que nadie se enterará. Quizá era culpa del famoso "qué dirán".

Come back, Mr. O'Brien (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora