Podía decirse que estaba casi completamente habituado a su rutina, aunque no por eso dejaba de parecerle algo aburrido. Ni siquiera el fin de semana de vuelta a su nueva "casa" supuso una gran distracción para él, incluso prefería pasar los días en la universidad. Solo esperaba con impaciencia los martes y los viernes, días en los que llamaba a su Laura y duraban horas y horas hablando...ese era su único escape de ese extraño mundo en el que se encontraba sumergido...eso...y los almuerzos con esa chica.

Ella era linda sin duda, y su risa era un sonido tranquilizador. Le gustaban mucho las pláticas naturales y agradables que siempre compartían, sentía que era muy fácil estar con ella, y que podían llegar a ser buenos amigos.

Finalmente fue la hora de salir. El muchacho soltó un suspiro agradecido mientras escapaba raudo del salón, esta vez pudiendo evitar quedar sumergido en el río de chicos que andaban por el pasillo con las mismas ansias de olvidar las clases que él. Caminó apresurado por el sendero que bordeaba los jardines, buscando con la mirada a cierta persona, hasta que poco después la encontró, sentada en un banco resguardado bajo la sombra de un árbol. Ella giró el rostro como si hubiera sido advertida de su presencia y le dedico una gran sonrisa, como era de costumbre. El también sonrió mientras llegaba a su lado.

Se saludaron y tomaron el camino hacia el café que frecuentaban, a paso lento y con una charla entretenida en la que contaban las novedades de sus fines de semana. Los padres de Courtney eran personas muy ocupadas, actualmente se encontraban muy ocupados en el diseño de un parque acuático, por lo que ella no los veía demasiado, y así había sido siempre...ya se había acostumbrado a esa situación. A Ross aquello le sonó extrañamente familiar, y asintió comprendiéndola perfectamente.

Entraron al café, tomando los mismos asientos de siempre, junto a los ventanales.

- ¿Cómo estuvo tu clase? – Preguntó Ross observándola atentamente mientras ella se despojaba de su chaqueta negra y pasaba su sedoso y brillante cabello a uno de sus hombros en un coqueto movimiento.

- Entretenida. Nuestra actividad para la próxima semana será llevar la idea para un producto publicitario.

-¿Ya tienes algo en mente?

Ella asintió entusiasmada – Estoy pensando en un perfume. Quiero que lleve un nombre elegante, tal vez use el francés...algo como Essencede la soie.

- ¿Sabes francés?

- Sí, algo...

Ross entrecerró los ojos – Dime algo entonces...

Courtney lo miró con fijeza, se inclinó un poco hacia él y murmuró con voz baja – Tu me plais vraiment, cher...

El muchacho sonrió un poco perplejo – No sé qué significa, pero se escucha genial.

En ese momento una mujer de gafas se acercó con una libretita amarilla para tomar sus pedidos. Courtney ordenó lo de siempre, una ensalada y un té frío, y Ross prefirió un emparedado de queso y una soda. La chica asintió y se alejó y Courtney dirigió su mirada castaña a él nuevamente.

- Y dime ¿Cómo está Miami?

- ¿Miami? Pues...no ha cambiado mucho desde que tengo uso de razón. Es una ciudad tranquila, sin recursos demasiado avanzados...de ahí la necesidad de mis padres de mudarse ¿Alguna vez fuiste?

- Sí, varias veces cuando era pequeña a visitar a un tío, pero estar entre adultos siempre era aburrido...pasaba la mayor parte del tiempo en el pequeño parque del centro de la ciudad.

- ¿De veras? Quizás hasta nos hayamos tropezado alguna vez...

- Es muy posible...bueno, también iba mucho a Kioto, Osaka, Los Ángeles...- Courtney notó cómo la mirada de Ross se desviaba y se ensombrecía repentinamente, arrugó el entrecejo consternada - ¿Ross? ¿Sucede algo?

A través de mi ventana |Raura|Where stories live. Discover now