-¿Sí?.-Sonreí como un bobo.

-Solo no me falles, es lo único que te pido.

-Nunca podría hacerlo, al menos no de nuevo. Te quiero.- Poco a poco me acerque a ella, tome con delicadeza su rostro, y con todo el amor que le tengo, le transmití un beso que me hizo perder la noción del tiempo. Amaba sentir sus labios, su sabor era único, y no podía expresar con palabras todo lo que siento al besarla.

-Te quiero mucho Tom, más de lo que puedas imaginar.

-No, yo te quiero más de lo que tú puedas creer.

-Creo en ti. Eso es para mi suficiente.-Y de nuevo un beso se hizo presente en nosotros.

-Ahora si tenemos realmente porque celebrar.-Tome su mano.

-Solo quiero quedarme aquí, todo el día contigo, que me abraces y no me sueltes nunca.

-Pues lo que pida la niña de mis ojos, eso se hará.

-¿Tarde de pelis?.-Dijo Nat animada.

-Tarde de pelis.-Afirme.

Y así fue todo el resto del día. Les contamos a la familia la gran noticia, lo cual los puso muy felices, y me gane unas malas miradas en compañía de unas amenazas tiernas del pequeño Julen.

Quizá Nat no recuerde, pero le pedí que fuera hoy mi novia, con un motivo.
Hoy hace 8 años, que le pedí lo mismo, cuando solo éramos unos inocentes niños. El día en que fui feliz.

Pasaron dos semanas, y yo estaba más que contento con Nat, y mi familia.
Todo estaba marchando de maravilla, yo me había mudado a la antigua casa de mis padres con Rosario, sería solo por un tiempo, en lo que les buscábamos algo mejor.
Fue difícil volver, todo me recordaba a mis padres. Cada rincón, cada parte de la casa, mi cuarto con mi madre contándome historias, la sala con mi padre jugando.
Recordé a mi padre, que por cierto la última vez que lo vi, me porte muy mal con el. Me gustaría volver a verlo, y ayudarlo con su problema de memoria. Lo extraño, y me detesto por haberlo tratado tan mal.

-Nati...-Le dije, nos encontramos sentados en una banca del parque.

-Dime Tom.

-Mañana necesito que me acompañes a un sitio.

-Claro, yo voy contigo.

-Achis, pero ni siquiera te he dicho a donde.-Rei.

-Contigo hasta el fin del mundo.-Madre mia, se ganó un beso.

-Oh, que rico beso.

-Y hay más de donde vino ese.-Le guiñe el ojo.

-Ya pues, a donde me llevarás mañana.

-Por Puebla...quisiera ver a mi...-Suspiré-. a mi padre.

-Yo encantada de ir. Necesitamos ir temprano. Le pediré a mi padre su auto.

-Ok, gracias cariño.

-De nada mi niño grande.

Por la mañana nos marchamos a Puebla, yo no recordaba exactamente dónde era, así que fui al pueblo a pedir informes.
Yo manejaba, preguntamos varias veces, hasta poder dar con la dirección.

Tuvimos que dejar el auto en un estacionamiento, ya que no podríamos llevarlo por precaución.
Subimos hasta la casa de Minerva. Todo estaba como lo recordaba.
Tomé aire,y toque un par de veces la puerta, en son de apoyo, Nat apretó mi brazo.
Después de un rato, un niño pequeño nos abrió.

-Hola pequeño, ¿Estará la señora Minerva en casa?

-Mi abuela ya no está con nosotros...-Dijo aquel pequeño.

Sólos Contra El Mundo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora