018.

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Las luces de la habitación detrás de mí parpadeaban con rapidez sobre mi cabeza, y se reflejaban en la cara del hombre frente a mí; había dejado de escuchar la música hace un rato y permanecía estática en mi lugar sin saber qué decir, o siquiera qué pensar.

¿Qué hacía aquí?

Y, aún peor, ¿por qué aquella chica lo había llamado de aquella manera?

Me empezaba a sentir mareada ante la confusión, mi mente estaba enfocada en encontrar una respuesta coherente a la situación y, esto, había ocasionado que su rostro se hubiera distorsionado en mis ojos. Pero, cuando dio un paso hacia a mí, mi cuerpo respondió de inmediato echándome hacia atrás.

Él se detuvo al ver mi acción y volví a la realidad, bajé la mirada hacia el suelo sintiéndome gruñir ante el incómodo sentimiento de impotencia. Una vez más, mi cuerpo sabía lo que estaba ocurriendo mucho antes que mi cabeza.

Yoongi volvió a dar otro paso y, en el intento de imitar mi antigua acción, choqué contra la puerta detrás de mí. Se detuvo por segunda vez y subí mi mirada a la suya: ¿por qué aún sabiendo que algo no estaba bien seguía sintiendo esas ganas de quererlo sin dudarlo?

Estaba completamente loca.

Pero, en su mirada lo leí: tenía la oportunidad de escaparme de aquél lugar y salvarme de lo que sea que el hecho de que estemos aquí pudiera significar. O podía quedarme, y correr el riesgo de creerle, otra vez.

Tomó mi muñeca y me atrajo a sí sin dudarlo, intenté mantener mi mirada fija en entender lo que sus ojos querían decirme, pero en el brusco movimiento acompañado de la rapidez en entrarnos en una de las habitaciones, sólo me permitió ver las cosas borrosas.

En cuanto estuve dentro, caí en cuenta de que aquella no era una habitación de utilidad erotica, era una oficina. Su oficina. La misma en que se encontraba la mujer que me torturó indirectamente desde el primer momento.

Me observó con socarronería y arrugué la nariz desviando mi mirada hacia el reluciente escritorio en que se encontraba sentada. Ella bufó una risa.

- Vaya sorpresa -murmuró y la burlona forma en que especuló aquellas palabras me hicieron mirarla de nuevo. Se llevó el cigarro que tenía encendido a la boca a la misma vez que elevaba sus cejas.

Se había quitado la máscara.

Me zafé sin pensarlo dos veces del fuerte agarre de Min Yoongi, ignorando cómo se sobresaltó ante mi brusca acción y me encaminé hacia ella, hasta estar lo suficientemente cerca para aspirar el humo por mi propia nariz.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y me observó de pies a cabeza. Mi sangre empezaba a arder.

- Esto se va a poner bueno -susurró.

Abrí mi boca dando un paso más cerca y ella con rapidez apagó el objeto antes de ponerse de pie. Su rostro estaba a centímetros del mío y el olor a perfume barato me hizo chasquear la lengua, lista para dejarlo salir todo.

- Sooyoung, necesito que salgas un momento.

Ambas giramos la cabeza hacia el robusto cuerpo del hombre frente a nosotras: fruncí el ceño ante la extraña e insegura postura que había tomado y la pelirroja gruñó con fuerza antes de abandonar con zancadas la habitación.

Me dejé envolver por el silencio que se formó luego de su salida y me enfoqué en la figura del rubio a menos de un metro de mí: no me miraba, su cabello estaba alborotado y el ligero color de sus mejillas me daban una sospecha de lo que pensaba en ese momento.

DIRTY | MIN YOON GI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora