014.

13.1K 1.1K 241
                                    

El frío del local donde nos encontrábamos empezaba a hacer que los huesos me dolieran. El olor a comida era delicioso, pero yo no tenía hambre.

Toda mi posible atención se encontraba en aquél hombre sentado frente a mí con su mirada fija en la mía. Los recuerdos de hace a penas una hora seguían rondando por mi cabeza y aquello sólo me volvía más incómoda.

¿Por qué quería que me alejara de Jeongguk?

De todos modos, aquello no era lo único preocupante; no deberíamos de estar haciendo esto, en primer lugar; el peligro se siente en el aire nada más de saber que estamos sentados en una misma mesa, en un restaurante público y, peor aún, solos.

Sin embargo, estar acompañada de quién sea, jamás me quitaría los nervios que me causan esa inexpresiva pero intensa mirada.

Traté de mirar alrededor para calmarme, pero la manera en que no dejaba de mirarme no me lo hacía fácil. Me moví incómoda sin mirarlo, pero pude sentir cómo sonrió cuando mis mejillas empezaron a calentarse.

Realmente, quería volverme loca.

Crucé las piernas tratando de recobrar mi compostura, pero nuestras rodillas se rozaron y me sentí saltar en mi asiento. Su sonrisa desaparece.

- Creo que deberíamos de ordenar -digo tomando el menú para cubrirme la cara de vergüenza: ni siquiera sé qué por qué me trajo aquí.

Ni siquiera me gustaba la comida de este lugar.

Él no respondió y eso trajo a mí un ligero desespero, así que tomé un profundo respiro antes de bajar el menú para mirarlo.

Me arrepentí de inmediato cuando vi cómo brillaban sus ojos por debajo de ese flequillo claro y sus labios estaban curvados en una media sonrisa. Me sentí sofocada de un momento a otro y volví a removerme.

Nuestras rodillas se volvieron a tocar.

Chasqueé la lengua. ¿Por qué este lugar tenía tan poco espacio?

No quise mirarlo porque sabía que su sonrisa sólo empeoraría las cosas, así que me preocupé por mirar hacia afuera y ver el cielo atardeciendo a pesar del nublado que se iba lentamente despejando.

Pero lo escuché moverse.

Tomé con mi mano el final de mi abrigo y traté de presionarlo lo suficientemente fuerte para no girarme hacia él.

Él siseó y el pensamiento de su aliento contra mi piel me puso los pezones duros. Maldita sea.

- Daeha...

Temblé cuando pronunció mi nombre pero aún no tuve el valor de mirarlo. Empecé casi por inercia a respirar por la boca cuando vi por el rabillo del ojo cómo se remojó los labios.

El calor entre mis piernas empezó a surgir.

Su zapato tocó la punta de mi tacón y me sobresalté un poco. A pesar de la situación, él parecía saber hacerme sentir como si estuviera perdiendo la cabeza.

- ¿Crees que vendan arroz frito? -pregunté interrumpiéndolo para evitar cualquier tema incómodo que estuviera pasando por su cabeza. Pero al notar lo agitada que mi voz sonaba, ladeó la cabeza y llevó su mirada a mi escote.

No dijo nada, pero comencé a sentir cómo la cara me ardía aún más. Su mandíbula se tensó y quitó su mirada de mí por primera vez desde que llegamos.

Quise aprovechar el momento para volver a respirar correctamente, pero mi mirada viajó hasta sus labios entreabiertos, seguido por su cuello y el abierto en V de su suéter.

DIRTY | MIN YOON GI.Where stories live. Discover now