Capitulo 38

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Sonrío levemente y se sentó bien en el asiento.
-Joel-dijo divertida-Si, ya llegue a casa. Estoy por entrar.
Me miró y abrió la puerta del auto, se bajo y la cerró. Sin dejar de hablar y de sonreír me saludo con la mano en una forma, debo decir, burlona. Vi como se alejaba caminando hacia el edificio y ahora si, Pimentel no tendrá mi voto el año que viene. Si ese maldito celular no hubiese sonado, en este momento estaría saboreando de sus labios pero yo no soy así, yo no me voy a quedar con las ganas de besarla. Rápidamente me baje del auto y de la misma manera comencé a acercarme a ella.
-Está bien, adiós-escuché que decía y colgaba. Entonces la tomé del brazo y la giré hacia mi-Christopher, ¿qué haces?.
Al instante tomé su boca con la mía, colocando mi mano en su nuca para impedirle escapar. Moví mis labios sobre los suyos de manera exigente, de manera dominante y posesiva. Ella lograba que me sintiera desesperado por besarla. Logró despegarse apenas de mi.
-No Christopher, basta-dijo agitada. La callé besándola de nuevo. A paso ciego comencé a caminar, haciendo que ella caminará hacia atrás. Se volvió a alejar-No, no vas a subir conmigo.
-¿Por qué no?-le pregunté con la voz algo ronca.
-Porque... porque está tu prima arriba y no quiero que subas.
-Entonces vamos a casa-dije y besé su boca cortamente.
-No tampoco... vete-me dijo.
La solté por un segundo y tomé mi celular. Marqué el número de mi prima y esperé a que me contestara.
-¡Contigo quería hablar! ¿Se puede saber qué estás haciendo en la cita de ______? ¿Cuál es tu problema Christopher?-me preguntó.
-¿Dónde estás Angie?-le pregunté. Los ojos de ______ se abrieron bien y quiso hablar pero coloque uno de mis dedos sobre sus labios.
-En casa tonto, ¿dónde más voy a estar?-me contestó. Sonrei levemente.
-Eso es todo lo que quería saber primita, muchas gracias.
-Pero...
Corté antes de que siguiera diciéndome cosas. Miré intensamente a ______, ella era una pequeña mentirosa pero no iba a salirse con la suya.
-Angie no está aquí-le dije.
Volvi a capturar su boca en un caliente beso. Ella no pudo reprimir un leve gemido que escapó de sus labios. Entonces comencé a caminar de nuevo. De una u otra forma entramos al edificio, de alguna u otra forma logramos subir al ascensor y todo esto sin dejar de besarnos. La apoyé levemente contra la pared del ascensor y me alejé de sus labios y para besar su mentón y su cuello. La caja de metal se detuvo en el piso 6. Casi desesperado logré abrir la puerta. Salimos y la tomé de la cintura apegándola a mi otra vez. A ciegas volvimos a caminar hasta chocar contra la puerta del departamento. Busqué las llaves dentro del bolsillo de su abrigo y logré abrir. Cerré la puerta detrás de nosotros y alejándome apenas de sus labios para poder respirar me quité la chaqueta, ella se quitó su abrigo. Caminamos un poco más cuando nuestros labios volvieron a juntarse y caímos pesadamente sobre el sillón. Cai sobre ella ganándome un nuevo gemido de su parte. La besé más profundamente que antes, haciendo que el aire realmente nos faltara. Baje mi mano por el contorno definido de su cuerpo, acariciándola sobre la suave tela de su ropa.
-No, no... por favor Christopher. Déjame-me pidió cuando solté sus labios y bajé a su cuello.
No, ella no podía pedirme eso. Simplemente no podía.
-¿De verdad quieres que me detenga?-le pregunté en un susurro cerca de su oído.
-Si, si... vete. Ya no más Christopher, ya no quiero más esto, ¿no lo entiendes?. No quiero ser un juguete con el que te diviertas un rato, no quiero serlo.
Entonces me alejé de ella para mirarla a los ojos. Sus ojitos estaban vidriosos y me maldije a mi mismo por ello. Me alejé completamente de ella y me puse de pie. Caminé hasta la puerta, tomé mi chaqueta que estaba en el suelo y me giré a verla. Su mirada vidriosa y sus labios rojos me hicieron darme cuenta de lo insensible que puedo llegar a ser.
-Tú no eres un juguete para mi-le dije y sali de allí antes de causarle más daño.
Llegue a mi casa y gracias a Dios Angie no estaba levantada, no quería escuchar reclamos e insultos en este momento. Me cambié, me tiré en el sillón, me acosté boca abajo y cerré mis ojos para intentar dormir.
Abrí un ojo por el sonido que acababa de provocar el microondas, levanté un poco mi cabeza y miré a mi prima en la cocina.
-Angie-dije con la voz dormida-¿Por qué no dejas de hacer ese ruido?.
-No habló con arruinadores de citas-me dijo y siguió haciendo aquel molesto sonido.
Me senté en el sillón y un maldito dolor se apoderó de todo mi cuerpo. Creo que tendré que comprar somníferos si ______ va a tener este efecto en mi cada vez que pasa algo entre nosotros. ¿Cuánto he dormido? ¿Tres horas?. Esto es terrible, encima me duele todo, como si hubiera dormido sobre una piedra. Aunque no estoy tan alejado de aquello. Este maldito sillón terminará por dejarme paralítico en una silla de ruedas. Estirando mi cuerpo me puse de pie, caminé hasta el baño, me duché y sali para cambiarme y sentarme en la mesa en donde Angie había preparado todo el desayuno.
-¿Y mi nana?-le pregunté.
-Rose llamó hoy por la mañana diciendo que no podría venir porque Scooby tuvo que ser llevado al veterinario de urgencia porque se comió una moneda-me dijo ella sin mirarme.
-Pobre perrito, tan tonto-musité y pinché un pedazo de fruta para comer.
-No es el único-dijo y clavó su verde mirada en mi. Y aquí vamos con los sermones de Angie-Yo te juro que no te entiendo, no sé si es porque realmente eres idiota o porque te gusta molestar a las personas.
-¿Terminaste primita?-le pregunté.
-¡No!-me gritó ofendida.
Me acerqué a ella y besé su mejilla ruidosamente mientras ella intentaba alejarse. Le revolví el cabello y le apreté las mejillas.
-Deja el sermón para después, por favor. Respeta mis sacrosantos alimentos-le pedi.
-Eres tan complicado aveces y otros tan predecible y sencillo.
-Soy hombre primita eso es todo, no estoy tan evolucionado como ustedes las mujeres. Soy básico y primitivo por eso no me puedes entender aveces.
-Lo que no entiendo es lo que te pasa con ______-me dijo. La miré y bajé la mirada a mi comida.
-Ni yo mismo lo entiendo-susurré. Al parecer ella no me escuchó.
-Primero dices que quieres una noche con ella, bueno... obtuviste la noche que querías. Ahora no puedes tolerar la idea de que salga con otro y no quieres admitir que son celos pero estoy segura de que a ti no te va a molestar salir con alguna tonta.
-Te dolerá la cabeza si sigues tratando de racionalizarlo, créeme habló por experiencia propia.
-¿La amas?-me preguntó. Comencé a toser ya que me atragante con el juego que estaba tomando, cuando logré estabilizarme un poco la miré.
-Define amar-le dije tosiendo un poco todavía.
-Simplemente amar Christopher... no lo sé... no tiene una definición concreta. Es algo... un poco ilógico de donde lo mires. Es cuando te late rápido el corazón y no dejas de pensar en esa persona, estás así como idiotizado por ella y la ves en todos lados, por todos partes.
Me sentía bastante identificado pero... no, eso no es así. Tenía que cambiar de tema.
-¿Tú sientes eso por Richard?-le pregunté divertido. Sus ojos verdes se abrieron bien y sus mejillas tomaron un poco de color.
-No, no, ¿por qué lo dices?-preguntó nerviosa.
-Porque sé que no le eres indiferente a el-dije picaro.
Si en algo soy muy bueno, es en sacarle la vuelta a los temas que no me gustan. Terminamos de desayunar y limpiamos todo. Ya eran cerca de las 4 de la tarde. Se pasa rápidamente la hora cuando hablas con tu prima y en especial una prima como Angie. Me tiré en el sillón a ver la televisión pero miré el teléfono, necesito hablar con ellos. Marqué el número de Zabdiel. Sonó una, sonó otra.
-¿Hola?-me dijo al atender.
-Zabdiel.
-Christopher, hermano, ¿cómo estás?-preguntó.
-Aguarda un segundo en línea y no cortes-dije, apreté un botón de espera y marqué el número de Richard.
-¿Diga?-dijo el.
-Richard-hablé.
-Christopher, amigo que sorpresa, ¿dónde estás?-preguntó.
-Espera un segundo-le dije y apreté el botón que había apretado antes-¿Me escuchan los dos?.
-¿Qué sucede?-preguntó Richard-¿Zabdiel?.
-¿Richard?-respondió Zabdiel.
-Bueno, escúchenme-les dije mirando fijamente al teléfono.
-¿Qué pasó ahora pequeño saltamontes?-me preguntó Zabdiel.
-Necesito contarles mis problemas-sentencié.
-¿Vas a usarnos de psicólogos? ¿Acaso no puedes contactar a uno de verdad?-preguntó Richard.
-Ustedes me salen gratis-dije sonriente.
-Estás hecho en dinero, busca un profesional, estaba a punto de llamar a Emma-se quejó Zabdiel. Entrecerré los ojos y miré mal el teléfono, como si el pudiera verme.
-La dominante de tu novia puede esperar, tengo problemas-le dije.
-Bueno ya, ya. El tiene razón Zabdiel, luego nos quejamos cuando no sabemos qué le pasa-me defendió mi buen amigo Richard.
-Esta bien, que comience la sesión. ¿Estás sentado y cómodo?, relájate y suelta la lengua de una vez-dijo Zabdiel.
-En este último tiempo me he estado mirando al espejo y... no me conozco. No sé quién es el que está mirando-comencé a hablar.
-Pero no estás gordo, es más, estás como más trabajado que nunca-me dijo Richard.
-No puedo creer que hayas dicho eso. ¿Acaso no te has dado cuenta que está hablando de su forma de ser, no de su estado físico?-lo regañó Zabdiel-Continúa Christopher.
-Me siento... me siento como cuando tenía 7 años y no sabía que sabor de helado comprar-continúe.
-Estás confundido entonces-me dijo Richard.
-No, no es solo eso. Me siento un inepto para tomar decisiones y un manipular egoísta a la hora de pensar en alguien más-conté.
-Pero esque eres un inepto para tomar decisiones-dijo Zabdiel-Piénsalo, ¿qué decisión importante has tomado en los últimos años?.
-Y también eres un manipular egoísta. Angie me habló anoche para decirme que te sacara de la cita de ______-me dijo Richard.
-¿Te metiste en la cita de ______?-preguntó Zabdiel sin poder creerlo.
-Tal vez, bueno si, si me metí. Y si soy un manipular egoísta pero antes no me hubiera importado, hasta lo hubiera tomado como un halago, ¿por qué ahora sí me importa?. Y lo de las decisiones, tomé una sola a los 14 años y no me arrepiento de haberla tomado así me este llevando el diablo por haberlo hecho-dije muy seguro de aquello.
-Y ahora te puede importar por una sola cosa-habló Richard.
-Estás enamorado-sentenció Zabdiel.
-Y me pueden explicar ¿qué es eso? porque no entiendo el concepto, no está en mi. Irremediablemente terminé arruinándolo, lo sé. De hecho creo que todo el mundo lo sabe-dije algo nervioso.
-Pero primero lo primero amigo-dijo Zabdiel.
-¿Estás enamorado de ______?-preguntó Richard.
-Esque eso no tiene sentido. No puedo estar enamorado de ella porque simplemente es algo que no quiero sentir y que... no conozco y que...
-Ya deja de querer ponerle enredos y cosas. Estás enamorado y punto-me interrumpió Zabdiel.
-Aja, sino no harías todas las cosas que haces-agregó Richard.
-¿Qué hiciste ayer en su cita?-preguntó Zabdiel.
-Bueno yo... llegue y me senté con ellos a cenar. Toque a ______ por debajo de la mesa... aunque vale decir que ella comenzó-me defendí.
-¿La tocaste?. Eres un cerdo-me acusó Zabdiel.
-Ella comenzó-me quejé.

My Little Obsession >Christopher Vélez y tú< (TERMINADA)Where stories live. Discover now