Lo volvía a leer varias veces atónita. ¿Cómo sabía que estaba tomando un baño? Salí del jacuzzi de inmediato, y me cubrí con una toalla. Miré a todas partes asustada, no había nadie. Abrí mi armario, miré debajo de la cama. Nada. Miré por la ventana, y lo único que pude ver fue mi jardín, y a lo lejos, el bosque.
Me puse ropa de inmediato, y me recosté en la cama, más no dormí.
Tenía miedo.
Después de ese mensaje, pasó semana y media. No había recibido otro mensaje ni llamada. Seguía saliendo a correr, pero ya no iba al bosque, tenía miedo de topármelo ahí. En esa semana, sentía que alguien me observaba. Fuera a donde fuera, me sentía insegura. Saliendo de la escuela, yendo con mi madre o amigos al centro comercial, siempre me sentía espiada, u observada. Miraba a todos lados, o preguntaba “¿No sientes que nos siguen?” y me decían que me estaba volviendo loca. Me sentía vigilada en todas partes. Incluso estando en mi habitación.
Miraba por milésima vez en esa noche <y toda la semana y media> por mi ventana. No había nada, más que el jardín de mi casa, y a lo lejos el bosque. Ese bosque.
Suspiré, y bajé por algo de cenar. Tomé un tazón de cereal, y me fui a mi habitación. Encendí la televisión, y comía mi cereal mientras la miraba. Terminé de cenar, e hice el plato a un lado, y me cubrí con las cobijas. Apagué la luz, e intenté dormir. No podía hacerlo, tenía miedo.
Por fin logré dormir, a las 2:00 am, pero lo logré. Me desperté a las 6:00, pues tenía clases ese día.
Trencé mi cabello, dejando algunos mechones pequeños sueltos, tomé unos jeans ajustados, una blusa de tirantes negra, y una a cuadros roja sobre esta, me coloqué unas botas negras, algo de sombra y rímel y bajé a desayunar.
Saqué piña del refrigerador, y la partí. Saqué unas galletas, un vaso de leche, y me senté a desayunar. Terminé, y subí por mi mochila y mi bolsa. Estaba bajando las escaleras con las cosas ya en la espalda, cuando mi teléfono vibró.
“Te espero en la esquina. No tardes.”
Era de “Michael.” Mi corazón comenzó a latir con rapidez. ¿No iba a dejarme en paz? Salí de casa, y pensé en subir a mi auto, e ignorar aquel mensaje.
“Te estás tardando, no me hagas ir a buscarte.”
Otro mensaje llegó. Lo leí, y miré a todos lados, buscándolo. La calle estaba vacía, excepto por un deportivo estacionado. En la esquina.
Con paso inseguro, caminé hasta aquel deportivo. Llegué junto a este, y me paré frente a la puerta del piloto. El cristal polarizado comenzó a descender, y ahí estaba el.
-Sube.
-Pero, tengo clases, y ya es tarde…- comencé a hablar, pero me interrumpió.
-Sube.- repitió.
Aún con miedo, rodeé el auto lentamente. Abrí la puerta del copiloto, y subí. Dejé la puerta del copiloto abierta, y empecé a hablar.
-Escucha… yo… no diré nada, lo juro, no tienes que estar siguiéndome para…- me interrumpió al pasar su brazo frente a mi para cerrar la puerta.
-Para tu mala suerte, no puedo confiar en que no le dirás a nadie.- dijo subiendo el cristal.-Y es, ver que estés haciendo lo que yo te digo, o te mato.
-¿Qué? ¿Hacer lo que digas?- pregunté confundida.
-Así es, debes obedecer cada cosa que te diga. Y no hacerme enojar.
-Pero…
-Sin peros.- dijo.- ¿O prefieres morir?- de inmediato negué con la cabeza.
-¿Y si te denuncio?- pregunté intentando abrir la puerta, pero no se podía, tenía seguro.
-Si quieres a tus padres, y amigos, no te conviene hacer eso. No vas a bajar.- dijo viéndome intentar abrir la puerta por milésima vez. –Dime donde estudias.
-¿Para que quieres sabes?
-¿No tienes clases?- preguntó riendo.
-Pittsburg Highschool.- murmuré.
Encendió su auto, y comenzó a andar a gran velocidad. Me relajé al ver que si estaba tomando la ruta hacia mi preparatoria. En todo el camino ninguno de los dos dijo nada. Comenzábamos a acercarnos a la preparatoria, veía a varios de mis amigos caminar hacia esta, y al verme en aquel deportivo, me miraban confusos, sonreían, y algunos miraban a Michael, después a mi, y alzaban los hombros preguntando quien era él.
-Invéntales algo.- dijo Michael mientras se estacionaba frente al colegio.- No les digas nada de mi.
-No sé nada de ti.- dije, el solo sonrió con una sonrisa burlona.
-No creo que llegues a saber mucho de mi.- dijo aún sonriendo.- Bueno, inventa algo.- se escuchó como quitó el seguro del deportivo, abrí la puerta, y bajé. Rodeé el auto, y caminé hacia la entrada de la preparatoria, me giré para ver si Michael seguía ahí, y así era, me miraba con lentes de sol, sonriendo. Se despidió de mi con la mano, e insegura hice lo mismo.
Entré, y varios chicos y chicas murmuraban, y me veían.
-Chismosos.- dije para mi misma caminando hacia mi casillero, pero una voz chillona gritó mi nombre.
-¡______!- gritó Kate, mi mejor amiga caminando hacia mi. –Quítate- le dijo a un par de chicas que pasaban por su camino y las lanzó a un lado, yo solo reí levemente. –Cuéntame.
-¿Qué cosa?- pregunté aún caminando a mi casillero, con ella a un lado mío.
-¡Quién es el!- dijo sonriendo. –Toda la escuela te vio bajar del auto de ese chico!
-Es…- pensé en decirle la verdad, pero quería seguir viva. Y tal vez si no decía nada a nadie, ese loco se alejara de mi. –Un amigo. Solo eso.
-Un amigo, sí claro.- dijo riendo.- Un amigo que te trae al colegio, y te sonríe coquetamente. Yo tengo cientos de esos amigos.- Bien, si solo es tu amigo, ¿no te molesta presentármelo?
-¿Qué?- dije riendo.
-Es sexy.- dijo guiñando un ojo, después rió, y yo me uní a su risa. Honestamente no me había detenido a verlo bien. - ¿Me lo presentarás entonces?
-No.- dije riendo nerviosa, no le iba a presentar a un asesino.
-Entonces, no es solo un amigo.- dijo sonriendo, y alejándose de mi. Si supiera.
Saqué mis libros de las materias que tenía ese día del casillero, y los metí en mi mochila. Me dirigí a mi salón, y las clases empezaron. Fueron aburridas algunas, en otras me llamaban la atención, lo mismo de siempre, pero no me quejaba en realidad.
Por fin dieron la campana, y todos nos apresuramos en tomar nuestras cosas, y salir de clases. Caminaba hacia la puerta de la escuela, cuando unos fuertes brazos me abrazaron.
-Calum, si sigues abrazándome así ningún chico se me acercará.- le reclamé a mi mejor amigo que me abrazaba por la cintura, y me tambaleaba hacia la entrada.
Era alto, piel morena claro, ojos ligeramente rasgados, labios gruesos, y una hermosa sonrisa.
- Entonces esto los alejará más.- Besó mi mejilla varias veces, haciéndome reír.
-Basta.- dije apartando su rostro del mío, riendo.
-Hey, ¿a que hora sales de trabajar hoy?- preguntó aún abrazándome mientras caminábamos hacia el estacionamiento del colegio.
-A las ocho treinta.- le dije.
-¿Cuándo salgas vamos a comer algo?- preguntó.
-No lo sé, depende que tan cansada esté. Te aviso.- dije sonriendo, mientras me soltaba.
-Está bien. Anda, te llevo a casa.- comenzamos a caminar hacia su auto, cuando lo vi en su deportivo. Hizo una señal con la cabeza de que fuera con el, y miré a Calum nerviosa.
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Testigo. [Michael Clifford] EDITANDO
Fanfiction"Tu no viste nada, ¿oíste niña?" "Te quiero solo para mí, ____" "Estás en peligro, _____." "Mike, tengo miedo." "Voy a matar a cualquier idiota que intente hacerte daño." "¿Qué quieres de ese ta...