Cincuenta

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Cerré la puerta detrás de mí, junto con los dos perros que acababan de entrar a la casa. Suspiré, y dejé las llaves en la mesita de la entrada. Ambos fueron a la sala de estar, y se echaron en el suelo. Suspiré, y subí a la habitación de Michael. Me quité la ropa, y tomé la playera de Michael que yo usaba de pijama. Recogí mi cabello de una manera muy despeinada, y bajé. Decidí saquear la cocina, pero no había demasiadas cosas. Cerveza, cerveza, cerveza, y oh, cerveza. Terminé tomando cervezas, y unos panecillos empaquetados que tenía Michael en la lacena. Hice unas palomitas, bajé una manta de la habitación de Michael, y me eché en el sofá a ver una película. Puse una comedia romántica, aunque tuviera ganas de una película de terror, casa enorme, y sola, era muy mala idea.

Azkar y Crom se echaron en el suelo junto a mí, y les lancé un puño de palomitas que ignoraron.

-Vamos, coman.- les dije, lanzando otra palomita. Me miraron, y miraron la comida en el suelo, pero no comieron. - Más para mí.- dije metiéndome un puño de palomitas a la boca.

Me tomé tres de las cervezas de Michael, y me comí lo que encontré, ignorada por los perros. Vi dos películas en el sofá antes de acurrucarme y quedarme dormida en este. Desperté al siguiente día, y noté que las palomitas del suelo ya no estaban, igual que los perros. Sonreí, ya que lo habían comido cuando no veía.

Fui a la cocina a dejar ahí mi basura de ayer, y a buscar algo para desayunar hoy. Me hice un café, y de nuevo panecillos empaquetados, y me senté a desayunar. Azkar y Crom llegaron de no sé donde, y ambos se acercaron a mí.

-Pobrecillos, ¿Michael no los deja comer nada?- dije partiendo un pequeño pedazo de panecillo para cada uno. Le lancé su pedazo a cada quién, y lo comieron enseguida.- Buenos chicos.- dije sonriendo. Tomé mi teléfono, y vi un mensaje de texto.

"No destruyas mi casa, corrompas a mis chicos, y mucho menos, te metas con mi cerveza."

"Demasiado tarde, Mike."

Llamé a Calum, pero no respondía. Lo llamé varias veces, pero iba directo a buzón de voz. No entendía porque le molestó tanto ver la marca en mi cuello, ya sabía que no le agradaba Michael, pero no podía ser para tanto.

La idea de que gustara de mí ya había pasado por mi cabeza.

Pero no. Esa idea ya había pasado por la mente de ambos, y nos dejamos bastante claro que ninguno de los dos sentía algo por el otro, y que jamás lo haríamos. No arruinaríamos así nuestra amistad. No podía ser eso. Suspiré, y le envié un mensaje a Kate.

"Hey"

"¡Hola!"

"Oye, Kate"

"¿Qué?"

"¿Calum te contó algo "importante" por así decirlo?"

"Eh, sí..."

"¿Qué era? Estaba a punto de decirme, pero vio el chupetón y se arrepintió."

"Creo que él debe decírtelo."

"¿Pero de qué es?

"No te puedo decir."

"No seas dramática, igual me va a decir."

"Sí, y debes oírlo por él, no por mí."

"¿Es muy malo?"

"Es complicado."

"No me sacaste de NINGUNA duda."

"Lo sé. Pero no puedo hacerlo. Lo siento."

Dejé el teléfono en la mesita de la cocina, y suspiré. ¿Qué diablos podría ser tan "complicado"? Este vibró de nuevo, era un mensaje de Michael.

Testigo. [Michael Clifford] EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora