Una vez fuera y con la puerta cerrada el silencio cae entre nosotros. Lo único audible son los sonidos provenientes de las máquinas y algunas voces demasiado lejanas. Rodeados de mutismo y paredes blancas nos enfrentamos en el corredor desierto y me tomo un momento antes de mirarla.

Ella no debería estar aquí.

Esta mañana no me reuní con Mark como lo debería haber hecho. Tras el incómodo momento que ocurrió con Bill prácticamente salí de la casa de los Shepard antes de que pudiera alcanzarme. Sin embargo, no fue sin motivo; Nancy me había enviado por fax lo que le había pedido y entonces tuve que hacer un viaje directo a Louisiana.

Claro está que nadie sabe de mi pequeña escapada a otro estado y, dado que mi destino estaba a solamente a una hora y cuarenta minutos de Betland, mi ausencia en Mississippi no fue algo de lo que alguien pudiera percatarse. Sé que simplemente podría haber llamado, pero mi situación no es algo que se pueda tratar por teléfono teniendo en cuanta la cantidad de limitaciones que tengo ahora mismo. Además, desde mi punto de vista, hablar de forma directa sin la intervención de la tecnología es algo que muestra interés y compromiso.

Tras el pequeño viaje en bus terminé en el hospital. No estoy seguro de cuánto tiempo transcurrió hasta que decidí entrar y buscar a la señora Murphy, pero lo que recuerdo es a aquella enfermera deteniéndome y repitiendo que únicamente los familiares estaban permitidos. Le dije que no venía a ver a Zoe, venía por su madre, y cuando Anne se encontró conmigo en la sala de espera su rostro fue un sinónimo de curiosidad y desconcierto. Ella deslizaba sus ojos desde mi cara hasta la carpeta que tenía entre mis manos ida y vuelta, intentando descifrar qué era lo que ocurría.

Le mostré los documentos.

Le dije la verdad.

Ella se quedó perpleja, incapaz de pronunciar palabra alguna mientras me observaba con ojos vidriosos y negaba una y otra vez con la cabeza. Fue entonces cuando la policía nos interrumpió. Ellos habían atrapado a un hombre que se adecuaba a las características dichas sobre el mismo en la denuncia, fue ahí cuando le pidieron ir a reconocerlo al departamento de Policía. Habló con la enfermera del mostrador y entonces ella me permitió ver a Zoe. Anne me dijo que la esperara, y por la expresión en su rostro puedo asegurar que aún no podía asimilarlo: estaba pálida, confundida y callada. Sumamente asustada.

Y se fue.

Y ahora Kansas llegó.

Pensé en decirle la verdad más veces de las que puedo recordar, pero creí que era necesario que la señora Murphy lo supiera primero. Necesitaba explicarle cada detalle, cada intención y el objetivo de todo esto. Al fin y al cabo, esto es un asunto familiar, uno que no involucra a la castaña en realidad. Sin embargo, soy consciente de que los lazos de sangre no hacen a la familia, y por más que me quiera convencer a mí mismo de que estuvo bien omitirle la verdad siempre existirá una parte de mí que se arrepiente de ello.

—No creí que fueras capaz de hacer algo como eso —su murmullo llena mis oídos y me obliga a descender la mirada hasta los ojos frente a mí—. Creí que eras alguien honesto —añade cruzándose de brazos y dejando que la seriedad se vierta a través de sus labios. Por otro lado, estoy yo; completamente estático y escuchando con atención, sumamente consciente de cada movimiento y reacción. La idea de que ella lo sepa me trae tanta quietud como desazón, y por un momento siento que el órgano que bombea sangre dentro de mi caja torácica se paraliza—. ¿Decirle a la enfermera que eres el hermano de Zoe únicamente para verla? Es algo indigno de ti, Beasley —me reprocha con la diversión brillando en sus pupilas—. Pero debo reconocer que es bastante dulce, y si Sierra no se hubiera dado cuenta y no me hubiera detenido te habría causado unos cuantos proble...

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