.capítulo once.

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15 de mayo de 2002.

gerard.

Hoy comenzamos a grabar nuestro ¡primer álbum! en Nada Recording Studio. Tenemos que reunirnos con Geoff -nuestro productor musical-, Alex, y los demás a las 12:00 a.m.

Más temprano, había ido al dentista para que me quiten el maldito absceso* en la boca, que me jodía constantemente. Lo había hecho con éxito, pero, a pesar de eso, la boca me sangraba de a ratos y no podía hablar correctamente.

Los chicos y yo nos reunimos en Central Park, donde acordamos que nos iba a buscar una camioneta, y, efectivamente, allí estaba.

Luego de una -tortuosa, para mí- hora de viaje, aproximadamente, llegamos. Mi reloj marcaba 12:17 p.m. Me enojé más, odiaba ser impuntual.

Saqué un cigarrillo para calmar el enojo, mientras entrábamos, pero alguien me interrumpió.

—Gerard, ahora no. Estamos por hacer algo importante, no es hora para fumar. Además, acabas de tener una operación, te va a doler.—me susurra mi hermano en el oído y sigue caminando.

Molesto, vuelvo a guardar el cigarrillo en la cajita, y los guardo en mi bolsillo. Michael me sonríe falsamente.

En la recepción nos espera Geoff, hablando por teléfono animadamente. Me sorprende ese aparato, wow, todas las llamadas que podría hacer sin estar en casa de Ray -él sí tiene un teléfono en casa de su abuela-.

-¡Claro, claro! Gracias, luego hablaremos.-finaliza su conversación, para luego guardar el aparato en el bolsillo trasero de su Jean.-¡Hola chicos! ¿Cómo están? ¿Nerviosos, verdad? Pasen, pasen, ya comenzaremos a grabar.-habla eufóricamente, que tipo tan feliz, lo envidio. Nos guía hasta una sala con el número 13 en su puerta, y entramos.

Había miles de cosas geniales ahí, cosas nuevas para mí, instrumentos, cosas que nunca pensé que vería.

-¡Esco es quenial!-intenté decir. Todos rieron, lo que me molestó más.

Me senté en una silla que había allí, de brazos cruzados, cuando Alex, el presidente, entró.

-¡Hey, chicos! ¿Qué tal?-dijo.

Todos lo saludaron animadamente, menos yo. Estaba de muy mal humor para socializar, sólo quería irme a mi casa y dormir hasta que me dejara de sangrar la puta boca.

Alex se acercó a mí, mierda.

-Hola, Gerard. ¿Qué pasa?-preguntó. ¿QUÉ MIERDA TE IMPORTA?

-Está enfadado porque fue al dentista y le sangra la boca.-dijo mi hermano.

Me levanté para volver directo a la camioneta y decirle al conductor que me lleve de nuevo a casa, pero Alex me detuvo tomándome del brazo.

-No te vas a ningún lado.-dijo, con serenidad, pero notablemente molesto.

-Me voy a donde yo quiero, suéltame.-intenté zafarme de su agarre, pero no pude. Para variar, me sangraba la boca otra vez, genial.

-¡QUE NO!-gritó, mientras me pegaba fuertemente en la cara.-Ahora anda y canta.

Obedecí, y, en silencio, los 4, yo con la nariz sangrando, entramos a la sala de grabación.

Los acordes de Vampires Will Never Hurt You comenzaron, mientras yo hervía de rabia por dentro.

-And if they get me and the sun goes down into the ground.-canté con rabia, fulminando a Alex con la mirada, mientras él me miraba del otro lado del vidrio con una sonrisa de satisfacción.

the true lives of the fabulous killjoys ; mcrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora