.capítulo ocho.

162 46 26
                                    

jueves 4 de octubre de 2001.

ray.

El lunes luego del show, a primera hora, llamé al número que Charles me había dejado y arreglamos una cita para hoy. Los chicos y yo vamos a ir hacia los estudios de Eyeball Records por la tarde, y vamos a tocar nuestras canciones para Charles y sus colegas, y luego, supongo, si somos lo suficientemente buenos para ellos, firmaremos un contrato.

El solo pensar que alguien importante se fijó en nosotros me acelera el corazón y me pone muy feliz. Estaba muy feliz por ir a Eyeball y ver qué pasaba.

[...]

gerard.

-I think I'd love to die alone.-canto mi línea final.

Los 2 hombres, colegas de Charles, que ahora sabemos que se llaman Horace y Alex, nos aplauden y Charles los mira con una sonrisa de satisfacción.

-Les dije que eran buenos.-le dice nuestro ¿jefe? a los dos hombres.

-Pensé que eran malos como todos los otros que habías traído, Charlie.-le habla Alex, el presidente de Eyeball.

-Les dije, les aseguré que eran buenos.-sonríe el castaño.

Horace, el productor, dice:

-A mí también me pareció genial su trabajo, chicos. Veo mucho potencial en ustedes, y si aceptan, y Alex está de acuerdo, nos gustaría grabar algo con ustedes.

Alguien estaba interesado en nuestra música, ¡y eran de una jodida discográfica! Miro a mis amigos y ellos me sonríen.

-Claro, claro. Para nosotros sería un placer.-dice Ray.

-Lo discutiremos y se los haremos saber dentro de un par de días. Gracias por su tiempo, chicos.-habla el presidente, por lo que entendemos que debemos irnos.

Todos nos despedimos estrechándole la mano a cada uno de los hombres, para luego salir por la puerta de vidrio.

-¡Creo que deberíamos celebrar!-dice Ray, emocionado.

-¿Qué propones, rulos?-habla Matt.-¿Vamos de copas hoy por la noche?-dice.

-Yo preferiría que compremos helado y vayamos a Central Park.-confiesa Mikey.

Me río ante la propuesta de mi hermano, pero me parece la mejor, ya que no me gusta que beba, ¡es un niño todavía!

-Yo apoyo la propuesta de Mikey, ¿qué dicen?-hablo.

-¿No creen que hace frío para helado?-dice Matt.

-Sí, pero igual quiero comer helado.-Habla Michael con un puchero, haciéndonos reir a todos.-¿Nos movemos o nos quedaremos aquí para siempre?

-Conozco una heladería cerca de aquí, ¿vamos?-sugiere Matt.

Ray y yo nos dirigimos hacia la derecha, siguiendo al gordo, pero Mikey se va para la izquierda.

-¡Mikey, es por aquí!-le grito, divertido, a lo que él trata de alcanzarnos trotando, pero Matt, Ray y yo empezamos a correr, dejándolo atras.

Llegamos cansados a la heladería, y Michael llegó un poco después, insultándonos en todos los idiomas posibles.

-Los odio.-rió.-Me hicieron correr 5 cuadras, y no los pude atrapar.-dijo fingiendo molestia.

-Eso te pasa por ser patas chuecas.-digo riendo, rodeando sus hombros con mi brazo izquierdo.-Vamos, los chicos ya están pidiendo los helados.

Pido un helado de frutilla y chocolate, como siempre. Y si adivino, Mike pedirá vainilla y menta, asqueroso.

Cuando todos tenemos nuestros helados (sí había acertado con el pedido de mi hermano), caminamos hacia Central Park. Cuando llegamos, encontramos lugar en una banca con vista al lago, donde varios patos estaban siendo alimentados por ancianitos. Levanto mi helado como si fuera una copa, mientras digo:

-Por My Chemical Romance, ¡la mejor puta banda del mundo!-mis amigos levantan sus helados también, y los chocamos como si fueran copas, con cuidado de no tirarlos.

-Pero si apenas la semana pasada la querías dejar.-dice mi hermano entre risas.

-Eso fue antes de que me de cuenta de que somos jodidamente geniales.-le contesto.

Los helados se van acabando mientras hablamos de la vida, conocemos un poco de la vida latina de Ray, nos reímos y fantaseamos sobre conciertos monumentales.

Cuando cae la noche, nos despedimos y cada uno se encamina a su hogar.

Fue un buen día.

xoboyd.

the true lives of the fabulous killjoys ; mcrWhere stories live. Discover now