Capítulo 14

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Me levanto por un sonido molesto, le doy una rápida mirada a la hora, son las cuatro de la madrugada.

Hace mucho frío, lo siento en mis pies, la estufa no funciona, está semana vendrán a repararla, suspiro al recordar que la  frazada que uso normalmente se la pase a Adam,y el hecho de que tenga tanto frío es que estoy desnuda debajo, eso no ayuda. 

Busco una mejor posición en la cama, ahora mi cuerpo esta hacia la ventana.

Intento volver a dormir, pero no puedo hacerlo, si Adam sigue haciendo ese sonido.

Me siento en la cama cubriéndome. Lo observo, sus ojos están cerrados, de seguro hace frío en esa esquina.


—Adam.

Él abre los ojos y me mira desde ahí.

— ¿Qué sucede Grace?

—Ven. Duerme conmigo, hace frío.

—Vaya, no creí que eras de ese tipo.

Sonríe.

—Mejor duerme allí idiota.

Giro mi cuerpo dándole la espalda, oigo pisadas, luego se levanta la frazada, detrás de mí se hunde la cama. Volteo para verlo y nos quedamos mirando.

—Mantente en tu parte de la cama, y nada de tocarme. —amenazo.

Le doy la espalda nuevamente, abro mis ojos cuando siento su brazo en mi cintura y luego me jala a su pecho

—Oye. —digo. —¿Qué haces? Suéltame.—saco su brazo.

—Hace frío, solo por hoy. —susurra en mi oreja.

Odio que tenga ese efecto en mí.

—Solo por hoy. —susurro.

Extrañaba esto.

Me duermo sintiendo la calidez de su pecho.

Despierto sintiendo una almohada dura, pero cálida. Luego recuerdo que Adam estaba durmiendo aquí, pero voy a aprovechar este momento, lo abrazo y vuelvo a cerrar los ojos.

—Bebe, no sabía que te ponías cariñosa a la mañana. —su voz ronca envía vibraciones a mis partes íntimas.

Abro los ojos y me alejo de él, camino hacia el baño, soy una idiota, no puedo verle la cara después de aprovecharme en su cara.

—Me gusta la vista.

Me giro mirándolo sin comprender, él me mira con un brillo lujurioso los pechos, bajo la mirada y me sonrojo.

—Mierda. —había olvidado que estaba desnuda, él vio mis pezones erectos y mi vagina.

Cierro la puerta del baño, y me apoyo en esta. Me avergüenza y de igual parte me éxito la mirada de lujuria. 


(...)


Hoy el lugar está repleto de gente, afuera llueve a cántaros, me muevo de un lado a otro sin descanso, faltan algunas horas para terminar mi jornada.

Hace dos semanas que no dejo de pensar en Adam, no lo he visto desde entonces, cuando me encerré en el baño, decidí ducharme para despejar mi mente y salí con una bata, esperaba verlo, pero no se encontraba.

Èl se había ido sin despedirse, me decepciono de alguna forma.

Vuelve a sonar la campanilla de la puerta avisando que ingresa más gente, levanto la vista de la mesa que estoy limpiando.

—Santa mierda. —me apresuro a terminar de limpiarla y me retiro con rapidez a la cocina ocultándome.

Me muevo de un lado al otro con mis manos en mi cabeza, intento calmarme, pero es imposible.

HÍBRIDA ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora