Inquebrantable [SuKook]

07 - Primer Amor

Suga POV

Siempre intento olvidarlo pero la verdad es que las razones para ello son tan nulas e insignificantes, ya que, fueron buenos tiempos que disfruté, sufrí, reí, lloré y más, pero como muchos similares nunca supe volarlos correctamente.

En ese entonces era más joven que Jungkook quizás tenía quince o menos, todo puberto en la estapa más oscura de la vida y que solo quiero ocultar y ojalá olvidar. Llegó un chico nuevo al salón que tanto repudiaba, él era más alto que yo y siempre lo fue pero eso no importaba, solo era un dato que me atraía, únicamente me esmero en recordar lo bien que se sentía compartir mi tiempo con él.

Se me acercó primero sentándose junto a mi banco en la esquina del salón de clases, lo odié porque ese era mi rincón y él solo venía a invadirlo. Siempre me llamó la atención la voz de las personas y la de él era tan angelical, similar a cualquiera femenina que conociera pero mejor, aguda y a veces rasposa, cada día me sorprendía y deleitaba más por las escasas veces que lo escuchaba tararear y cantar pequeños trozos de las canciones que escuchaba a través de su auricular, tenía el volumen tan fuerte que también oía la melodía que salía del pequeño aparato desde mi posición. Eran momentos especiales para mí cuando se ponía a entonar melodías completas con esfuerzo, su voz para mí fue una reliquia que quería que fuera mía, o algo de ese estilo.

Siempre fue él quien dio todos los primeros pasos, el primer saludo, el primer acercamiento, la primera charla, el primer "te amo", la primera provocación y todo lo demás. Yo solo lo seguí porque estaba muy contento cada vez que lo miraba y oía, sólo por tal estúpido motivo mi vida seguía.

Él por supuesto fue el primero que me sedujo, me enseñó todo lo que se supone estaba prohibido y no era correcto, me deseaba y pensé que yo también lo hacía pero la verdad nunca entendí su significado, sólo lo seguí ciegamente, placer que se transformó en adicción hasta que con el tiempo eventualmente me aburrí de ello.

Muchas veces quería desechar todo, era abrumante vivir, un día sentí una masa de un color oscuro nacer que crecía y crecía en mi lomo empezando desde mis hombros, la masa todos los días era más densa y la carga era más, el peso fue tanto que llegó a ser inaguantable, inevitablemente llegó el día en el cual la masa cubrió todo mi ser, me tragó de un mordisco y caí en ese abismo que si no puedes salir por ti mismo estás perdido. Era un adolescente, estaba más confundido por cada día que pasaba y el pensamiento de dejar todo ser y simplemente marcharme de aquí era recurrente, pero él solo sostenía mi mano tan fuertemente diciendo que no me rinda que la verdad ya me daba igual dejar de existir o no.

Lo traté de muchas formas, buenas y malas hasta que llegué a ser más grande que él y me aburrí, lo quería dejar porque todo me daba igual. Un "No me dejes" eufórico de su parte fue suficiente y nos volvimos a unir, pero dolía porque los sentimientos que ahora compartíamos no eran los mismos de antes. Apesar de que dudé innumerables veces si me amaba, él siempre me aceptaba sin reproche, con todas mis imperfecciones y con todo el daño que le hacía, sin él no tenía ni era nada y solo me di cuenta de ello cuando finalmente todo acabó.

Nos olvidamos por un tiempo, nuestra relación tuvo una gruesa capa de polvo, pero como ahora era más grande que él como persona tomé la primera y última inciativa de todo el tiempo que estuvimos unidos y lo dejé de lado siendo que lo deseaba tanto, era un imbécil y nunca lo supe valorar.

Como era de esperarse me dejó, él aceptó mi petición ¿Por qué no lo haría? como yo decidí no buscarlo nunca, creí que estaba bien, cada uno por su cuenta. Yo lo había abandonado, fue mi error y él también me seguiría en ello. Todo terminó de forma tan pacífica, o eso quería y creía con los ojos vendados, yo solo reía y lloraba por recuerdos y emociones pasadas, estaba tan dolido pero no tenía derecho a nada.

Eventualmente con el tiempo volví a caer, él fue el único en el mundo que me podía ver en el suelo saboreando el polvo a la fuerza, esta vez yo no me podía levantar por mucho esfuerzo que hiciera, lo necesitaba, me daba vergüenza, esa maldita masa negra me volvió a tragar igual o peor que antes, solo recuerdo lo mucho que detestaba vivir, respirar me daba pereza y seguir con esta vida era tan inútil, entonces pensé que estaba bien si me dejaba llevar, que estaba bien dejar esa masa devorarme puesto que todo impulso de salir a flote era en vano y de nada servía seguir intentando, si llegaba a flote ¿qué pasaría? volvería a caer a futuro porque no soy lo suficientemente bueno para este mundo y yo ya estaba cansado de todo, de pelear con la nada, empezaba a morir en mi floreciente vida y me daba lo mismo, sólo estaba tan exhausto, lo desaba tanto, entonces comencé a llorar porque nunca lo hice cuando era necesario, no tenía un motivo contundente para ello pero las lágrimas solo salían, sollozos amargos y rabia, sentí una mirada tan familiar que esperanza comenzaba a florecer, su mirada se acercó y la tal masa solo se desvaneció, se acercó a mí abrazandome y musito casi inaudible -No te tendré pena ni tu la tendrás por mí, lo nuestro acabó y está sepultado muy abajo junto a todos nuestros malos recuerdos, pensamientos negativos y las cosas que tenemos que olvidar, levántate, porque aún recuerdo la primera vez que te vi tan pequeño en ese rincón y ahora estás tan grande que no tienes idea alguna- se separó de mí lentamente y comenzó a marcharse, él me había ayudado a levantarme nuevamente, sería la última vez que lo necesitaría, generé un revoltijo de emociones, felicidad por ambos, porque todo cambió y tristeza porque jamás supe valorarlo correctamente y siempre me arrepentiria de ello.

Con los años lo superé pero nunca lo olvidé. Ya no lo amaba, ya no lo quería, sólo me arrepiento de no haberlo tratado como se debe.

Recordar su nombre no dolía ni generaba algún tipo de sentimiento pero sabía que Park Jimin fue la primera persona a la que mi corazón correspondió.