Siberia. 5

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Mis manos tiemblan con fuerza mientras hago mi mejor esfuerzo por no caer ante su control. Siento cómo mis manos se unen a la batalla y mis ojos empiezan a arder. El sudor frío perla mi espalda y sé que en cualquier momento terminaré cediendo. Ya he cedido antes ante su voluntad, ¿qué hará que no caiga esta vez? 

—No hiciste el bien al equivocarte, Jerry. ¿Cómo se te ocurrió decir que tu verdadero líder es Johann Schmidt? —Cuestiona Ultrón, caminando alrededor de Jerry, quien está de pie en un manojo de nervios mientras yo cierro mis manos en puños para controlar el temblor—. ¡Yo soy tu maestro, imbécil! 

—L-lo siento... —balbucea Jerry. 

—Oh, no te preocupes, de todos modos, ya estabas muerto —dice con calma—. Maya, querida, agarra el arma en la mesa y dispárale en la frente. 

—Yo no... —balbuceo. Jadeo ante el ardor en mi cerebro y mis manos se abren. De forma involuntaria, mis piernas se mueven hacia la mesa, mi mano derecha sostiene el arma e inclino mi torso hacia atrás, huyendo de la pistola. 

—¿Podrías darte prisa? —Gruñe el robot. 

Un sollozo sale de mis labios cuando me pongo frente a Jerry y Ultrón lo hace arrodillarse delante de mí. 

—Ella también es tu maestra, no debiste despreciarla por un tipo muerto —dice Ultrón con odio. Levanta su cabeza y me mira fijamente—. Dispárale. 

Me resisto un poco antes de que una llamarada en mi cerebro me haga gritar y hale el gatillo. Jerry cae al suelo con un hilo de sangre salir del centro de su frente. 

—Te dije que ibas a estar de acuerdo conmigo, linda. Somos invencibles juntos —dice y me deja sola con el cadáver del hombre que me obligó asesinar. 

Libre de su control, caigo de rodillas, lanzo el arma lo más lejos posible de mí y rompo en llanto mientras los ojos abiertos de Jerry me observan fijamente, sin vida pero con una expresión aterrada. 

—Lo siento —le digo y cierro sus ojos con mis manos temblorosas—. Lo siento, lo siento, lo siento... 

→  

De regreso a mi nueva y más cómoda habitación (con baño privado incluido), me encierro en el baño y me lavo las manos hasta gastarme el jabón líquido y la barra de jabón corporal. Necesito sacarme la sensación de la pólvora en mi piel. Necesito lavarme la sensación del arma fría en mi mano derecha. 

James llega a mi habitación en la noche, mientras se supone que yo debería estar descansando, para darme más lecciones de alemán y ayudarme a mejorar mi habilidad con las dagas. 

Me menciona que planea huir conmigo y con Shwan, llevarme de vuelta a mi padre y asegurarse de que la amenaza de Ultrón esté extinta para siempre. Le pido que se apresure en sacarme de ahí mientras lloro y le cuento lo que le hice a Jerry solo porque Ultrón se sintió traicionado. 

James me dice que me sacará de Siberia lo más pronto posible. Besa mi cabeza y se va corriendo antes de que los robots lleguen a vigilar que siga en mi habitación lujosa pero fría. 

No duermo nada en el segundo día de la tercera semana. 

Solo puedo pensar en Jerry y en lo aterrado que se veía delante de mí. 

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora