Capítulo 12. Maya.

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Sabía que Los Vengadores no estaban muy cómodos conmigo cerca. Desde que había regresado –hace una semana– me había percatado de cómo varios de ellos evadían mis ojos y trataban de no estar mucho tiempo donde yo estuviera. Y, honestamente, no los culpo porque ¿cómo puedes estar cerca de una persona que puede asesinarte en cualquier momento?

Me hubiese gustado poder estar lejos de mí, también.

Papá se mantenía ocupado en su oficina, tratando de decidir entre enviar a Hill a Italia o dejarla con él. Natasha entrenaba y salía a misiones secretas todo el tiempo, hubieron días en los que no se presentaba del todo. Barton mantenía un ojo en un sujeto malo. Bruce trataba de encontrar una forma de liberarme de Ultrón y trabajaba en algo que supongo es el Suero del Súper Soldado. Thor iba y venía entre Asgard y Midgard. Tony se la pasaba detrás de papá, tratando de convencerlo para que enviara a Hill a su nueva Torre Stark. Y Steve...

Steve se la pasaba conmigo. Me abrazaba, me daba besos, me cuidaba y me sacaba a almorzar a centros comerciales y restaurantes de comida rápida para nada saludable. Por un momento me pregunté si él hacía esto para mantenerme lo más lejos posible de sus amigos y familia o si hacía esto solamente porque quería pasar tiempo a solas conmigo. 

Hoy, Steve no me llevó a almorzar. De hecho, solo vino en la mañana cuando desperté, me cuidó un rato y se fue a hacer una clase de misión con Tony.

Papá había decidido que era hora de salir solo un rato, así que me quedé sola. Hasta que Tony llegó para ver cómo estaba.

—Hey, ¿cómo te fue en la misión con Steve? —Le pregunté.

Tony se había puesto a curiosear en la habitación fría. —Bien, si hubiésemos tenido una, para empezar.

—¿No tuvieron una misión?

—Nop. Desde que regresaste, las cosas han estado muy tranquilas.

—¿Qué hay de Natasha y Clint? —Pregunté, frunciendo el ceño y sentándome en la cama.

—Ah, ese par. Están asegurándose que los de Ultrón no estén cerca. O algo así. La verdad, solo tu papá sabe qué es lo que pasa —respondió con indiferencia mientras caminaba en la habitación, husmeando todo lo posible.

—Oh.

—Sí, oh. ¿No te aburres de estar aquí? Es tan... aburrido. Muchos ohs de aburrimiento. Esta habitación le pone las 'o' a aburrido, insípido, tonto, inhóspito...

—Bueno, he estado en lugares peores que este —le había dicho, jugando con las puntas de mi cabello.

Tony se había girado hacia mí, con una expresión seria y arrogante. Me había percatado que esa arrogancia es lo que lo hace atractivo.

—Cierto, cierto. Uh. Esto es incómodo. ¿Quieres algo? Odio ver a una persona joven como si fuera una vieja.

—Música y un libro.

—¿Qué tipo de música? —Me había preguntado.

—Ruidosa. De esa que no te deja ni pensar por el sonido de los instrumentos.

Tony sonrió. —Ya tengo la música. ¿Libro?

—Uno lo suficientemente bueno que haga que me olvide de todo.

—No soy un tipo de libros.

—Búscame uno. Soy la hija de tu jefe y digo que quiero leer algo que sea bueno y combine con la música.

—¿Qué acaso todo tiene que combinar? —Se había quejado, luciendo más como un niño fastidiado que un adulto millonario.

—Sí. Música escandalosa. Libro escandaloso.

Fury Avenger (Trilogía completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora