Capítulo III

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Cuando el reloj de muñeca de Lucy dio las 13:25 p.m. bajamos al comedor de lujo que está en el primer piso. Hay cuatro platos puestos en la mesa, uno en la cabecera y los otros tres a los lados. Lucy se sienta en un asiento a la derecha de la cabecera y me indica que me siente a su lado, donde también hay un plato. Me alegro de no estar tan cerca de los idiotas, en esta casa, la única persona simpática, es Lucy.

Unos dos minutos después, bajan por las escaleras los idiotas y se sientan silenciosamente en la mesa. Unos empleados, por lo que parece, y sirven lo que parece ser una sopa de algo que desconozco. Cuando los empleados vuelven a lo que parece ser la cocina, todos toman la cuchara y comienzan a comer. Hago lo mismo, aunque no sé qué esperar con la  sopa. No estoy acostumbrada a comida tan bien preparada. Siempre comía solo comida chatarra y a pesar de eso, soy bastante delgada.

Pruebo la sopa y sabe demasiado mal, pero no quiero causar problemas, así que me la tomo a regañadientes. Al menos tienen comida.

Mientras transcurre la comida, todo está en silencio. Hasta que la señora rompe el silencio para dirigirse a mí.

-Hoy vamos a ir de compras, porque empiezas el colegio mañana y también te compraremos ropa decente, porque supongo que tu armario no es muy diferente a lo que tienes puesto ahora.

El tono en el que dijo ese comentario me enfadó un poco, pero intenté controlarme. No quería irme, no aún.

-Como quiera, señora- dije en el tono más normal que pude fijando los ojos en la sopa, porque sabía que si la miraba, el sentimiento de querer quedarme perdería con el sentimiento de querer darle un puñetazo en su cara arrugada.

-Cuando todos terminemos la comida, irás a darte un baño y te cambiarás ropa- continuó como si no le hubiera dicho nada- tú también irás Lucía- dijo mientras se dirigía a la niña- Báñate y cámbiate de ropa, al igual que Alicia, te compraremos ropa nueva.

-La imagen es lo que más importa- comentó el idiota- Apréndete muy bien eso, Alicia.

Me quedo muy impresionada por lo que escuché, no he tenido la mejor de las enseñanzas, pero sé que la imagen no es lo más importante.

Cuando todos terminamos de comer y los empleados recogen la mesa, Lucy pide permiso para retirarse de la mesa y la imito, porque debo ir a bañarme como la idiota me dijo que hiciera y en verdad, creo que me hace falta un baño. Para relajarme un poco.

Cada habitación tiene su baño privado. Y eso significa una ducha privada de última generación que me cuesta aprender a usar, pero al final, no es tan difícil. Me ducho y le pongo a mi pelo mucho shampoo y mucho acondicionador y cuando salgo del baño y me seco el pelo, noto que nunca había tenido el pelo tan suave. Me gusta la sensación. Debe de ser un acondicionador muy bueno.

Me visto con unos jeans claros, los únicos que tengo, los demás son oscuros. Una playera de tirantes negra y encima de esta una blusa a cuadrille blanca y negra. Me trenzo hacia un lado mi largo pelo que aún está un poco húmedo. Pensé que era la mejor oportunidad de usar el maquillaje que me habían dado hace unos años. Un poco de rímel y un brillo de labios. No era mucho, pero cuando me vi en el espejo ya era una persona diferente. Pero me gustaba. No me había puesto esa blusa muchas veces, me gusta bastante como me queda.

Según mi humilde opinión, nunca había estado tan decente. Pero es mi opinión de chica humilde y huérfana. No de una chica que ha crecido en este mundo donde la apariencia es lo más importante. Ni siquiera pensé que fuera realidad, pensé que sólo existía en los libros y la televisión.

Salgo de mi habitación y me encuentro con Lucy, que está vestida con un entero morado y zapatos negros, unas chinitas, por lo que he visto antes. También tiene el pelo amarrado en una trenza y al final tiene una cintita en forma de corazón. Cuando la había visto antes, llevaba una falda con vuelitos y una playera simple. Ambas nos vemos muy diferentes de cuando nos conocimos.

Alicia & AlejandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora