Prologo

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Lentamente volvía de un profundo sueño, me costaba abrir los ojos y la luz de aquella mañana estaba siendo difícil de soportar para mis ojos. Siempre había tenido la costumbre de estirarme en la cama antes de ponerme en pie y trate de extender los brazos que repentinamente chocaron contra algo fuerte y duro, algo que no era costumbre tener en mi cama y me alarmé.

Gire mi cabeza de inmediato, tenía que ver el objeto extraño no identificado que estaba sobre mi cama, y a mi lado reposaba Derek Hyles... o al menos ese era su grande y musculoso cuerpo.

El susodicho estaba profundamente dormido con el abdomen contra el colchón y tenía uno de sus brazos rodeando mi cintura. El nisiquiera se había inmutado por el golpe que le había propinado, pero me altere al pensar que en cualquier momento podía despertar.

Mis ojos estaban más abiertos que nunca y yo lo miraba sin pestañear, había dejado de respirar y mi corazón latía desenfrenadamente, no entendía como era que había amanecido... un momento!, donde carajos había amanecido?.

Di un vistazo a mi alrededor y ciertamente esa no era mi habitación. Estaba en un cuarto de paredes blancas y piso de madera, las cortinas azul oscuro del ventanal estaban recogidas permitiendo que la luz se filtrara a través del cristal, y esa enorme cama no era la mía.

Una sábana blanca envolvía mi cuerpo mientras yo la aferraba fuertemente contra mi cuerpo con ambas manos, como si quisiera guardar un poco de dignidad. Levante un poco la tela que cubría mi pecho y estaba desnuda... Oh my God, estaba desnuda!.

Ya había empezado a hiperventilar, tenía que asegurarme que lo que estaba pensando fuera cierto, no, más bien que no fuera cierto, tome el trozo de tela que cubría su cuerpo y también lo levante... y si señores, ahí estaba el firme y redondo trasero de Derek Hyles al desnudo!.

No-puede-ser!!!, me acosté con Derek Hyles!!!

Lejos de sentirme la mujer más afortunada del planeta, tenía unas enormes ganas de darme una paliza por haber sido tan idiota, y no me mal entiendan, el tipo estaba de cómo se le daba la gana, cualquier otra mujer en mi lugar estaría saltando en un pie y dispuesta a gritarle al mundo entero su hazaña... cualquier otra estaría orgullosa de haberlo llevado a la cama, pero yo no, yo odiaba a Derek Hyles!.

Ambos estudiábamos arte dramático y desde el primer año de universidad el había sido ni némesis.

***FLASHBACK***

-Barbara, ya te enteraste del nuevo alumno?, viene de transferencia y dicen que está de infarto!!!-, me dijo Sindy aplaudiendo y dando un pequeño salto en su lugar.

Sindy era mi mejor amiga, quien tenía un poder sobre natural para enterarse de todos los chismes de la universidad... todo lo que fuera a pasar por esos lares, ella tenía que saberlo antes.

-Ehhh... no, aún no he escuchado nada-, le había dado un corto vistazo de reojo mientras lo decía y volví a poner los ojos en mi libro.

Estábamos en clase de expresión oral, y el maestro nos tenía haciendo ejercicios de vocalización cuando un chico alto, corpulento y de cabello negro se asomó a la puerta. En ese momento todas las chicas se emocionaron, ciertamente el lucia como un modelo o actor de cine y a ellas casi se les cae la baba.

-Buenos días, está es la clase del señor Smith?-, preguntó el chico.

-Si, adelante joven, usted debe ser el señor Hyles, verdad?-, el maestro se había acercado a la puerta y escoltó al chico al interior del salón.

-Ehhh, si señor, soy Derek Hyles, vengo de transferencia-, su voz tenía un matiz de arrogancia, pero en ese momento lo deje pasar.

-Pues eres bienvenido señor Hyles-, le dijo el señor Smith con una sonrisa,
-a ver... Barbara-, el maestro había mirado a su alrededor como si buscara a alguien y... tenía que ser yo!,
-tú serás la encargada de poner al día en expresión oral al señor Hyles-, me dijo el maestro haciendo un ademán con su mano para que me acercara.

Camine sin ánimos hasta donde estaba mi nuevo compañero, al verlo de cerca pude notar el hermoso color azul celeste en sus ojos, el me miraba atento y sus pobladas cejas le atribuían algo de profundidad a su mirada.

-Así que... me enseñaras tu expresión oral?-, me dijo con un obvio doble sentido en sus palabras y todos en el salón soltaron una carcajada.

Lo mire con los ojos entrecerrados.

-Hola Derek, mucho gusto, soy tu nueva compañera Barbara-, le dije estando absolutamente segura de que tenía cara de pocos amigos y los chicos de la clase lo abuchearon.

-Está bien Barbie, enséñame tu expresión oral-, lo había vuelto a hacer, el lo había dicho de nuevo con doble sentido... y me llamo Barbie!,

Lo intenté, juro que lo hice, pero no me pude contener.

-Lo siento Derek, no creo que tengas el equipo necesario para llenar mi-expresión-oral-, le dije con el mismo doble sentido con que el me había hablado y un "uhhhhhh" se alzo en coro por todo el salón.

Desde ese día el y yo hemos sido enemigos acérrimos, eso había sido algo así como una declaración de guerra y nos saboteábamos mutuamente cada vez que teníamos oportunidad.

***FIN DEL FLASHBACK***

Estaba horrorizada y tenía que salir de ahí enseguida, trate de levantar su enorme, musculoso y pesado brazo de mi pequeña cintura y no pude lograr moverlo ni un centímetro, así que no me quedo de otra más que escurrirme por debajo de su brazo cayendo al suelo y dándome un fuerte golpe en el trasero.

-Auchhhh-, mis labios se movieron pero de mi boca no salió ningún ruido.

Había arrastrado la sabana conmigo y me envolví en ella mientras recogía mi ropa del pulcro y brillante suelo de madera.

Falda, sostén, braga y blusa, si!, lo tenía todo!.

Corrí de puntitas a la puerta que estaba junto al closet, supuse que esa era la puerta del baño y había acertado.

Ummm, de lujo!.

Su baño era de envidiar, el tamaño de este era casi la mitad de mi habitación, frente a la puerta había un gran espejo con marco de madera dispuesto a lo ancho, el lava manos era algo así como una ponchera de cristal con grifería de lujo, el sanitario era algo bajo y robusto, y al otro lado había una ducha con múltiples botones que estaba separada del resto del lugar por una gran puerta de cristal.

El reflejo de la mujer en el espejo de seguro no era el mío, ella lucia como si tuviera una resaca milenaria y parecía tener unas ganas enormes de patearme el trasero, así que decidí no evaluarme más y me apresuré a vestirme.

Al abrir la puerta del baño no pude dejar de ver la sensual y masculina figura que reposaba en la cama, no había un solo músculo de su cuerpo que no se marcara y... a ver Barbara, enfócate!.

Okay, okay!.

Tome mis tacones, gire el cerrojo de la puerta con cuidado de no hacer ningún ruido y salí de puntitas de la habitación dejando la puerta entre abierta.

Afuera había un gran pasillo del cual no tenía ni idea como salir y me decidí por la dirección de la que se sale de todos los laberintos, me fui a la izquierda.

Su casa parecía más bien una mansión, había contado como cinco puertas en aquel pasillo y apenas si me asomaba a las escaleras en forma de caracol. Antes de bajar me asomé por la baranda hacia el primer piso para asegurarme que no habían moros en la costa, baje a toda prisa por las escaleras y corrí a lo que supuse era la puerta de entrada de la enorme casa.

-Buenos días niña, no va a desayunar?-, una voz femenina hizo que me detuviera en seco.

-Ehhh... no gracias, me tengo que ir-, yo no me había vuelto a que me vieran la cara de vergüenza y había hablado rápido, tome el cerrojo entre las manos y salí huyendo de esa casa como una vil cobarde.

Como te odio Derek Hyles!

SOLO POR TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora