No me rendiré

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El sol me cegaba, y con gran pesar y dolor en el cuerpo conseguí virar mi cabeza. A la derecha de mi iba Ron, aparentemente dormido todavía, a mi izquierda note como dos indios iban caminando mientras el jinete castaño los llevaba a marrados de sogas en sus muñecas, como si paseara a un perro. Eso me dio mucha rabia. Cuando me viré note que el Mortífago que me llevaba era el azabache pálido, él no me miró, pero a juzgar por su mueca de fastidio puede notar que se dio cuenta de que lo observaba, por lo que deje de hacerlo. Mierda. Supongo que el otro Mortífago llevaba a los otros Ravenclaw de la misma forma que el castaño. Que horror.

Cabalgaron durante lo que me parecieron horas por el desierto infernal, hasta que note que su paso disminuía, estábamos llegando a "Su destino". Al mirar note como se abrían las puertas de una enorme fortaleza de troncos puntiagudos, inmediatamente pasaron, y yo silbé, para así llamar la atención de Ron. Él despertó y no tardó en entender mis ordenes. Al entrar a la fortaleza nos las ingeniamos para bajar de los caballos y tratar de correr a la salida, nuestras manos estaban amarradas, si, pero eso no era problema para nosotros. Casi llegamos al portón, pero unas sogas nos jalaron del cuello, y tiraron hacía atrás, haciéndonos perder el equilibrio, con dificultad pudimos levantarnos, pero para nuestra desgracia, el portón ya se había cerrado. Con un gruñido el azabache y el moreno jalaron de las cuerdas, para así arrastrarnos hasta ellos, no dejamos de forcejear ni un solo segundo, pero con fuerza nos forzaron a caminar hasta unas hileras enormes y largas de diferentes indios, Ravenclaw's, Huffpluff's, todos encadenados, deshidratados, cansados, ensangrentados, y con la piel pegada a los huesos. Con Ron nos volvimos a esmerar para irnos de allí, pero un disparo al aire casi me frena el corazón.

- ¿Cual es el problema caballeros?- preguntó una voz siseante y grave. Ante nosotros había un hombre de no más de 26 años, piel pálida, ojos rojizos, sonrisa burlona, y cabello corto y ondulado de color castaño oscuro, sobre su caballo semental de sangre pura de color azabache.

- Son unos indios muy rebeldes, My Lord...- ¿"My Lord"? ¡VOLDEMORT!. Sucio y desesperante comandante de los Mortífagos, frío y sin corazón. Asesino a sangre fría.

- Mmmmm...- el Lord nos miró con burla, y luego bajó de su caballo con un látigo en su mano derecha, y se acercó más a mi que al mismísimo Ron- ¿Un Gryffindor?- preguntó sin quitarme la mirada de encima, mientras me levantaba el mentón con el mango del látigo.

- si, My Lord- respondió el azabache que me tenía sujeto de la cuerda- fue complicado de capturar, al igual que su caballo...- contestó.

- ¿su caballo? ¿está aquí?- preguntó sin mucha emoción mientras se giraba a buscarlo con la mirada. Efectivamente, allí estaban, amarrados el caballo de Ron y el mio, luchando por soltarse de unas ataduras fuertes y lastimeras.

- si, My Lord, también el de su acompañante...- acotó el azabache.

- perfecto, muy bien echo Tobias buen trabajo...- dijo con sorna, mientras me acariciaba la mejilla, a lo que yo intenté morderlo, pero el fue más rápido y la quitó antes de que la tocara, y luego me miró con burla.

- Muy bien mi señor, preparen los calabozos...- ordenó a unos hombres el tal Tobias.

- ¡Al calabozo, no!- detuvo la orden el Lord.

- ¿señor?- preguntó el chico de tez morena.

- a los corrales, debemos demostrarle quién manda aquí...- dijo con sorna.

- recuerdo la primera vez que una serpiente de cascabel se cruzó en mi camino, tú no serás de cascabel, pero para mi seguirás siendo una sucia serpiente...- gruñí con furia contenida al Lord, tratando de tirarme encima de él.

- me alegra saberlo mi lindo león, pero por el momento, me mostrarás de lo que eres capaz-  me sugirió, más a modo de orden que otra cosa, a lo que yo solo sonreí de manera burlesca.

- como lo ordene el Lord- dije mientras me dejaba llevar a lo que parecía ser una enorme cerca, esta estaba rodeada de Mortífagos, aparentemente enterados de lo que me harán hacer aRon y a mi.

- ni se te ocurra desobedecer...- me advirtió el azabache mientras me empujaba a dentro del corral. Allí dentro me dejó y luego se me acercaron dos hombres vestidos de negro, donde me amarraron a dos palos, dejándome con los brazos alzados y las piernas sueltas.

- ¿con que un Gryffindor, eh?- se me acercó burlón uno de los Mortífagos, a lo que yo le metí un mordiscón al aire, debido a que este se movió a tiempo- ¡ash! ¡es un salvaje!- gimoteó el hombre a otro que estaba bajo el techo de una pequeña herrería.

- já, ya veremos si sigue siendo tan salvaje después que acabe con él...- se burló el herrero gordo. Yo solo fruncí el ceño al ver su sonrisa de confianza. Oh, amigo, la que te espera. La que te espera.

Sin pensarlo el tipo se me acercó con unas tijeras, y posandose en frente mio me cogió un mechón largo de mi oscuro cabello, a lo que yo le mordí la mano. El hombre gritó y rápidamente buscó soltarse de mi agarre, yo solo cedí con cierto toque de gracia.

- ¿quieres jugar eh?- me dijo resentido. Al cabo de unos segundos ya tenía unas sogas cubriendo mi boca, dejándome sin cuidados. 

El hombre volvió a cortar mi cabello, pero para su desgracia escogió otra mala posición. Él tomó uno de mis mechones intactos que reposaba sobre mi hombro, y al no querer moverlo de allí dejó expuesta su mano, a lo que yo me tiré con peso muerto y fuerza sobre su mano, así aplasté a la misma contra el mástil de madera, y él soltó otro grito de dolor, para luego soltarse con poco equilibrio. Esa pequeña rebeldía me costó un fuerte apretón sobre las sogas que cubrían mi boca, yo solo me quejé de manera ahogada y el hombre se dispuso a despojarme de mis ropas para así quitarme los tatuajes pintados que tenía. Sin pensármelo dos veces moví una de mis piernas para golpearlo en el estómago, a lo que él jadeo, eso me causó mucha gracia. Para cuando me di cuenta ya tenía a los demás indios esclavos observando con disimulo y sorna al hombre, este solo ordenó que me amarraran la pierna con la que lo golpeé, a lo que luego utilicé la otra. Esta vez me amarraron con mayor fuerza las dos piernas y jalaron de las ataduras de mis muñecas. 

El hombre me miraba resentido mientras avivaba las llamas de la herrería, para luego acercarse a mi con un selló de hierro. Muchos indios hicieron muecas de dolor, y al notar que me marcarían con ese caño intenté con todas mis fuerzas soltarme, él rió. Con desesperación conseguí soltar las ataduras de mi boca y cabeza, en ese entonces el hombre ya estaba enfrente de mi con una expresión de incredulidad a lo que yo sonreí malicioso, para luego darle un cabezazo que lo desmayó. Yo moría de risa, y a lo lejos note como Voldemort me miraba con una sonrisa, eso me tentó a sonreír con burla, como si dijera "no me vas a hacer nada". Luego siguió Ron, quién por poco fue marcado, de no ser por la interrupción del de piel morena, quién impidió la marca y ordenó una pintura para tatuarlo de manera temporal. Menudo interés que ese Mortífago le tiene a mi amigo. Interesante.

Harry Potter: Casi un corcel indomable. (ABANDONADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora