❝✾thirsty 11#✾❞

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―No necesito una niñera.―discrepo el hijo de los Park mientras agitaba la raqueta en el aire. El sol cubría a los chicos mientras intentaban jugar entre ellos. 

Hara, quien se mantenía de pie al otro lado de la red, lo miro con abulia. Ya habían pasado varias semanas desde que la chica se hacia cargo del pequeño monstruo. Pero cada vez que lo cuidaba, el niño se volvía cada vez mas insoportable.

―No soy tu niñera.―murmuro mientras se alejaba de la red y golpeaba la pelota hacia su atacante. La raqueta se meció en el aire haciendo que Hara se acercara mas a el.―Solo soy tu compañera.―finalizo. 

Wiso intercepto la pelota para luego golpearla con mas fuerza de la que debía.

―Si, claro.―la miro burlón.―Pues, no quiero tu compañía.

―Ya no quiero jugar.―farfullo con aplomo mientras corría hacia el interior de la casa, dejando a Hara sola en el patio trasero.

La chica corrió detrás de el con la raqueta aun en mano. No podía permitirse dejarlo solo cuando ella era la encargada de cuidarlo. La silueta minúscula del chico desapareció por unas de las puertas del hogar solitario. 

―No te escondas.―vocifero sintiéndose intrusa.―¿Donde estas?―los pasos de la chica la condujeron a una de las habitaciones del lugar. Su aspecto daba a ver que era esa típica habitacion de usos múltiples. Mientras se adentraba en busca del chico diviso una cama sin sabanas recostada en una de las paredes azules del lugar, un espacio de pesas al otro lado, juguetes y adornos navideños en una de las esquinas, una mecedora desgastada frente a la ventana y un armario abierto de par en par a unos pasos de ella.―Wiso...―llamo al ver como el menor salia del armario con una revista en mano, debido a su movimiento imperativo no pudo detallar a simple vista de que se trataba. Pero antes de siquiera acercarse al chico; el cual se encontraba tendido sobre la cama, su vista fue llevada hasta el interior del armario oscuro.

Una pila de revistas llamativas adornaban el interior del lugar. Llevo su mirada al chico y sus ojos se abrieron al detallarlo.

―¿Por que estas viendo eso?―murmuro observando como el chico a pesar de su edad se fundía en la revista.   

―Tu no eres mi jefa, no puedes obligarme.―soltó mientras pasaba la pagina con brusquedad. 

Hara dejo la raqueta sobre la cama y tomo una de las revistas. 

―Hay muchas.―afirmo. Se sentía mal al ver esto sin el consentimiento de su propietario, pero la curiosidad le había ganado. Claro que sabia que eran esas revistas, pero a pesar de eso nunca había tenido una entre sus manos. Se dirigió hacia la mecedora marrón con pasos lentos mientras sus ojos no se despegaban de la portada. Wiso no le presto atención a la chica y siguió ojeando con ojos abiertos la revista. Los dedos de Hara temblaban ansiosos y su corazón comenzaba a enloquecer. Sin esperar mas comenzó a ojear la revista curiosa, su mirada recorría el cuerpo de todas aquellas mujeres desnudas que nunca había visto pasear junto a ella. Rubias, pelirrojas, castañas, morenas. Demasiadas mujeres con cuerpos de infarto recorrían la cabeza de Hara. Si su padre le viera en estos momentos....

Su imaginación comenzó a expandirse a medida que pasaba a la siguiente hoja de desnudistas. Por un momento su mirada ya no estaba puesta sobre el papel, sino sobre aquellas mujeres moviéndose contra el viento. Su mirada quisquillosa las observaba divertirse ante la cámara, algunas jugaban entre ellas, sus cuerpos sin prendas eran cubiertos por el cálido sol y la suave brisa de aquel día en el parque. Las veía moverse y sonreír ante la cámara del fotógrafo, se tocaban y pasaban sus manos por sobre su piel suave y destellante. 

Sin predecirlo, Wiso dejo de ver la revista para observar de refilon como Hara se movía suavemente sobre la mecedora. Los labios de la chica estaban ligeramente abiertos y sus ojos cerrados. Su cintura seguía deslizándose por la superficie de la silla, provocando que el menor la mirara confundido. Ahora se movía con algo mas de rudeza, sus rodillas estaban juntas y la mecedora comenzaba a producir aquel chirrido ensordecedor ante el movimiento. 

Intento no prestarle atención, pero el simple sonido de la silla contra la madera lo irritaban.

La chica perdida en su mundo sintió como una corriente electrizan te recorría su vientre y como sus piernas se debilitaban. Sus labios se separaron aun mas dejando salir un gemido desconcertante para el menor.

―¿Que se supone que estas haciendo?―pregunto en dirección a la chica. Hara cayo en picada a la tierra abriendo los ojos extasiada y con la mirada puesta sobre la revista. La miro por unos segundos para luego detallar al chico de los Park.―¿Porque te movías así?

―Es... que estaba i-incomoda...―balbuceo sintiendo sus mejillas calientes. Su voz delato su intento de mentira, pero para su suerte la expresión de el menor fue insulsa.

―Rara.―soltó mientras negaba y se disponía a volver a lo suyo.

Pero antes de poder siquiera adivinar lo que ocurriría, una silueta corpulenta atravesó el marco de la puerta y se adentro a la habitacion, ambos chicos llevaron su mirada a la entrada y sus caras palidecieron. 

―¿Que estas haciendo aquí?―su voz gruesa hizo estremecer a Hara. Wiso se levanto de la cama tan rápido como pudo. Jimin se acerco primero a el, tomo la revista de sus pequeñas manos y lo miro molesto.―Largo de aquí.―enrollo la revista y golpeo el trasero del menor mientras este corría asustado y se alejaba de la habitación. Se acerco de manera diligente a la chica quien aun se mantenía sentada pero con el cuerpo rígido. Arrebato la revista de sus manos y se encamino hacia el armario.―Las desacomodaron todas.―murmuro mientras lo cerraba y miraba a Hara adusto.―¿No sabes que no puedes ver ese tipo de cosas?―Hara se mantuvo en silencio observando como sus labios rojizos se movían con gracia al hablar.―Eres muy joven y son para hombres.―finalizo mientras tomaba asiento sobre la cama desnuda. Sus botas negras se veían imponentes y daban aquel toque de rudeza en el junto con su franelilla blanca.

―Lo siento.―confeso Hara apenada, se levanto de la mecedora observando como Jimin incrustaba su mirada en ella.

―¿Te gusta ver ese tipo de cosas?―pregunto de la nada haciendo que Hara lo mirara. Los ojos de Jimin brillaban ante su cabello enmarañado. La piel del Sr. Park se veía brillo za debido a la luz artificial del lugar.

―No.―farfullo de inmediato.

―¿No?―pregunto.

―¿Le dir-rá a mi padre?...―su voz sonaba temerosa y con pánico. Sin saber si había visto bien o no, pudo observar como una sutil mueca de gracia se posaba en aquellos labios rojizos.

―No, no le diré.―respondió con acritud.

―Tengo que ir a... casa.―murmuro mientras se disponía a largarse. Pero antes de siquiera moverse Jimin hizo un ademan con su mano para que se acercara a el. Acato la orden y con pasos torpes de fue acercando a el, detallo la mano de Jimin la cual sobaba de manera sutil la tela del colchón. 

Los ojos de Jimin recorrieron las piernas descubiertas de Hara, pasando por sus pantalones cortos llego a su camisa holgada y luego a la mandíbula de la chica. Hara se encontraba de pie ante el con sus manos a cada lado de su cintura. La respiración de Jimin se hizo pesada convirtiéndose en lo único audible en la habitación, sus labios se separaron levemente y a su vez trago saliva mientras la mirada de ambos se encontraba. La chica llevo su mirada a los brazos de Jimin al ver como sus venas se marcaban y su manos se cerraba con fuerza.

―¿Aun quieres ir a casa?―ronroneo de manera atroz. 

Hara trago saliva atonica, sintiendo como su cuerpo se convertía en una hoguera. Asintió de manera vacilante.

―De acuerdo.―soltó Jimin mientras sonreía amablemente. 

Luego de que Hara abandonara la habitacion, Jimin suspiro cansado mientras enterraba sus dedos entre su cabello enmarañado. 

―Hara...―murmuro pasando su lengua suavemente por sus labios calientes. 

「Thirsty」 ;+p. jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora